Todas las tardes, cuando el sol comenzaba su lento descenso a los abismos a los que fuera a descansar hasta el día siguiente, M. subía a su hotel, y se decía que hoy sí, que ese sería el día, que moriría de tango. Con su camisa de lino rojo, abría las menorquinas de par en par y se tumbaba en la cama a esperar. A eso de las ocho, aparecían los primeros alemanes en la terraza de debajo del hotel para cenar. Sus murmullos se mezclaban con el suave run run de las olas contra el malecón y, a eso de las nueve, comenzaban a sonar los tangos para acompasar el tintineo de las copas y los cubiertos contra los platos. Y sonaban, y sonaban, y M. comenzaba su lento descenso hacia los abismos de la melancolía y la nostalgia. Se le escapaba alguna lágrima recordando la primera vez que estuvo en ese hotel, aquellos escarceos lúbricos y también aquellas noches serenas tumbados el uno junto al otro, oyendo el mar, los últimos inviernos pelados y calmos. Y poco a poco caía en un hondo letargo, cercano a una muerte cerebral...pero al día siguiente, muy a su pesar volvía a amanecer, envuelto en un espeso sudor, con el sol asquerosamente energizante invadiéndolo todo.
Pasaba así los veranos, se llegaban los otoños y ese estado de ánimo que es septiembre. Para entonces, los tangos, los alemanes, el mar y sus ganas de memoria se agotaban y volvía a la urbe que todo lo engullía con sus hijos y nietos. Hasta el año siguiente y el siguiente, y el sucesivo...estaba consiguiéndolo, morir de tango, de su canción, a los sones de Gardel, pero es lo que tienen las muertes de tristeza, nostálgicas y de melancolía, que su efecto es lento y se inocula gota a gota a medida que crece en girones blancos la soledad...
Alguna mañana lo lograría, sonaría de nuevo el tango que tantas veces antes habían bailado, seguiría todo el ritual yermo de las últimas noches juntos, recordaría SU sonrisa triste y eterna a un lado de la almohada y caería en ese anhelado letargo de acordeón, lento, lento, lento...
4 comentarios:
melancolica letras para este día de sol. :)
Dejarse llevar por la angustiada tonada, hacerla réquiem. Buen texto, amigo, que dice mucho en escasas letras.
Un abrazo.
Sí, la nostalgia ataca de noche y el tango la representa siempre que uno se deje atrapar. Imagino que logró su propósito igual que tu al escribir este relato. Saludos.
Me alegro mucho de sus comentarios y de que les haya gustado...que siga la música...aunque sea un tango...
Saludos a los tres
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