Este jueves nos invita Perla Gris a escribir sobre leyendas de mi tierra. He de decir que me he encontrado no con un inconveniente sino con varios, tantos como los sitios a los que me siento ligado. Soy de Murcia, vivo en Ocaña (Toledo), paso mucho tiempo en Aranjuez y siento un apego muy grande por Mota del Cuervo, por razones de peso. Así que he tenido difícil, lo de elegir leyenda. Me he decantado por algo que oí o me contaron de aquí donde vivo...ruego me disculpen porque me he pasado un poco de palabras pero era complicado resumir la historia y la persona que lo contó era prolija en detalles...
Para montar un negocio, lo primero que hay que tener es una buena idea. Y luego que no haya factores o circunstancias externos que hagan que el negocio pueda no funcionar. Pues bien, en el bajo que se encuentra en el bulevar junto al Casino y que hace esquina, ningún negocio prospera. Y eso que el bajo es amplio y se encuentra muy bien situado cerca de la Plaza Mayor.
Con anterioridad no sé lo que
habría. Pero desde que vivo aquí, han fracasado un bar, con lo que es un bar en
este país y una entidad bancaria. Ni más ni menos. En la oficina de la entidad bancaria
conocía yo al director. Tomábamos café algunas mañanas. En la inauguración, me
enseñó las instalaciones. En la planta baja, la oficina propiamente dicha. En la
primera planta, un par de despachos. Y en la última, en una antigua vivienda,
los archivos.
Al principio todo era normal. Pero con el tiempo, las cajas y
papeles se acumulaban en la planta baja. Los empleados no querían subir al archivo.
Decían que se oían ruidos extraños, bufidos de bestia, gruñidos. Alguna caja
había aparecido como mordida. Un becario dijo una vez que había visto una
gárgola, pero real, enorme y verde. Se le había quedado mirando con sus
pequeños ojos rojos. Parecida a la que desaguaba la lluvia del tejado. Lo
cierto es que yo siempre vi a la gárgola bien colocada en la esquina. Aunque
también lo es que no volví a ver al becario.
La mañana en que estaban
desmontando la oficina, tomamos café en el Casino el director y yo. Coincidimos
con P. R. que nos contó algo sobre una maldición echada sobre el edificio por
una antigua dueña que murió sola y a la que encontraron al tiempo como petrificada. Unos
dicen que se reencarnó en el bicho y que, de cuando en cuando, exige un pequeño
sacrificio. Que a veces de ese tejado, aparte de agua, puede caer algo de
sangre. Otros hablan del mismo diablo que habita en esas estancias. Sea como
fuere, lo cierto es que no hay negocio que prospere en ese bajo y que alguna
vieja se persigna al pasar por esa esquina…esté o no la gárgola.
Max, como siempre me sucede en tu casa, quedo maravillada. La "leyenda" que has elegido es impresionante, y tu forma de escribir es tan buena que me da curiosidad las historias que han quedado en el tintero... no faltará oportunidad quiero pensar.
ResponderEliminarUn beso.
¡Yay! Es aterradora una leyenda de esta magnitud. El bien y el mal existen todo es posible, dicen que hay almas que siempre quedan en pena. Muy buen aporte, Max.
ResponderEliminarbeso
Max que leyenda más buena nos has dejado, me encanta ese misterio sin resolver, esas posibilidades de que sea una cosa u otra... Yo soy de la opinión de que hay almas que quedan a este lado, bien porque aún les quedaban cosas por hacer, bien porque se van tan repentinamente que no saben ir al otro lado... sea como sea y sea gárgola o demonio en esa bajo habita algo que da escalofríos al leerte... muy bueno.
ResponderEliminarMil gracias por acompañarme en esta convocatoria especial... Y muchos besines...
¿Dices que está en Ocaña?. Si alguna vez paso por ahí, procuraré fijarme en las gárgolas existentes para soslayarlas lo más posible. Si un banco no funciona, te garantizo que ese lugar está maldito para siempre.
ResponderEliminarUna historia muy bonita.
Un fuerte abrazo.
Que leyenda tan intrigante. No se notaron las palabras de más al leer tu relato, es un gusto leerlo.
ResponderEliminarUna leyenda fascinante, Max, casi más una leyenda urbana y sobre todo una buena historia de terror. Encandilas con tu manera de escribir, serena y brillante, haciéndonos deslizar hasta el desenlace.
ResponderEliminarMe encantó.
Un abrazo
Hola Max: Algo debe de haber de cierto en esta historia. Son demasiada gente los que han experimentado esta sensación. Yo no creo ni quisiera creer, pero a veces hay cosas que no se comprenden. Excelente tu narración. Es un gusto leerte. Un abrazo.
ResponderEliminarMuy buena, me ha encantado la historia y también el tono con el que la cuentas. Abrazos.
ResponderEliminarAdoro el misterio... me encantaría estar allí y encontrarla, aunque a la vez moriría de miedo. Creo que yo no montaría tampoco un negocio allí, al menos sola. :)
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Mil besos.
Me gusta ese texto. Me quedo pensando en el bar y en el banco. Lo del bar casi lo entiendo, lo del banco no, salvo que las maldiciones puedan revertir sobre uno mismo. Se me ocurren muchos chites sin gracia (por eso, porque no tienen gracia no los cuento) pero lo de la gárgola verde... no sería un fajo de billetes de mil, de los de Franco.
ResponderEliminarMe lo he pasado muy bien, por lo que dice y por lo que sugiere.
Abrazos
Faltaba una leyenda de gargolas! O de fantasmas, porque no me quedó claro. Sea como sea, me ha parecido un texto excelente. Felicidades.
ResponderEliminarUn abrazo.
Paso a visitarte y no me persigno porque gozas de muy buena suerte y muy buena inspiración.
ResponderEliminarCreo en las maldiciones, así que trato de evitarlas, aunque claro, uno nunca sabe cuando a un loco suelto, se le da por arruinar un negocio bien pensado...
De mi parte, besos y bendiciones y larga vida a Max.
Yo soy algo escéptica a esas cosas pero no puedo negar que el mal existe y que las energías negativas de un lugar pueden persistir mucho tiempo aunque ya no se encuentren las personas que habitaban..como sea me encantó leerte
ResponderEliminarHola, Max.
ResponderEliminarPerdona mi tardanza en todo pero ya sabes, problemas técnicos. Lamento mucho no haber lelgado a tiempo a nada pero bueno...
Agradecerte tu comentario en mi blog y te diré que sí, escribí algo más de mi tierra. Aprovecho su rica cultura y ancestral historia para echar un capote. Hablé del castillo de Loarre :-)
Dicho esto, felicitarte por tu texto. Me ha encantado perderme en esas letras y conocer un poco más. Las historias negras, las energías negativas están y tienen el poder que tienen :-) pero no invencible.
Besos, mil gracias por todo y nos vemos el jueves.