16 mayo 2007

Día Tercero

Poco a poco se van abriendo los ojos. Entra mucha luz en la habitación a pesar de que es temprano. Por un segundo he dudado y no se dónde estaba. Se acostumbran mis pupilas a la claridad, al brillo de la luz en los muebles caoba. A la izquierda, de nuevo, tú. Un "Buenos días", suena y queda volando como una mariposa por la habitación que, a veces se posa, para después escapar escaleras abajo. Todo me resulta sorprendente, nuevo, mas no extraño: los despertares, atardeceres, ruidos y silencios sin importancia antes...
Me tienes que recordar las cosas para hacer, hacemos la lista de la compra, he de renovar el carnet de la biblioteca... La verdadera revolución de las cosas no la hacen los grandes líderes sino todos los millones de segundones-hombres corrientes que existimos y hacemos que la rueda gire. Las grandes revoluciones se encuentran en las pequeñas cosas que nos sostienen. ¿Ha pensado alguien lo importante que es respirar?; y a pesar de ello es un sencillo y automático gesto. Los miércoles eran los días más complicados, en los que el pico de trabajo alcanzaba su máximo (en una especie de campana de Gauss del trabajo); ahora no sé, habrá que verlo, tampoco es que me preocupe mucho ahora...pues estás tú y estoy yo...te soplo un poquito en la oreja y así como la hoja se deja arrastrar por el viento, nosotros nos hacemos al camino...

2 comentarios:

Luz dijo...

ohhh que bello...

"Un "Buenos días", suena y queda volando como una mariposa por la habitación"

Llega el momento en que adquirimos la capacidad de deleitarnos con lo cotidiano, la primicia de un nuevo día nos atrae, y somos un poco felices.

a la espera de la siguiente entrega...

besos

Pedro J. Sabalete Gil dijo...

Maravilla de texto como toda la serie. Comparto lo que dice Luz, apreciar la belleza de lo cotidiano es una recurso de los espíritus sensibles.

Saludos.