Después de un rato en el que
nadie hablaba, J. rasgó el silencio y preguntó por el retrato de papá. Todos se
miraron. Tic, tac. El reloj de péndulo colgado en la pared seguía haciendo su
trabajo a pesar de todo. Era cierto, no se encontraba en la pared. En su lugar
una cuadrada mancha blanca, más clara la pintura en ese trozo.
A papá le hacía mucha ilusión
ese retrato porque lo había pintado la abuela.
No sé, dijo T., alguien se lo habrá llevado.
¿Para qué querría nadie
llevarse un retrato? ¿Es que estamos como en el pueblo en el que hay que
guardar las cosas de valor para que no se las lleven las vecinas que venían al
velatorio?
Pues no está y punto, terció
V.
Tic, tac.
Pues papá me decía que sería
para mi, insistió J. Yo de pequeño me quedaba como un niño tonto mirándolo
durante mucho rato. No se parecía a papá, ni por los rasgos, ni por los colores.
La abuela había pintado otra cosa, otra cara, pero creo que todos sabíamos que
era papá.
O de verlo tanto tiempo ahí,
todos pensamos que era papá, sollozó C.
Pues lo quería, lo quería, me
encantaba y era para mí. Y ahora no está, y alguien se lo ha llevado. Lo
quiero, si alguno de vosotros lo tiene que me lo de, por favor. Quiero mirarlo…ya
le tenía un sitio reservado en casa, su rincón favorito.
Todos se miraron. Tic, tac…
Ayer a estas horas…, empezó
C.
Todos chistaron a la vez e
interrumpieron a C. Tic, tac. El sol se estaba yendo y, de nuevo haría largas
las sombras de los edificios sobre la gran avenida. Tic, tac.
¿Queréis cenar algo?
Tic, tac. J. se levantó y paró el péndulo. Dio un beso a todos, uno por uno y se marchó. Sus pasos retumbaron por el pasillo porque la casa estaba un poco más vacía.
Original manera de sobrellevar el tema de esta semana...no describiste el retrato sino la historia del retrato...que buena idea...besos
ResponderEliminarConforme iba leyendo me iba imaginando una escena tras otra y ninguna de ellas se parecía a la anterior, hasta que me he dado cuenta de que lo que iba leyendo estaba formando en mi mente una historia paralela, una historia de historias... Incluso diría que una historia donde quien se despide es quien ya no está.
ResponderEliminarMe ha dejado tan así que la he leído más de un par de veces.
Te felicito por el enfoque o por el que, sin querer tal vez, me has hecho descubrir.
Un abrazo.
No describiste el retrato, sino la ausencia del retrato, como símbolo de una ausencia.
ResponderEliminarBien planteado.
La ausencia magníficamente relatada, al compás de ese tic tac que nos marca el tiempo y nos hace imaginar esa mancha blanca de un retrato que ahora es solamente eso, nada.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Max: Esta es la historia de un cuadro,que no se puede ver. Lástima, me hubiera encantado conocer a tu padre.
ResponderEliminarmuchos saludos entrañables.
Está muy bien, el cuadro que desapareció. El reloj es el que marca los pasos de la historia y al final se para.
ResponderEliminarMe gustó tu originalidad.
Un abrazo
Un relato muy original, y bien llevado con la ausencia de un retrato. El final es asombroso, me encanto tu imaginación.
ResponderEliminarBeso
Un relato que leo como un final, cuando una ausencia deshace la cohesión que existe entre un grupo. En este caso la ausencia del padre entre el grupo de hermanos. Y el final queda representado con ese paro del tiempo.
ResponderEliminarEsta es mi lectura. Un abrazo, compañero.
Muy buena histotia. Me gustó mucho el final.
ResponderEliminarUn tic tac acompasado y un lugar vació en una pared, ausencias difíciles de llenar....un relato sorprendente, besos.
ResponderEliminarMuy emotiva historia, me ha gustado mucho la forma en que la has escrito, el detalle del tictac marcando el ritmo acompasado de ese tiempo que se va para no volver provoca un muy buen golpe de efecto.
ResponderEliminarUn abrazo
"Retrato de la ausencia" Esa es la descripción que percibo en tus letras precisas y preciosas.
ResponderEliminarUn beso
No está el cuadro, tampoco está el padre. Como han dicho los compañeros y coincido con su apreciación, es la descripción de una ausencia realizada a intervalos regulares de tic tac, tic tac.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Una original formar de contar la historia con ese marcador del tiempo. Historia de la ausencia de un cuadro pero que es mucho más que eso. Aferrarse a un objeto como sustituto de la persona que se ha ido.
ResponderEliminarMuy buena tu inspiración.
Un beso.
Madre mía! Yo creo que este relato deberías llevarlo el primer día de clase al taller de cuento, a ver si entre todos conseguimos llegar a un acuerdo sobre lo que has querido decir....yo no lo tengo claro....En cualquier caso, nos haces (a mí al menos) elucubrar sobre un montón de cosas y logras mantener nuestra atención sobre algo que no estás describiendo, y sobre algo que ha sucedido y no sabemos qué, y sobre si era o no era el padre el que estaba retratado en el susodicho retrato....ay! Qué bueno eres y qué envidia me das....je je !
ResponderEliminarUn beso
Te he leído dos veces... y cuando eso pasa es porque me intriga la historia mucho... una forma como dicen los compañeros muy original de llevar este relato... La ausencia del retrato, del cuadro... el tic tac del reloj que parece marcarnos los tiempos del relato... me ha gustado mucho... besines...
ResponderEliminaruna sensación de ahogo, sobrecogedora, es lo que me deja tu excelente relato.
ResponderEliminarRecreada la atmósfera, es un retrato perfecto de la situación.
besos
La ausencia de un retrato... Sin embargo, ese retrato ha sido pintado en el alma de J.
ResponderEliminarPrecioso relato el tuyo :)
Muchos besos.