29 noviembre 2005

Un viaje

Se respira y se mezcla en el ambiente el tabaco, las golosinas y el olor corporal de mucha gente. Sensaciones de indiferencia, personajes anónimos que buscan con la mirada perdida algo más allá de lo que alcanza la vista. Sucios andenes, gris polución impide a la mirada volar más allá. El cielo plomizo, indefinido intenta abrirse paso entre el hormigón gris (perenne hormigón gris, eterno y sempiterno gris hormigón), gris urbano y anónimo de los muros de la estación.
Hay un ambiente apátrida, nadie es de ningún sitio, entre maletas y buscando su autobús, moros, gitanos, blancos, negros. Mestizaje.
Se intenta una huída. Ya se tiene el billete en la mano; entre códigos de referencia, número de butaca y sección de no fumadores, aparece el destino. Aqui siempre se sabe con certeza dónde se llega. Dos puntos perfectamente situables en el mapa. ¿Mapa?, que es un mapa sino un convencionalismo humano para saber que podemos ir de un sitio a otro, situarnos en el espacio: saber que existimos en algo concreto, en algún lugar.
El autobús es el transporte de las clases populares, aviones y barcos quedan para los burgueses. Son muy sofisticados, tecnificados. El autobús tiene aquel sabor añejo de España cañí, de emigración, ida a quintas, salida de provincias para estudiar. Huida en el paisaje.
Sentado en el andén espera a que llegue el autobús que, más tarde (tiene su salida prevista a las seis), le llevará a su destino. Mente en blanco. ¿Es posible no pensar?; eso parece. Solo una canción, como siempre, retoza, juguetona y se mece entre sus recuerdos e ideas. Está tranquilo.
Alguien se acerca, no levanta la cabeza, es lo cierto y él lo sabe, que va a pedirle dinero. Pone cara de no entender y fácilmente, casi imperceptiblemente se desliza la mentira a sus labios: "no, lo siento, no llevo nada". Ve alejarse al sujeto en busca de otro incauto que en el andén le de algo para no se sabe qué. Él miente, yo miento. Labios sinceros también pueden mentir: se llama reserva mental o simulación parcial.
El abandono de un sitio produce una sensación de fracaso, ¿huida hacia adelante?. Un mundo que se va, algo que se acaba, algo que empieza, metempsicosis, el círculo, tésis, antitésis, síntesis.
Es la hora. El autobús abre sus puertas, lo engulle todo maletas y personas. Cosquilleo en el estómago, toca todos los botoncitos, gira la rueda del aire acondicionado, cree controlarlo todo, pero todo funcionará cuando le dé la real gana. Humo. Puesta en marcha del motor, cosquilleo en los pies. Inicio del inicio.
Todos los asientos están ocupados: la familio con el niño, el temporero que va a la recogida del tomate, la mujer, la mujer que sola (aún no se por qué) vuelve de vacaciones, el miserable que por vida tiene un viaje, aquel niño con los auriculares, el viejo que siempre se baja antes de llegar al destino final y que habla al conductor. ¿Lo ves? El aire, la radio, la tele funcionan cuando uno menos lo espera. Estúpido video sobre las bondades del autobús que no es en el que se va montado. Se sale lenta,cansinamente de la estación, de las calles, de la ciudad. Esta queda abajo, se otean varios puentes sobre el río.
Autovía, ritmo constante, empieza la monotonía. El paisaje no es monótono: casas, casuchas, pueblos, vidas de gente, de paso. Pronto se olvidan. De repente, la llanura inmensa, verde, marrón. Un tren nos adelanta paralelo.
La lluvia comienza a caer y a golpear los cristales, es fuerte, tormenta de primavera.
Al llegar y poner un pie en otro andén, ya no recuerda nada de lo que le trajo aquí, el por qué dejo todo atrás. Toma aire profundamente y comienza a caminar hacia la salida.

