Agradezco a Ana su sonrisa. Su cotidianeidad. Agradezco que me deje mirarla mientras duerme, observarla en silencio, un gesto; que me deje mirarla mientras se arregla; el espejo me devuelve su imagen clara, y de repente vuelve a sonreir. Agradezco poder captarla en todos sus detalles, en todos sus matices. Que esté ahí, siempre.
Agradezco poder susurrarle al oído, poder tocar y tomar su mano entre las mías.
Agradezco su día a día, su pelo fosco, ese tirabuzón que le hace al lado derecho de la cara, su baile de letras, su derecha-izquierda (she understands), su 35, su cafetillo, un "bar de amigos", un "no voy de compras", un cariñoso "tonto", una lágrima con una película....
Agradezco poder mirar a lo lejos en el azul oceánico de sus ojos, mirarme en ellos, reflejarme, decirle, oirla y otra vez volverla a mirar, y así comenzar de nuevo el feliz juego de pintarla, vivirla, cada día a mi lado.
Es su santo, feliz día.
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