29 septiembre 2017

Este Jueves, Relato: Música Maestro

Este jueves nos invita Roxana a escribir un relato con "elemento" musical...pues ahí va el mío...


Ave María Purísima

Sin pecado concebida

Dime hijo, ¿cuáles son tus pecados?

Pues verá, padre,

¿Padre López?

Sí. Soy yo. Lo he vuelto a hacer. Y lo peor es que a estas alturas no sé si puedo parar.

El párroco de San Miguel, salió del confesionario e indicó al padre López que lo acompañase. Cogidos del brazo recorrieron la nave central de la iglesia. Sonaba bajito un kyrie y dos beatas bisbiseaban. Se quedaron los dos un buen rato mirando a San Miguel Arcángel, espada en alto y con el mal vencido a sus pies. El viejo párroco le dio su bendición y el padre López, salió de la parroquia confesado y perdonado, como cada miércoles.  
Se arrebujó en el abrigo y salió para casa. Por la mañana temprano tenía un encargo.  
Ese jueves amaneció frío. Se puso el chándal y debajo la camiseta térmica. Apenas había salido el sol, cuando el padre López estaba ya apostado en la terraza con el arma montada. Respiró profundamente y se sopló las manos. Se colocó los auriculares inalámbricos y seleccionó el Requiem de Mozart en el Iphone. La música lo ayudaba a concentrarse y evitaba que oyera el silbido de la bala. La primera vez, se había puesto la versión de Carusso que cantó Pavarotti, pero lo ponía muy triste. Con esa canción lloraba después de cada disparo. Así que no la volvió a utilizar.
El objetivo puso un pie en la acera justo cuando comenzaba el Dies Irae. Un suave toque con el dedo índice y listo. Bajó la cabeza y suspiró. Ya no lloraba. La justicia divina es lo que tiene.
Al bajar a la calle ya se había formado el típico revuelo de siempre en estos casos, pero nadie había visto ni oído nada. Era muy temprano. El padre López, se santiguó al pasar por la acera de enfrente y continuó camino de casa. Terminaba de sonar en sus auriculares, el Confutatis del Requiem. Repitió mentalmente sus versos, mientras preparaba el desayuno antes de comenzar, ahora sí, con otras cosas.  


08 septiembre 2017

Este Jueves, Relato: Héroes, Heroínas y similares

Esta semana nos propone nuestro compañero Ibso que hablemos sobre héroes y demás. Allí podréis encontrar más participaciones. Aquí os dejo la mía.

Limpiar el polvo de la casa. Ir a la compra porque hacen falta bebidas para la barbacoa del fin de semana. Después ir a por los niños al colegio. Comida y actividades extraescolares: baloncesto la niña y música el niño. Ya después los recoge Jennifer.

No está mal para un miércoles cualquiera, pensó Bruce. Esa fue la última lista de tareas del día que apuntó en su libreta antes del holocausto final que vendría después.

Desde hacía unos diez años, Bruce, Bruce Wayne, se levantaba por las mañanas, preparaba el desayuno para Jennifer y los niños y los despedía en la puerta cuando cogían el autobús para el colegio y el coche para ir a trabajar. Jennifer trabajaba de fiscal en la Corte Superior de Gotham, tenía un buen sueldo con el que podía mantener a su familia. Una vez eliminado Joker, El Pingüino, Espantapájaros, Blackmask y todos los demás, acordaron que Bruce se quedaría en casa. Si alguna vez lo llamaban de la alcaldía, podría continuar con las actividades que había estado realizando. No hizo falta: la guerra con Corea, con Siria, las revueltas africanas y la invasión rusa de China, tenían entretenidos a los villanos.

Aunque salía a correr y hacía pesas, había cogido unos kilitos y perdido agilidad. No era el de antes, los cuarenta se notaban en todo. Jennifer era comprensiva y no hablaban mucho sobre el tema, pero…

Así que cuando aquel último villano, salido de no se sabía dónde, se dispuso a destruir Gotham y después el resto de Estados Unidos para gobernar el mundo libre, Bruce no pudo hacer nada en absoluto para evitar el desastre. Todo lo demás que ocurrió desde entonces es de sobra conocido.