24 noviembre 2005

El sombrero de copa

Y un día se cansó de estar encerrado en su brillante caracola, se cansó de no poder cantar, y soñar realidades ajenas. Cambió la caracola por un paraguas de colores y un sombrero de copa y se lanzó a los caminos. Los sentimientos eran los mismos pero cambiaron de ubicación en el corazón. Al salir de la caracola le dolieron un poco los ojos de la luz, pero abierto el paraguas de colores, ya nada podía pasarle; pasaron las tormentas, llegó a gustarle su reflejo en los charcos y las mil tierras que descubrió. Destilaba almirabada prosa de enamorado, mezclaba versos y adornaba letras; se volvió dulce su mirada, tímida su sonrisa y supo por fin lo que es ser besado de verdad.

21 noviembre 2005

20-N.....de hace 30 años,¿sigo desubicado?

Hoy todo sigue igual,nublado como ayer tarde,la gente ubicada posicionalmente en dos bandos,madridistas y barcelonistas.Además ayer,20-N se ubicaron en falangistas,franquistas,demás grupos de ultraderecha y el resto que pasaba.La verdad es que pienso que estoy desubicado,no me gusta el fútbol y del dictador,en fin para que opinar del dictador,que ya está treinta años criando malvas.Por cierto que el 20-N de hacer treinta años,yo estaba empezando a pasear por estos mundos (tenía unos meses);somos los del año 75 la primera generación de la democracia.Creo que somos una buena añada,la primera de la Constitución.¿Dónde estabas tú?

17 noviembre 2005

Manifiesto del Hombre Corriente

Señoras y señores políticos, dirigentes y líderes todos, soy el hombre corriente, aquel al que dirigen todos sus discursos, toda la retahíla de mentiras que inventan para algún otro que no soy yo. Hoy me he levantado y he caído en la cuenta de que soy la pieza más importante del engranaje, el que hace que funcionen las cosas, que lleguen a tiempo a su sitio, que estén donde deban estar, el que soluciona los problemas. Soy aquel que se emociona y es capaz de reir hasta llorar y de llorar hasta sonreir; aquel al que lo único que enternece es un niño. Soy ese que es capaz de hacer metafísica, de hablar del ser y el tiempo, y también de perderse en banales divertimentos, ir de compras, leer un comic, pasear por alamedas y paseos que hace tiempo que olvidaron que existen. Soy el que lee poesía (gracias Tana), el que busca y encuentra. Soy solidario, no invado naciones, las muevo con la fuerza de mis brazos, con mis letras, lucho a diario con espadas de tinta y escudos de papel. Soy ese que silba por la calle y sonríe al saludar.
Soy, en fin ese que se ha levantado una mañana, como todas las de todas las vidas y ha sabido, tenido conciencia de sí mismo, como tú, como los demás.

14 noviembre 2005

De libros, puntos rojos y pensamientos silbados

La verdad es que me había prometido no comprar más libros hasta que no terminara todo lo que ya tengo acumulado, pero no he podido evitarlo. Al salir un rato a la calle ahí estaban, mirándome desde el kiosko. He mercado dos libros más de historia de España. Son gordos, encuadernados en rústica. Ya calentaba el sol un poco el vaho brumoso mañanero.
Por la tarde al salir he dejado que mis pies me guien hacia donde quieran, no interviene la cabeza. He llegado a la vieja alameda que tanto me gusta. Paseo por el centro, por entre los plataneros que ya han dejado caer sus hojas en medio del temporal. Al fondo he visto casetas. Conforme me voy acercando vislumbro gente asomada...asomada a páginas, es la feria del libro viejo y de ocasión. Tiene el sabor añejo de las ciudades de provincias. Empiezo por el final del paseo, ojeo los libros, hojeo algunos de ellos. Los hay de todos los tamaños y formas, de todos los autores y en muchos idiomas. Miles y miles de historias, de letras y de pensamientos de mucha gente. Un pequeño rincón de libertad de ideas que vuelan y te rodean por las casetas, en muchos otros sitios de la ciudad no se respira tan amplio. Pienso en los escritores famosos que allí hay; pienso en los escritores no tan famosos, en libros buenos, en unos no tan buenos....es un pequeño microcosmos. No he comprado nada pero tengo que volver. Me llaman la atención los viejos manuales de agricultura, de buenos modales, de urbanidad para niñas, al estilo antiguo y con su letra.
Me vuelven a la realidad los enormes puntos rojos de las medias de una niña que ha tropezado conmigo y el pensamiento dulce de una canción de Marlango.
Vuelvo a lo mío. Hace frío. Por fin. Huele a castaña asada y me encuentro silbando entre la gente el himno de Riego.

