26 octubre 2005

Tiempo de mercantilismo III y fin (vidas ajenas II)

En noviembre no lo ví, para todos los Santos ya no estaba.
La cosa había sido rápida, casi fulminante.
Pero, por algún sitio debe haber un pequeño engranaje que nos haga humanos, dignos. Sin nadie que se hiciese cargo de él, el expediente de acogimiento para su posterior ingreso en una residencia de ancianos ante los servicios sociales fue un tramite fácil,. Una solicitud, requisitos acreditados, papeles, gestiones burocráticas… han terminado en el más grandioso y sencillo gesto de felicidad al comer ha mediados de noviembre, un consomé.
Viste de chándal, sigue llevando su pelo fosco y de punta que deja traslucir la piel de la cabeza. Su pie se ha visto reducido a un calzado del cuarenta y sus muletas son de aleación de acero…¡¡ligerísimas!!
Todos los días, antes de comer, dicen que reza, alguna vez lo he visto. Un colega suyo dice que bisbisea, a veces, “dignidad, hombre, dignidad".

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