Las procesiones en los pueblos marineros, las procesiones en el mar tienen la inconsistencia del medio en que se producen. Las vírgenes o los santos de turno parecen levitar sobre las aguas, como antaño sostienen las escrituras que hizo su jefe o patrón.
Después, a su término, se produce una quiebra en el espacio y, por qué no, también en el tiempo, cuando llega la hora de desembarcar al santo. Se produce un tumulto, la gente, los pescadores, los camareros, los cofrades, entre el mar y los embarcaderos, en tierra de nadie, con un pie en el barco hacen zozobrar la talla, caen algunas flores al agua. En firme, titubean los instrumentos, tímidos, a algún oboe se le escapa alguna nota. No toca la banda el pasodoble correspondiente hasta que se perfilan claramente quiénes van a ser los cuatro portadores del paso. Palmas. Gritos y hurras jalonan el paso. Alguna salada lágrima recorre arrugadas mejillas de fervorosas beatas. Algo tan intangible como la fe, se hace líquida en los ojos de las señoras y en su bisbiseo orador.
El zigzagueo de la imagen sobre los hombros fieles que se encaminan hacia la parroquia comienza a dar conclusión a la procesión.
Algún cohete horada el cielo color pastel del anochecer.
En fin, otro año más el mar cumple, la gente cumple con la rutina y con la patrona que, con los honoríficos y trasnochados sones del himno nacional atraviesa el umbral de la iglesia.
Lo describe usted de manera tan detallada que parecen que mis ojos lo han visto.
ResponderEliminarY puede que sí, con los interiores pues nunca estuve presente en un evento marinero de este tipo.
De las procesiones de secano sí que entiendo bastante, ya conoce mi raigambre andaluza. :-)
Un abrazo a los tres.
En mi pueblo paseaban a la Virgen del Carmen en julio y a la Virgen del Puerto en septiembre. Me pregunto si lo seguirán haciendo...
ResponderEliminarBesos marinos ♥ (^^)