24 febrero 2019

Je Táime...moi non plus: Cierre de convocatoria

Bueno, pues ha llegado el momento de dar por terminada esta convocatoria. Espero que les haya gustado. Yo por mi parte he disfrutado muchísimo viendo la variedad de historias y de temas que ha desencadenado una canción, sensualidad, amor, humor. Ha sido todo un placer conducirles en este jueves y espero que nos podamos ver en los próximos.

Ahora paso el testigo a Ame, que a lo largo del día publicará su convocatoria. 

Repito, muchas gracias y nos vemos en las letras.

Besos y abrazos.

18 febrero 2019

Convocatoria para el día 21 de febrero

En primer lugar he de pedirles disculpas por el retraso en la convocatoria. Pero en cualquier caso ahí va.

En estos días hemos celebrado el día de San Valentín, los almendros están en flor y a estos lares está llegando la primavera. Y, precisamente se cumplen 50 años de la publicación de este pedazo de tema cuyo título y enlace les pongo al final. La historia es muy curiosa porque estuvo vetado en medio mundo y luego se ha convertido en una de las más famosas y versionadas del planeta. 

Pero aparte de eso, la historia del autor Serge Gainsbourg es de lo más curiosa, al igual que la de Jane Birkin, hasta el punto de que esta última inspiró un bolso de Hermés que lleva su nombre. 

Y sobre eso va la convocatoria de esta semana. De lo que les inspire esta canción, ese París que aparece en las imágenes y que también era el de Cortázar y García Márquez y Sartre y de Marguerite Duras, y de la pareja formada por Gainsbourg y Birkin...Deseo que les guste y ¡¡Les espero!! Con los tiempos y las normas de siempre...

Je t'aime... moi non plus 



01 febrero 2019

Este Jueves Relato: Cocinillas

En la convocatoria de esta semana nos invita Mar  a hablar de lo "cocinillas" que somos. Reconozco que me salto un poco el tema de la convocatoria con la historia que relato. Espero sepan perdonarme. También porque publico el viernes y casi no llego...En fin, ahí va. ¡Buen provecho!


El mundo de ahí fuera es un sitio hostil. No aquí en mi cocina. No cuando hago esas maravillosas magdalenas que llenan de un olor dulzón y dorado toda la casa. ¡Y tan esponjosas! Muchas veces cuando las termino, las arrimo y las estrujo contra mi cara cuando aún están calientes. Me como alguna y el resto las tiro. Con el pan hago lo mismo. Me acabo de comprar una panificadora en la web del Lidl. Y lo hago de todo tipo, integral, de espelta, sobado. He aprendido a hacer pastelitos de Belém, todo tipo de cremas pasteleras y dulces. Masas brisa, y con todo tipo de galletas y mantequillas. Roscones de Reyes. Al principio me salían duros y había que tirarlos, pero a base de insistir.
Con el resto de la comida me ha pasado lo mismo. Hago las más espectaculares recetas y los más tradicionales guisos. Ya he logrado que el cocido me salga como el de mi abuela, las gachas y las judías con chorizo como las de mi madre. Ahora he encargado por internet un sifón de nitrógeno para las espumas y una pequeña televisión para tenerla como acompañamiento mientras cocino. Cuando estoy muy cansada, bajo el volumen al tres, apoyo la cabeza en el frutero y me quedo dormida.  
Por las mañanas hago los platos más complicados porque estoy llena de energía y para la noche dejo que vayan pochando a fuego lento las legumbres y carnes más jugosas. Las quito al amanecer, al rato de despertar y justo antes de que llegue el pedido que hago a diario al supermercado del barrio. El chico ya me conoce y lo suele traer a las diez. A esa hora muchos días ya le tengo preparados unos túpers para que coman él y su madre. La puerta de casa está junto a la cocina y, hasta ahí puedo salir. Como al baño que también está en la planta baja. A veces el gato se mete conmigo y estamos juntos. Otras veces cuando estoy durmiendo se mete en la cocina al olor de la comida, aunque lo tiene prohibido.