Yo estoy leyendo ahora el libro de Ana María Matute "Algunos Muchachos y otros Cuentos" Biblioteca Básica Salvat, colección RTV.
Pues bien, en la página 112 y dentro del cuento La Ronda, es donde el azar me ha encontrado. Subrayo la frase que aparece en ese lugar dentro de mi relato. Espero que os guste.
¡Si
supieras, si supieras ya como me están envenenando tus palabras! Creo que nunca
quise escucharte.
Y tus palabras saltaban a mi boca, se podían masticar y tenían un sabor amargo.
Eran como besar algo muerto y créeme, recuerdo bien ese sabor. Yo quería
también hablar pero tu mano encima me lo impedía. Y sentía como temblaba todo. El
armario, la cómoda blanca del fondo de la habitación y la lámpara del techo, se
movían y se hacían borrosas. Se filtraba una luz que cortaba a través de la
persiana bajada. Chirriaba la cama a nuestro compás. Tus palabras eran ya
apenas unos gruñidos pero seguían salpicándome, y manchaban, y dolían. Me iba
faltando el oxígeno y cerré los ojos. Tú no callabas pero estaba dejando de
escucharte, estabas cada vez más lejos y llena de tu veneno, me llegó. Y suspiré. Y sonreí.