20 octubre 2009

Capítulo Dos

Era un sábado radiante, de un cielo azul rabiosamente límpido, casi, casi, del azul de tus ojos oceánicos. Aquel día, nos hicimos promesas que estamos cumpliendo todos los días. Te dije que íbamos a escribir juntos la más preciosa historia de amor jamás contada de la que hoy se cumplen dos años. Capítulo dos. Y soy feliz, y me haces feliz. Y espero que sea recíproco y que sea para siempre. Lo haremos, aún quedan muchas hojas en blanco para rellenar de letras. Nada más que puedo estar agradecido por todo este tiempo. Gracias.

18 octubre 2009

No-yo

Al salir de aquel edificio totalmente acristalado, el ambiente era opresivo, un sofocante calor y un bochorno horrible lo cubrían todo. Estaba nublado, muy nublado. No recuerdo bien lo que habíamos ido a hacer a aquella torre que bien pudiera haber estado en Castellana, Gran Vía, Vía Laietana, en la City de Londres o en el centro de Ho Chi Ming. Una prueba, un examen, una entrevista de trabajo o sencillamente a rellenar y presentar uno de esos horribles y pesados formularios que todas las instituciones, sean las que sean, nos obligan a rellenar.

Lo curioso es que al torcer en la primera esquina a la izquierda, todo ese "lujo", toda esa modernidad del edificio que acabábamos de abandonar, se transformaba en un escenario completamente distinto en el que sí que cobraba sentido ese ambiente opresivo, ese bochorno gris; había suciedad en la calle, había coches destartalados, personas calentándo cafés o trozos de carne en improvisadas hogueras.

Y justo en la esquina, me vi. Era yo pidiendo, junto a un vaso vacío de coca-cola. No reclamaba una limosna o, tal vez sí. Vestía unas ropas que no conocía, que no eran mías; no eran del gusto que solía gastar, ni eran ropas que hubieran sido nuevas en algún tiempo y ahora se descolgasen sobre mis brazos y piernas.

Ese que había rogándome que le diera algo, no terminaba de ser yo. Sí, era mi cara, mis manos, mi todo pero había algo que hacía que no lo pudiera identificar perfectamente conmigo. Tampoco sabía lo que quería, así que le arrojé unos billetes (pues a pesar de no ser completamente yo, me tenía en buena estima) y seguimos caminando hacia casa, ese día, ya habíamos hecho todo lo que teníamos que hacer. Nos miramos, no dijimos nada, pero ambos sabíamos lo que habíamos visto.

17 octubre 2009

Día Mundial Contra La Pobreza

Hoy también planteamos otro tema que ha de preocuparnos o más bien avergonzarnos. Me refiero al hecho de que haya 1.000 millones de gente hambrienta en el mundo. Según los datos de las organizaciones y salvando honrosas excepciones (países nórdicos), la media de lo que dedican los estados para la pobreza, luchar contra la pobreza, no alcanza ni el 0,3 % de su PIB, de media claro. Imaginen por un momento que llegan a medio día, con ese hambre canina que nos da a todos a esa hora; miramos en el frigorífico y no hay nada; las tiendas están cerradas, peor, no hay tiendas; afuera un sol abrasador, sequía, barro cuarteado, caminos que no llevan a ninguna parte y tierra roja y ramas secas de lo que una vez fue un árbol. Ahora imaginen que eso es España...pero tenemos suerte, aquí hay comida, comodidades, incluso lujos para algunos...somos realmente afortunados. Es un deber ético y moral hacer algo, por poco que sea, informarse cuanto menos y pedir a los gobiernos que hagan algo, que planteen algo, que cumplan lo que prometen.

15 octubre 2009

Cambio climático

Como todos los años en este día, este blog se une a la lucha titánica y verde por el planeta. Y he de señalar que cada vez más titánica y cada vez menos verde. Porque creo que poco se ha avanzado en los últimos tiempos en lo que hace a frenar el cambio climático que, creo ciertamente, está sufriendo el planeta. Y es que, como en todo, hay negacionistas a los que no entiendo si el luchar contra este cambio puede extender la vida en la tierra y una mejor calidad de vida para todos. Porque hay otros que únicamente valoran el aspecto económico del asunto; si el cambio climático va a suponer tal o cual pérdida de comodidades o que se forren unas empresas o los ecologistas (¡hasta ahí podríamos llegar!).
Como siempre digo, prefiero negociar con verde, que se forren unos cuantos a costa de hacernos mejor la vida en este planeta y conservar lo bueno que pueda haber o quedar en él. En un planeta con 1.000 millones de personas hambrientas, con un problema de cambio climático agravado (cuando no creado) por el hombre, no creo que se deban poner excusas de ningún tipo para actuar ya, y seguir la lucha para, desde cualquier rinconcito y con pequeños gestos ir grano a grano, colaborando en mejorar un poquito las cosas.
Para saber más, por ejemplo: