Yo me casé de negro.
Literalmente. Era lo que había que hacer. No hacía ni seis meses que se había
muerto mi madre. Así que a nadie sorprendió el velo y la cola negros cuando se
abrió el portón de la pequeña iglesia de Nuestra Señora de los Remedios.
Chirriaron los goznes, crujió la madera y sonó el primer campanazo de los doce
que me habrían de acompañar hasta el altar. Me pareció que sonaban como cuando
lo de mi madre. Una vaharada cargada de incienso se nos llegó y casi me nubla
la vista. Noté como una nausea me subía desde lo más profundo del corazón a la
garganta; apenas podía aguantarla. Era un sabor acre, muy parecido al olor que
le quedaba a él en el pelo, cuando el fijador que usaba llevaba mucho tiempo
sobre su cabeza, sobre todo al final del día cuando iba a visitarme. Pensar en
su pelo, hacía subir otra arcada. Dimos otro paso. Sonó otro campanazo de mi
particular duelo. Pensarlo encima de mí, hizo subir otra. Su viscosa cara de
cerdo. Conforme nos acercábamos al altar se podían adivinar su sonrisa, su
perfecto bigotillo, su cepillado traje marrón; y también se vislumbraban las
lindes de sus nuevas fincas, las nuevas cabezas, la quintería en mitad de la
nada, melonares, escopetas, días de cacería y soledad, noches de lágrimas y
putas, el brandy, algún que otro golpe que me dará, todo con la sonriente
complacencia del sumo hacedor del milagro, mi padre del que ahora voy del
brazo. Me lleva casi en volandas para que no me desvanezca. Blanca va la novia,
más no radiante. Un último paso y un último campanazo marcan los doce del fin
de mi mundo. Y el “estamos aquí reunidos…” del cura, a mi me suena a requiescat
in pace.
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¡Cuanta impotencia destilan tus letras!
ResponderEliminarCuantas ilusiones robadas, en pos de un bienestar económico que destrozará la vida de la mujer que asiente a casarse,
porque no es dueña ni de sus palabras.
Muy triste y muy bién contado.
Saludos y gracias por tu agradable visita, nos seguimos leyendo.
Excelente!...con mínimo texto lograste detallar la complejidad de los sentimientos y sensaciones encontrados bajo ese velo.
ResponderEliminarMuy bueno.
=)
Casi que he podido oler tu descripción. Ha sido excelente , a la vez que me recorrían escalofríos por todo el cuerpo.
ResponderEliminarGracias.
Maribel