Siempre suelo ir
embebido en mis propios pensamientos e historias, así que cuando te ví en aquel
andén de la línea uno o la azul o la marrón, puse la cara de bobo que me viste.
Supongo que te alegrarías al ver que estoy un poco calvo y que mi cara ha engordado.
Otra pequeña venganza del tipo de ver a uno de tus “ex” al cabo del tiempo y comprobar
que está mucho peor que tú.
Yo por mi parte
casi te he olvidado por completo. Apenas me acuerdo de los magníficos polvos
que echábamos en los lugares más insospechados, por algún portal del barrio
viejo en el que nos colábamos; o en algún aseo furtivo cuando salíamos; o
aquella vez en que casi nos pillan follando en un ascensor cuando nuestro
vecino iba a las cuatro de la mañana a bajar al perro; que digo yo que vaya
horas para bajar al perro que tiene la gente.
También se me ha
olvidado casi por completo ese lunar que tenías en tu generoso culo y que besaba
con fruición abrazado a ti, mientras te prometía amor eterno tras una batalla
sexual.
También se me ha
olvidado tu perfume goloso de Poême, atrayente como pocos, dulzón y erizador de
todos y cada uno de los pelillos de mi cuerpo…
Y ahora cuando
llego a casa y veo mi sopa fría y a mis tres hijos, compruebo lo bien que lo
hice consiguiendo que me dejaras por un cabronazo que te trataba mal, que te
hacía sufrir y llorar, porque lo mío ahora, sí que es felicidad…de otro tipo,
pero héteme aquí la mar de contento. Lo nuestro no podía ser. Como hombre busco siempre algo más que follar y follar, y con tu insustancialidad vital era imposible...creo.
A ti por el
contrario, te veo bien, pareces cansada pero contenta, veo que te ha
sorprendido verme. Supongo que me tenías perdida la pista y no pensabas que
pudieras encontrarme aquí. O quizás te habías olvidado casi de mí, como yo de ti…