27 marzo 2011

Día Mundial del Teatro, como la vida misma

Max: ¡Traigo detenida una pareja de guindillas! Estaban emborrachándose en una tasca y los hice salir a darme escolta.

Serafín El Bonito: Corrección, señor mío.

Max: No falto a ella, señor delegado.

Serafín El Bonito: Inspector.

Max: Todo es uno y lo mismo.

Serafín El Bonito: ¿Cómo se llama usted?

Max: Mi nombre es Máximo Estrella. Mi seudónimo, Mala Estrella. Tengo el honor de no ser académico.

Serafín El Bonito: Está usted pasándose. Guardias, ¿por qué viene detenido?

Un guardia: Por escándalo en la vía pública y gritos internacionales. ¡Está algo briago!

Serafín El Bonito: ¿Su profesión?

Max: Cesante.

Serafín El Bonito: ¿En qué oficina ha servido usted?

Max: En ninguna.

Serafín El Bonito: ¿No ha dicho usted que es cesante?

Max: Cesante de hombre libre y pájaro cantor. ¿No me veo vejado, vilipendiado, encarcelado, cacheado e interrogado?

Serafín El Bonito: ¿Dónde vive usted?

Max: Bastardillos. Esquina a San Cosme. Palacio.

Un guindilla: Diga usted casa de vecinos. Mi señora, cuando aún no lo era, habitó un sotabanco de esa susodicha finca.

Max: Donde yo vivo, siempre es un palacio.

El guindilla: No lo sabía.

Max: Porque tú, gusano burocrático, no sabes nada. ¡Ni soñar!

Serafín El Bonito: ¡Queda usted detenido!

Max: ¡Bueno! Latino, ¿hay algún banco donde pueda echarme a dormir?

Serafín El Bonito: Aquí no se viene a dormir.

Max: ¡Pues yo tengo sueño!

Serafín El Bonito: ¡Está usted desacatando mi autoridad! ¿Sabe usted quién soy yo?

Max: ¡Serafín El Bonito!

Serafín El Bonito: ¡Como usted repita esa gracia, de una bofetada, le doblo!

Max: ¡Ya se guardará usted del intento! ¡Soy el primer poeta de España! ¡Tengo influencia en todos los periódicos! ¡Conozco al ministro! ¡Hemos sido compañeros!

Serafín El Bonito: El señor ministro no es un golfo.

Max: Usted desconoce la historia moderna.

Serafín El Bonito: ¡En mi presencia no se ofende a Don Paco! Eso no lo tolero. ¡Sepa usted que Don Paco es mi padre!

Max: No lo creo. Permítame usted que se lo pregunte por teléfono.

Serafín El Bonito: Se lo va usted a preguntar desde el calabozo.

Don Latino: Señor inspector, ¡tenga usted alguna consideración! ¡Se trata de una gloria nacional! ¡El Víctor Hugo de España!

Serafín El Bonito: Cállese usted.

Don Latino: Perdone usted mi entrometimiento.

Serafín El Bonito: ¡Si usted quiere acompañarlo, también hay para usted alojamiento!

Don Latino: ¡Gracias, señor inspector!

Serafín El Bonito: Guardias, conduzcan ustedes ese curda al número 2.

Un guardia: ¡Camine usted!

Max: No quiero.

Serafín El Bonito: Llévenle ustedes a rastras.

Otro guardia: ¡So golfo!

Max: ¡Que me asesinan! ¡Que me asesinan!

Una voz modernista: ¡Bárbaros!

Don Latino: ¡Que es una gloria nacional!

Serafín El Bonito: Aquí no se protesta. Retírense ustedes.

Otra voz modernista: ¡Viva la Inquisición!

Serafín El Bonito: ¡Silencio o todos quedan detenidos!

Max: ¡Que me asesinan! ¡Que me asesinan!

Los guardias: ¡Borracho! ¡Golfo!

El grupo modernista: ¡Hay que visitar las redacciones!.


Luces de Bohemia (Escena V). Ramón Mª del Valle Inclán.

