05 octubre 2019

Este Jueves, Relato: La espera


Esta semana nos invita Molí del Canyer a hablar sobre la espera. Y se me ha ocurrido esto...


Se quedó toda la noche con los ojos abiertos. Romanos 8:25. Mirando al techo. Como tantas otras veces, pero sin Pepe encima. No le había dicho nada. Y aunque le hubiera dicho. Estaría roncando a su lado como ahora mismo. Miqueas 7:7. ¿Por qué se le había acercado ese hombre? No había visto que fuera a dejar al niño a la puerta del colegio como otras madres a esa hora. Tampoco se había fijado por dónde había venido. Entre el jaleo no lo había visto aparecer a su lado.
En realidad había sido muy correcto. Pero muy firme. De esas personas que dan la impresión de saber de lo que hablan. Había cogido la revista que le había ofrecido mi compañero. La había mirado un segundo y enroscado. De noche no se recuerdan las cosas como son. No recuerda que sonriera. ¿O tal vez sí? ¿Una sonrisa maliciosa?. Quizá justo después de susurrarle. No esperéis el cielo con anhelo, ni deseéis el infierno para el malvado. No hay más cielo, ni más infierno que este. Se dio media vuelta y se alejó despacio.
Un escalofrío le había recorrido la espalda. Romanos 8:24, Romanos 15:4…estaba amaneciendo. Se levantó en silencio. Se asomó a la habitación del niño. Su respiración era feliz y acompasada.
Pero hasta el sol, era ya distinto.

05 julio 2019

Este Jueves, Relato: Cine de Barrio

Esta semana nos invita Juan Carlos en su blog a hablar de cines de barrio. Ahí va mi pequeño corto.


Los que estábamos en la sala únicamente notamos un pequeño salto en la película. Estaba hablando ella, la protagonista. Después la cámara lo enfocaba a él y luego volvía a hablar ella, que volvía a decir lo mismo. Él ponía cara de póker. En la escena anterior Bill Murray se había declarado. Le había dicho que tenían que dejar toda esta mierda e irse a vivir juntos. Luego otra vez ella, y la cara de sorpresa de él. Y así estuvimos un rato. Hasta que los murmullos terminaron por no dejar oír lo que ella decía.
La gente comenzó a mirar hacia arriba, a la sala de proyección. Desde el ventanuco continuaban saliendo haces de luz de colores en bucle. Bill Murray y Andy Mcdowell seguían frente a frente su perpetua confesión.
Después se oyeron los golpes en la puerta. Todo quedó oscuro y se encendieron las luces. Hubo abucheos cuando Pepe entró con la levita desabotonada. Salgan. No se preocupen. Ha habido un pequeño incidente. A todos se les devolverá el importe de la entrada. Salgan, por favor.
Afuera, unos sanitarios se pertrechaban y entraban a la carrera. Mucha gente se marchó indignada. Yo me quedé a ver cómo sacaban a Juan. En la camilla, con todos aquellos tubos y la máscara me pareció mucho más pequeño. En la sala de proyección manejaba rollos y cables e interruptores con la misma soltura gigante que Jonh Wayne su Winchester.
De aquel paro cardiaco no se recuperaría el Coliseum que luego ardió. El polvo del derribo del edificio hizo el resto.
La ciudad, joven y bulliciosa, siguió con su run run continuo, siempre hacia adelante. Sin memoria. Sin historias de amor.

24 febrero 2019

Je Táime...moi non plus: Cierre de convocatoria

Bueno, pues ha llegado el momento de dar por terminada esta convocatoria. Espero que les haya gustado. Yo por mi parte he disfrutado muchísimo viendo la variedad de historias y de temas que ha desencadenado una canción, sensualidad, amor, humor. Ha sido todo un placer conducirles en este jueves y espero que nos podamos ver en los próximos.

Ahora paso el testigo a Ame, que a lo largo del día publicará su convocatoria. 

Repito, muchas gracias y nos vemos en las letras.

Besos y abrazos.

18 febrero 2019

Convocatoria para el día 21 de febrero

En primer lugar he de pedirles disculpas por el retraso en la convocatoria. Pero en cualquier caso ahí va.

En estos días hemos celebrado el día de San Valentín, los almendros están en flor y a estos lares está llegando la primavera. Y, precisamente se cumplen 50 años de la publicación de este pedazo de tema cuyo título y enlace les pongo al final. La historia es muy curiosa porque estuvo vetado en medio mundo y luego se ha convertido en una de las más famosas y versionadas del planeta. 

Pero aparte de eso, la historia del autor Serge Gainsbourg es de lo más curiosa, al igual que la de Jane Birkin, hasta el punto de que esta última inspiró un bolso de Hermés que lleva su nombre. 

Y sobre eso va la convocatoria de esta semana. De lo que les inspire esta canción, ese París que aparece en las imágenes y que también era el de Cortázar y García Márquez y Sartre y de Marguerite Duras, y de la pareja formada por Gainsbourg y Birkin...Deseo que les guste y ¡¡Les espero!! Con los tiempos y las normas de siempre...

