Encuentro unos minúsculos granos de arena en la comisura de los labios del libro que ando leyendo desde hace unos quince días; ese que se coge para un ratito y termina durando toda una vida, porque pasa a ser nuestro para siempre. Sonrío e intento adivinar de dónde habrán caído y si por un casual conocen dónde están...El Golfo Norte, Biarritz, Noja...las playas blancas y azules del mediterráneo...queda un poco lejos el mar...inmenso el mar, profundo, como unos ojos que conozco, pero cerca su sabor salado, la suavidad de los paisajes, los atardeceres y brisas en la piel, noches cálidas de estrellas y silencios, las callejuelas empedradas, las miles de fotos y sonrisas, el vello encrespado, los besos volanderos, las canciones anónimas...andamos de vuelta, en ese pequeño y maravilloso milagro que es vivir con ELLA cada día...soñamos de nuevo.
Qué bonito, qué abrumadoramente dulce e intenso, lo he sentido muy cerca,muy mío.
ResponderEliminarMe ha encantado.
La "dura" contienda que supone todo comienzo. Me gustó la evocación hecha a partir de los granos de arena.
ResponderEliminarBuen relato.
Me encanta verte así, Max, tan, tan..., bueno, tú ya me entiendes. Sí que me debes mail, tranquilo, sé que estás bien y eso es lo importante. Cualquier día encontraré una sorpresa en mi bandeja de entrada y lo disfrutaré de lo lindo. Tienes mucho atrasado que contar y se te está acumulando ^^ Sigo atentamente tus relatos del verano. Un besote!!!
ResponderEliminar¡Guau!
ResponderEliminar¡Hermosísimo!
Un abrazo
Atticus
¡Me encanta!
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