10 noviembre 2005

Tintineos

He demorado mis pasos, camino más lento por las callejuelas de la ciudad vieja. Oigo como resuena tras de mi el eco que deja el último paso de mis zapatos en las paredes, en el suelo y como sube por las fachadas hasta escaparse hacia el plúmbeo cielo de hoy. Huele a tierra mojada. Es olor nuevo de otoño al que todavia no estoy acostumbrado. Ha llovido en la ciudad, y esta se inunda de espejos en el gris asfalto. Las luces titilan en esos efímeros lagos urbanos.
Súbitamente, comienza a moverse el teatrillo vital de la calle por la que transito. La gente corre, se apresura, en orquestado preludio un trueno ha mandado callar el bullicio urbano y ha comenzado el tintineo de Cascabel del agua sobre las calles, los coches y las cabezas de la gente; esas cabezas que piensan en la cena de los niños, el próximo examen, la cita a la que llegan tarde...miles de pensamientos que se escapan y que se mojan con el elemento líquido.
Hoy ha llovido en la ciudad donde vivo y de donde vengo. He silbado y sonreido. Al mal tiempo buena cara. De todos modos también había terminado mi trabajo de un jueves cualquiera

09 noviembre 2005

De bohemia no ando sobrado

La verdad es que cada vez que voy a Madrid intento pasar por los lugares transitados por Valle Inclán, tomar un cafetito en el café Gijón y sus literarias maderas. Una vez me dijeron que para escribir bien hay que sufrir, no se puede escribir bien desde la acomodada posición de pequeño burgués que tenemos todos; que si la vida no es perra con uno, uno no puede esculpir buenas letras. No opino que haya de ser así. Creo más bien en las tertulias en viejos cafés, en fijarse en aquello que escriben los contemporáneos a uno, incluso si me apuran en fumar en pipa, en las volutas del humo de un veguero o de una pipa y en mucho café; creo en horas y horas de lectura y conversaciones amenas con la gente.
De bohemia quizás no ando sobrado, o quizás es que la bohemia ha cambiado o que he cambiado yo. Quizás poco a poco pueda uno ir mejorando su estilo, la forma que da a las letras de su vida.
De todos modos, leo muy buenas cosas por ahí, que lo sepan.

07 noviembre 2005

Por hoy me doy mus

Por hoy me doy mus,no voy a comentar nada del Estatut, ni de la Infanta Leonor, ni de los temas de actualidad que tanto preocupan a los españolitos de a pie, nada de boicots, ni de los boicots de los boicots. Como digo, me doy mus. Estoy asomado a la ventana de mi casa, perdidos los pensamientos en vagas ensoñaciones, perdida la mirada viendo a lo lejos las luces de uno de los edificios más altos de la ciudad, la Torre Godoy que se divisa desde casi todos los puntos de la ciudad. Pronto dejaré de verlo, la especulación urbanística va a construir justo enfrente en la trayectoria del horizonte un edificio de unas diez plantas donde antes había un concesionario de coches. Ante quedábamos todos en la Renault, era nuestro punto de partida vital para ir a todos sitios. Ahora va a ser hormigón armado y celdillas de colmena para abejas y quizás zánganos.
En fin, caigo de nuevo en la realidad de mi cansancio de lunes; para ser lunes no ha estado mal, por hoy ya basta, me doy mus.