Je t'aime... moi non plus 



01 febrero 2019

Este Jueves Relato: Cocinillas

En la convocatoria de esta semana nos invita Mar  a hablar de lo "cocinillas" que somos. Reconozco que me salto un poco el tema de la convocatoria con la historia que relato. Espero sepan perdonarme. También porque publico el viernes y casi no llego...En fin, ahí va. ¡Buen provecho!


El mundo de ahí fuera es un sitio hostil. No aquí en mi cocina. No cuando hago esas maravillosas magdalenas que llenan de un olor dulzón y dorado toda la casa. ¡Y tan esponjosas! Muchas veces cuando las termino, las arrimo y las estrujo contra mi cara cuando aún están calientes. Me como alguna y el resto las tiro. Con el pan hago lo mismo. Me acabo de comprar una panificadora en la web del Lidl. Y lo hago de todo tipo, integral, de espelta, sobado. He aprendido a hacer pastelitos de Belém, todo tipo de cremas pasteleras y dulces. Masas brisa, y con todo tipo de galletas y mantequillas. Roscones de Reyes. Al principio me salían duros y había que tirarlos, pero a base de insistir.
Con el resto de la comida me ha pasado lo mismo. Hago las más espectaculares recetas y los más tradicionales guisos. Ya he logrado que el cocido me salga como el de mi abuela, las gachas y las judías con chorizo como las de mi madre. Ahora he encargado por internet un sifón de nitrógeno para las espumas y una pequeña televisión para tenerla como acompañamiento mientras cocino. Cuando estoy muy cansada, bajo el volumen al tres, apoyo la cabeza en el frutero y me quedo dormida.  
Por las mañanas hago los platos más complicados porque estoy llena de energía y para la noche dejo que vayan pochando a fuego lento las legumbres y carnes más jugosas. Las quito al amanecer, al rato de despertar y justo antes de que llegue el pedido que hago a diario al supermercado del barrio. El chico ya me conoce y lo suele traer a las diez. A esa hora muchos días ya le tengo preparados unos túpers para que coman él y su madre. La puerta de casa está junto a la cocina y, hasta ahí puedo salir. Como al baño que también está en la planta baja. A veces el gato se mete conmigo y estamos juntos. Otras veces cuando estoy durmiendo se mete en la cocina al olor de la comida, aunque lo tiene prohibido.    

05 enero 2019

Este Jueves, Relato: El futuro en números


Comenzamos año, así que, desde aquí, lo primero es felicitarnos y felicitarles por ello. Espero que los hados les sean propicios en todos los sentidos. 

Y para empezar el año nos invita Cass a jugar con el futuro y con los números, con todo el significado y todo lo que implica eso. Pues bien, ahí va mi primera aportación del año. Espero que sean muchas más, a ver lo que da de sí el caletre. ¡Salud!

Fue al ver cómo una mariposa se colaba por una ventana de una de esas casas señoriales de la capital, cuando supe que mi destino estaba fuera de este lugar. Con el semáforo en rojo, conté desde el coche: era la tercera ventana de la izquierda, del número 3 de la Calle Serrano.

De camino a casa, iba en silencio. Pensaba en la mariposa. Seguramente entraría por un amplio salón. Se posaría dulce sobre una lámpara de araña que la señora habría comprado en un anticuario. Sus brazos serían su cobijo leve durante unos segundos. Si en uno de esos vuelos la viera la chica de la limpieza, abriría de par en par los ventanales para echarla de la casa. Pero si por un casual, la vieran los niños, tendría que volar por el largo pasillo, quizá colarse en la cocina o en alguno de los dormitorios o en la biblioteca, donde en sus altas estanterías no la alcanzarían los chicos. El chico querría cazarla para investigarla. No así la niña, que le diría a mamá que la cogiera para dejarla volar libre. La imaginaba, con sus vuelos cortos buscando un lugar que fuera definitivo para quedarse.

Anochecía cuando llegamos a casa. Estábamos cansados y nos tiramos en el sofá. No había nada en la televisión y Ana iba saltando los canales de tres en tres. Vayámonos, le dije. Haz una maleta y cojamos el primer vuelo que salga lejos, muy lejos. Tres de la mañana: Montevideo. Nos vale, ¿no? Sí, me contestó Ana.

Compramos los billetes, cogimos todo rápido, con la urgencia casi animal que dan los augurios por cumplir. Nos sonreímos mientras volaban por la habitación las prendas que nos íbamos a llevar. Cerramos rápido la puerta y notamos la corriente tibia de lo que dejábamos atrás.  

Era medio día cuando llegamos a Uruguay. Era primavera. Habíamos cogido desde Madrid un Airbnb en el Bulevar Aparicio Saravia para los primeros días. Luego ya buscaríamos todo, diríamos todo, en pequeños vuelos de tres segundos, como las mariposas.