25 septiembre 2009

Dorado, septembrino

El viento se ha puesto a bailar en remolino con unas hojas. La corriente ha sido repentina y ha cogido por sorpresa a las hojas; y a nosotros. Se nos ha colado por las fisuras del alma, este viento fresco, ocre, que anuncia la estación para ovillarse. Septiembre (siempre lo digo) es un estado de ánimo, el otoño: también; lánguido, plácido, de un complaciente abandono. Lo recibo con una tristona sonrisa y con ritmillo de viernes...



Por cierto...Para Ana

22 septiembre 2009

Ñoño

- ¿Tú te acuerdas del Ñoño, ese que vivía en la carretera de subida al cementerio, en las casas viejas junto a la antigua Inclusa, que era hijo del policía local al que, en tiempos de la República se llevaron los rojos a darle el paseillo, pero al que salvó en casi matándolo tu Jesús cuando lo llevó ante el Alcalde que finalmente le dijo que desapareciera del pueblo por un tiempo y que se tiró quince años sin volver, dejando a su madre y a su mujer al cargo de sus cinco hijos y que el Ñoño era el más despabilao de los cinco; que luego se casó de aquella manera con aquella maestra que vino en el año 63, creo que era, a dar clase a los chiquillos y que era tan guapa; que ahora vivía junto al partidor de las acequias y se dedicaba, todavía el muy avaro, a cultivar la finca de Pepico El Apartaor con el tractor que compró de una herencia, que solo Dios sabe de dónde sacó?.
- Pues no caigo ahora mismo.
- Pues que se ha muerto, de no saben qué. Con noventa años, el angelico, toa la vida penando...
- Pos ya está bien, digo yo.
- Pues eso.