Hace unos días dejé un comentario en el interesante, casi sabio diría yo, blog de Gonzalo en un post acerca de la libertad. En ese comentario, "me emplazaba" (yo mismo, fíjense como soy) a publicar una postal acerca de un tema que en los últimos tiempos me venía rondando e interesando y que no es otro que hablar del bien y del mal; de su existencia, de su definición, de la posible superación de sus conceptos en una ética no cristiana o no religiosa. En definitiva, de si estos conceptos se hallan ínsitos en el hombre, en una dimensión transcendente del mismo que está presente en todas las concepciones religiosas o por el contrario son conceptos aprehendidos e inculcados social y culturalmente. Seguro (y perdonen mi ignorancia) que el tema ha sido tratado en multitud de ocasiones por todos o casi todos los filósofos, pero creo que en estos tiempos inciertos en los que el hombre se cree dios, en los que hay mandatarios que "haciendo el bien" creen que siguen un mandato divino, etc...es un tema de plena actualidad. ¿Son superables en una ética independiente del pensamiento religioso los conceptos de bien y mal?. ¿Son difusos los límites de tales conceptos?. Si es así, ¿qué transcendencia tienen los actos humanos?; es más ¿tienen transcendencia?. ¿Son los conceptos de bien y mal un mero sistema normativo o de un determinado orden social?. Como ven me ha salido una postal de lo más difuso, nada más que con interrogantes a contestar, quizá sea bueno para instar o animar un poco de diálogo sobre un tema complejo (como poco).
Hola Max: Me alegra ser el primero en comentar este texto tuyo, tan cargado de interrogantes y de posibilidades de enfoques y respuestas. Es evidente que todo lo dicho es dicho por alguien, y que lo dicho refleja lo que ese alguien es en el momento de decir lo que dice. Me voy a referir - por ahora - a lo cultural como base de nuestros conceptos de todo tipo. En la época del Concilio Vaticano Segundo, en el que me correspondió ser asesor laico de un obispo chileno, conocí a un obispo chino formado en Manila, que hablaba un castellano perfecto. Me dijo más o menos esto: "todo esto que se discute aquí carece de sentido para nosotros, porque ´se basa en nuna teología que emplea categorías griegas, que no nos dicen nada; por eso, preferimos predicar poco y concentrarnos en mostras formas de vida". Me acotó que, a modo de ejemplo, el concepto de "amor" no tiene para ellos el mismo sentido que para nostros: a nadie se le ocurriría hablar de "amor a Dios", porque es un insulto que un inferior diga que siente amor por un superior; un hijo tiene respeto por su padre, no amor. Y así, muchas cosas. Creo que en esto de la libertad, el bien y el mal, hay una enorme carga cultural. Desde el punto de vista de la filosofía del conocimiento, lo de la "objetividad" de algo debe ser puesto entre paréntesis. Toda "realidad" es algo que revelamos en la interacción de la conciencia con el medio que ella distingue como tal, y se manifiesta en descripciones que emplean los lenguajes que nuestra cultura nos entrega como herramientas de vida y conversación. Las descripciones son verdaderas cuando tienen fuerza explicativa dentro de sus contextos de referencia, esto es, cuando son aptas para generar acciones efectivas en esos contextos. Lo del bien y del mal son categorías judicativas que hacemos sobre esas acciones en relación con esos contextos, y que obedecen a acuerdos culturales. Lo de la "naturaleza humana en cuanto tal" que se nos enseñaba en los cursos de ética parece que debe ser repensado. Sigamos conversando. Saludos a todos. Gonzalo.
ResponderEliminarAmigo Gonzalo,esta postal iba para "picarle" en cierto sentido y que nos ilustrara.
ResponderEliminarEntrando en el tema y,puesto que usted nombra en cierta manera el Concilio Vaticano,comentaba esto yo con un compañero que sostiene justamente la postura de que el bien y el mal está ínsito en la naturaleza del hombre,que incluso en las civilizaciones que no han conocido en nuestra forma la religión existe un concepto de bien y mal,de no matar,de no robar...yo lo entiendo en un sentido más relativo y cercano al que usted expone.Es decir,no termino de creer en una categoría a priori y absoluta de bien y mal,de hecho(usted me corregirá si no es así)la lógica kantiana ha mucho tiempo que fue superada.De este modo iríamos a los conceptos de bien o mal como sistema normativo,metasistema de convivencia,un minimum humano,si bien de límites difusos.
Estos temas más teóricos atraen pocos comentaqrios: hasta ahora estamos solos nosotros dos. Si uno acepta que el conocer el bien y el mal es propio de esa "naturaleza humana en cuanto tal" se nos viene la pregunta de su conocimiento, y todo lo referente a la verdad y al error como categorías en sí. El otro paso es el de decir que hay quienes tienen la verdad y quienes no la tienen, y desde aquí nos precipitamos en el dogmatismo que tantas muertes a producido, desde la inquisición hasta el 11 de septiembre, pasando por Auschwitz y las condenas a cerca de 200 teólogos bajo la influencia de Ratzinger. Un panorama que no puedo aceptar. En mi blog tengo algo sobre que esa distinción entre el bien y el mal es demoníaca: un texto sobre "El árbol de la vida" que debe estar en la etiqueta "Vida". Saludos. Gonzalo.
ResponderEliminarNota: Aprovecho de comentarte que el reconocimiento de letras se presenta dos veces...
Sin que ambos lo sepan estuve de diálogo con ustedes toda la tarde. Desde que leí la entrada.
