26 septiembre 2014

Este Jueves Relato...Habla del silencio...

El silencio y la luz de la casa por la mañana cuando él la abandona semejan mucho a los que se intuyen en un lienzo de Hopper. Tanto tiempo admirando a ese pintor y ahora podía perfectamente ser una de las figuras cabizbajas que habitan en sus cuadros. Que habitan o que deshabitan porque desde anteanoche, su vida es un desierto de palabras que se pierden por los pasillos y recovecos de la casa. Y eso que ella ha intentado seguir con la normalidad, con la feliz rutina rutinaria. Pero la casa le parece muy grande y las horas, mucho más que sesenta minutos; aunque ahora es mejor cuando él no está. A veces le gustaría perder los papeles, desearía poder odiarle, mucho; no haber sentido vergüenza y haberse acercado.

Porque anteanoche no tuvo una reunión hasta tarde, no era hora punta para que se hubiera quedado atrapado en alguna de las muchas venas que desangran esta ciudad cada atardecer. Anteanoche la nada más abisal se le vino encima al contemplar unas sonrisas cómplices, aquellos devaneos, aquella entrada triunfal en la vinoteca. Todo perdió el color alrededor, quedó sorda. Tantas veces había dejado la televisión en silencio viendo escenas parecidas mientras ella hablaba por teléfono que, por un segundo eterno, pensó si aquella escena no podía haber sido escrita por cualquier guionista; después volvería a subir el volúmen de la televisión y la historia de amor continuaría. Pero no. Lo que continuó fue esa escena y el silencio solo lo aportaba la distancia a la que estaba.

El silencio solo lo aportan, ahora, la distancia a la que está, las lágrimas en salada soledad, el miedo a quedar callada, a no saber decir; y la terrible sensación de que el futuro es un edificio viejo al borde del derrumbe y cuyos escombros ella ya tiene en el alma.  
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