18 marzo 2011

Jaloque

El peor momento para los dos era cuando decíamos de recoger para marcharnos. Los veíamos correr a lo lejos y acercarse para preguntar qué pasaba, aunque sabían bien lo que tocaba. Otra carrera hacia la orilla y una de vuelta hacia nosotros. La marea había comenzado a subir, el mar rugía insólitamente a pesar de ser el mediterráneo, el viento comenzaba a levantar areniscas y, en remolinos, se llevaba las voces y pensamientos de la gente que, hasta hace un momento, pasaba la tarde de domingo. El sol no era ya, más que el reflejo de sí mismo, y la sombra de la ladera de una peña, rasa, casi yerma y violeta, va extendiendo imperceptiblemente su línea hasta casi alcanzarnos.
Se llegan a nuestra altura, estamos desmontando el "chiringuito"; con dos de las cuatro estacas quitadas, aprovechan para meterse debajo de la tela, es seda de paracaídas. Quitamos una tercera pata y, a la cuarta, la tela que, hasta ese momento hizo de parasol, cae grácilmente sobre ellos, los cubre y envuelve en un sedoso misterio, sus torpes movimientos. El jaloque gira en torno de todos ellos y levanta, de cuando en cuando, la tela...¿cu-cu?...¡¡trás!! y vuelve a caer, y sueña con escapar mar adentro, y vuelve a ser levantada por sus manitas y el hálito que los acaricia.
Luego, en el coche, los granos de arena en las alfombrillas son un vestigio invernal de playa y mar añorados. El uno sobre el otro, duermen en la parte de atrás, mecidos por un suave traqueteo de autovía. Empieza a ser de noche de verdad, en la radio, bajita de volúmen, ultiman los resultados del grupo XIII de la Tercera División y en unos minutos el informativo de las 21,00 horas hará las veces de despertador de lunes...la semana habrá comenzado.

08 marzo 2011

Día Internacional de la Mujer

Y más de 70 mujeres al año asesinadas. Hagamos un sencillo juego mental, imaginemos que, en vez de pertenecientes al género femenino, los 70 asesinados perteneciesen al género político....70 políticos asesinados en un año, solo por el hecho de serlo o por no cumplir con las obligaciones que alguien "iluminado" piensa que deberían cumplir....Ahora cambien la palabra "mujer" por "niños"...Más de 70 niños asesinados al año...porque sí...¿a que no suena normal? ¿a que se hubieran adoptado ya medidas de todo tipo? Pues no lo aceptemos, ni aceptemos actitudes que de un modo activo u omisivo impliquen cualquier tipo de violencia o discriminación en ese sentido...como lo haríamos con cualquier otra cosa...Pero aún hay quién, mezquinamente, pone trabas y pegas a determinadas medidas legales adoptadas en aras de la defensa de las víctimas.
Otro día hablaremos de la igualdad, que eso da para muchas postales, libros y todas las monografías que queramos, porque no hay igualdad y sí mucha resistencia a que la haya...así nos va...

07 marzo 2011

Alhaja

El aire acondicionado de la habitación suena destartalado, muy fuerte; a veces semeja la tos de un anciano con tosferina. Por eso hace un par de horas que lo he desconectado. La piel sintética del sillón resuena quejumbrosa bajo mi peso cada vez que doy media vuelta. La mañana del día 5 la Ciudad Imperial amanece poco a poco. La persiana deja entrever los comienzos de su vida: los tonos grises, azules, rosados después y, finalmente amarillentos del amanecer que se cuela por entre los edificios. Un despistado que hace footing todas las mañanas; otro que pasea a su perro-patada periódico bajo el brazo. El bar de enfrente que levanta su persiana para los primeros mejunjes de cafeína de la mañana. Uno que aparca dentro del recinto del hospital; otro que desaparca fuera del mismo. Por debajo de la puerta, el haz de luz anuncia el cambio de turno de enfermería, el inicio de los paseos por el pasillo. Comienza a oirse un abrir y cerrar de puertas, "buenos días" por aquí y por allá; desde el fondo del pasillo se va acercando un tintineo rápido de cucharillas, tazas, plásticos de las galletas sin gluten, sin azucar, sin nada, asépticas de hospital.
La vida, comienza que comienza de nuevo; no suelen pasar cosas raras.
Al lado, Ana y Javier duermen plácidamente, sus pequeñas respiraciones de alhaja lo llenan todo...desde entonces.