05 noviembre 2005

Collage

Este fin de semana he dejado aparcadas las maletas de Fragel viajero. Me quedo en casita, improductivo. Esta mañana, justo al despertar retomé un capítulo del libro que estoy leyendo y que anoche fue derrotado por el sueño. Después he visto todos los libros que ya empiezan de nuevo a apilarse horizontalmente en mi cuarto, en mi biblioteca. Una botella de vino de reserva de uno de mis últimos viajes por las Españas; y veo el corcho que me compré en mi época de estudiante para recordatorios. Ahora es una amalgama de algunas de las cosas que me han pasado estos últimos tiempos. Forma un extraño conjunto, forma un complejo collage. Hay unas fotos de mi sobrina sonriéndome constantemente, pequeña, preciosa, como es. Unas postales de Estocolmo donde estuve este verano. Un par de ositos de peluche pequeños colgados que me regaló no se quien. También hay un marcapáginas de Van Gogh comprado en el Thyssen y que creo que está allí desde el principio de los tiempos. Un viejo sol azul con hierritos que suenan al abrir la ventana y tratar de atrapar todos los vientos del mundo. Finalmente tengo una foto de un cuadro de Modigliani ( que me encanta) y que tomó Ana sin que yo me percatara en un museo de Copenhague; y dos lazos, uno rojo de solidaridad con los enfermos de sida que luzco cuando puedo y otro negro que me puse el 12-M en la manifestación y que me recuerda todo lo que lloré aquellos días.
He ordenado estos objetos, llevaba tiempo sin caer en la cuenta de que estaban allí. Son como una postal que te recuerdan, cuando paras, donde estás y un poco lo que eres, las influencias que recibes del entorno.
Sábado por la mañana de indolencia.

03 noviembre 2005

Por ser el primero en algo....hoy soy Navidad

Me he levantado ensoñiscado, viendo los viejos árboles de la avenida desnudos de ramas y hojas, fuera hace frío, casi cae agua nieve. Se apresura la gente con las solapas de los abrigos subidas. Se han encendido las luces que adornan el consumismo. Ha ya tiempo que sacaron las castañeras su dulce y tostado manjar asado. Ya se ilusionan los niños y sonríen los cristianos por el nacimiento de su Dios (es bonita la metáfora).
Hoy soy Navidad, aunque quede más de un mes. La celebro y la comparto antes que el Corte Inglés nos diga que ha llegado, antes de que salga el calvo anunciando la lotería y que en los sitios hayan puesto en los escaparates los adornos y dulces de la temporada, en fin, antes de que desaparezca la religiosidad del pensamiento de los humanos y únicamente pensemos en pavos, uvas y engordar con las pantagruélicas pitanzas que tenemos. Empiezo a ponerme nervioso como un niño en la noche de Reyes (por cierto lo de Santa Claus es invento americano y ahora en España de padres separados), porque yo es para lo único que soy monárquico casi, adalid de Los Reyes Magos (una historia preciosa simplemente para regalar y querer a alguien).
Hoy me apetece acercarme a tu chimenea y acurrucarme viendo el fuego al son de dulces melodías de amor y soñar.
Vale.

La Calzada de Oropesa

He estado de escapada por el puente de todos los Santos. Fuí a un pueblo de 634 habitantes que se llama La Calzada de Oropesa. Está en Toledo, cerca del límite con Extremadura. Es encrucijada de caminos porque también queda cerca de Ávila. A todos los efectos es el pueblo de mi amiga Rocío porque en ella tiene ancestros. La casa a la que vamos está decorada con muebles antiguos, con elementos rústicos, suelo de barro, vigas de madera, hay un viejo salón, un viejo piano que ya apenas afina. Tiene un patio empedrado limitado por limoneros. Todo invita al reposo. Le digo a Ana que también ahí me podría retirar para escribir la gran novela que todo escritor merece en su vida.
En el pueblo hay bastantes cosas para visitar, una iglesia que quiso ser colegiata, un convento y casas viejas, con su año marcado en la puerta recordando viejos esplendores.
La verdad es que cada vez respeto más la vida de los pueblos, de sus gentes, sus costumbres y su costumbrismo, su sencillez, transparencia. ¿Estaré dejando de ser urbanita?.
De este largo fin de semana he sacado muchas cosas: un estado normal de tranquilidad, cuatro días sin móvil, el reconocimiento de que no tengo o no conozco una densa historia familiar como puedan serlo otras y haber viajado un poco hacia el pasado de una España vieja, romántica (viejas tarjetas de visita, bordados, maletas, una primera edición del Castán Tobeñas...); he metido un poco la cabeza en el túnel del tiempo. Muchos más pensamientos me rondan por la cabeza, conclusiones que quizás en alguna otra postal cuente.
Una principal, cada día quiero un poquito más a Ana.