ResponderEliminarMe viene a la idea la tabula rasa aristotélica que luego populariza Locke. En realidad creo que venimos muy vacíos al mundo y que es la cultura la que nos implanta el discernimiento de los conceptos bueno o malo desde su propio naturaleza. Otra cultura, otro acervo.
Con todo, desde que el hombre se relaciona socialmente conoce unas normas mínimas: atacar supone que puedes ser atacado y por consiguiente no descansas.
En realidad creo que esa es la única herencia que se adquiere sin cultura, aquello que hagas te será hecho. Si causas dolor es posible que te hieran. Si ofreces alimento te alimentarán cuando tengas carestía.
Es un tema apasionante, amigos. Sigo dándole vueltas.
Saludos.
Distinguir entre el bien y el mal es una de las esencias en la evolución del hombre.
ResponderEliminarSegún mi comprensión, el mal es una burda imitación del bien, porque el mal se difraza de "bien para mí", de bien por tanto, de algo que supuestamente (o ilusamente) me beneficia a mí o a los míos.
Los que hacen guerras en nombre de una "buena causa", o las cruzadas que iban a matar gente, o tantos casos del día a día, son ejemplos. Está claro que esas guerras son del mal, pero a veces el que las hace se cree de verdad que es bueno o necesario, o que es "menos malo" (!!). Otras veces no es tan hipócrita pero se cree que son "buenas" para él, egoistamente, sin darse cuenta de que estamos todos en el mismo barco, y que a la larga lo que se siembra se recoge.
A medida que uno tiene más luces, se confunde menos, y escoge más el bien. Esto es nivel de conciencia.
El bien y el mal no son algo cultural, en el sentido de sectario, es algo universal, todos tenemos una conciencia y un corazón, y todos vamos aprendiendo. Bueno, todos los que queremos.
Más allá del bien y del mal, una buena pregunta es qué es el bien, y qué es el mal ¿No son conceptos que dependen de qué persona está mirando? ¿Como la belleza? (por hacer una comparación)
ResponderEliminarEl bien y el mal se usa ahora, como ya dijeron, con un propósito más bien de normativa, como sistema normativo. Y cito (por hacer una cita), la famosa y célebre calificación que hace Mr. Bush al 'Eje del Mal' ¿Son, los del llamado Eje del Mal, malos según ellos?
¿O me hice mal la pregunta?
Saludos, un placer volver a leer su blog, Max ;)
Me parece curioso eso que indica Gonzalo respecto del paso desde el bien al mal y a los conceptos de verdad y su posesión (básicamente explicado).De hecho fue ese el camino inverso que me llevó a publicar esta postal...cuando alguien incluye a otro en el "Eje del Mal",o cuando su verdad es la única...
ResponderEliminarMe parece muy interesante el puntito (gran aportación sin duda) de Goathemala en el sentido de las normas mínimas de bien y mal.Desde mi modesto razonar,creo que lo más básico en el hombre y,relacionado con lo que dice,es el instinto de supervivencia que nos lleva a no hacer lo que no queremos que nos sea hecho.La ley del Talión fue una importante aportación jurídica por ejemplo en el sentido de que en su germen,limitaba la respuesta a las agresiones.Ese instinto de supervivencia,entiendo que llevó al hombre a crear normas mínimas de supervivencia individual y más tarde colectiva.Posteriormente el caminar de la cultura ha ido puliendo los conceptos.
De todos modos Manuel aporta otra cara del problema por cuanto señala casi como todos el mal como un comportamiento egoista.Malo sería aquello que es bueno para mi.Es un aspecto,relacionado con la veste social que refiero,y que abriría a mi entender la vía de entrada en el comportamiento humano...
Todavía hay mucho para debatir
En cualquier caso,gracias a todos,incluida kilvakiller nuevo lector del blog.
Bueno..., lo primero proclamar que, por supuesto¡, los conceptos del bien y el mal superan los límites religiosos. Es más, creo firmemente que es al revés: son las religiones las que han usurpado un terreno ético, que es exclusivamente humano.
ResponderEliminarAhora bien, cada cultura, cada civilización a pesar de tener quizás conceptos distintos del bien y del mal, todas, por ser humanas, están relacionadas entre sí por un concepto bien sencillo y fácil de entender: no querer para los demás lo que no quieres para tí.
Los demás "bienes" y "males" no son más que los límites que nos impone el poder, cualquiera que este sea, para seguir sometiéndonos a sus yugos.Quizás, sólo quizás, por eso han ido cambiando conforme pasan los siglos. Ya lo decía Voltaire: "los vicios se convierten en virtudes cuando los practica una mayoría".
Un saludo,
(la próxima vez más facilita, porfi)
Bueno, no digo yo que "Malo sería aquello que es bueno para mi". Si es bueno para mi, es bueno en general, algo le llegará a los demás.
ResponderEliminarLo que digo es todos queremos el bien, todos, pero que el mal se disfraza de bien.
Pongo un ejemplo, empezar la guerra de Irak. Los que la promovieron la presentaron como "bueno para el mundo", o sea como bien (mal disfrazado). También puede ocurrir que alguno de esos promotores no se creyera realmente que fuera bueno para el mundo, pero sí bueno para mí, o para mi país, mi economía, liderazgo...
O sea, mal disfrazado de bien.
Porque no es ni bueno para el mundo, ni bueno para el país, economía o liderazgo del otro. Es malo, pero como siempre se disfraza de bien, de "algo bueno".
La definición personal del bien y el mal a mí sí me resulta intrínseca. Ea reducido mi parámetro eso sí: malo es cuando se usa a las personas, bien es cuando convocadas, llegan libres, y entonces puedo dialogar. Salir de mí
ResponderEliminarA veces como occidental, prefiero dialogar, que meditar.
Un abrazo desde México.