20 enero 2018

Este Jueves, Relato: Detrás de la máscara

Esta semana es Roxana la que nos invita a su blog para que escribamos sobre máscaras...¡Ahí va mi participación.

¿Cómo la describiría? No sé. Tiene el pelo castaño nº 5 de Loreal. Soy peluquero aquí al lado, por eso lo sé. Y cardado de manera que le va tapando los huecos que se le ven. Es muy mayor y lleva la mandíbula abierta. Repetía con un movimiento involuntario de la boca las conversaciones que va oyendo por la calle. Es como si absorbiera palabras de otros. Llevaba un abrigo marrón, largo, elegante, de grandes botones también marrones pero claros. Los zapatos, la verdad es que no se los miré, pero a esas edades, seguro que uno cómodo de polipiel y de medio tacón. Llevaba gafas, sí. Un poco cuadradas.

La vi por la calle que va al ambulatorio empujando la silla de su marido. Resoplaba, sí, resoplaba. Supuse que iría al médico a alguna revisión o a por las recetas para los medicamentos. Muchos días también los veo a los dos que van por esa calle, pero para el otro lado, camino a la estación. Aparca a su marido al pie de la vía y ella se sienta en el banco de piedra. Al sol dorado de la tarde. Están adorables. Ella es adorable. Él no tanto. Ya no pasa nada más que el regional dos veces al día, pero por la zona va mucha gente a correr y personas a andar. ¿De verdad piensa que…? ¿Ella? No. No me lo creo…   

05 enero 2018

Este Jueves: Relato. Un giro inesperado

En la primera convocatoria del año, nos invita Pepe a escribir un relato con giro inesperado. Pues ahí va mi aportación y, desde el diario del bufón mis mejores deseos para este año que comienza...que los hados nos sean favorables.

¿Seguro que es por aquí, papá?

Seguro. Tranquilos, que papá sabe por dónde va.

Pero es que este camino cada vez se aleja más de la playa. Cada vez el mar se ve más lejos y nos estamos asando en el coche.

Sí. Hace mucho calor.

Tranquilos, chicos que ahora tiene que salir por aquí un camino a la derecha que nos llevará derechitos a la playa, ¿veis?

La mirada de mamá que sabía que estábamos perdidos. El camino que salía a la derecha que era un auténtico pedregal. Las ruedas del coche que dejan de tocar el suelo. Los gritos. Las manos que se agarran donde pueden. Muecas petrificadas.


El silencio. Una cigarra que retoma su canto seco de verano.