28 diciembre 2007

La Otra

Durante la semana, apenas un ratito a la salida del trabajo, ese de horario europeo que ambos tenemos. Las últimas sonrisas del día se nos han borrado en el atasco correspondiente. Pero todo lo compensa, el olor, el sabor que tienes, las gotitas de sudor que perlan tu frente cuando todo acaba. Tu sonrisa. Luego marchas y me quedo tumbada en la cama, viendo como se quiebra en mil pedazos violeta el horizonte y como vuelca el sol el último oro viejo que le queda.

Los sábados por la tarde, sentada en el sofá con la mantita de cuadros escoceses viendo películas románticas. Por la noche salida con amigas, solteras claro, que el resto ya me recrimina con miradas zaínas.

Los domingos por la tarde un paseito en algún parque insípido de las afueras. Allí me puedes coger la mano si quieres.

Soy la Otra. Me resigno siendo la Otra; a veces, hasta creo que puedo llegar a ser feliz siendo la Otra, la segunda; esa que pasa o habrá pasado rozando tu piel en fugaces encuentros furtivos. Ni siquiera me da miedo el abismo de verme sustituida por otra muñeca que se te pueda pasar ante los ojos o pueda "tropezarse" casualmente contigo en el trabajo.
Porque no me creo que cada vez te cueste más dejarme para irte con tu mujer y tu hijo como me dices. Porque no te entiendo a ti en tu vida familiar, tus otras sonrisas, tus otros besos y caricias...mas me conformo con los míos, los que me tocan, los que sobran por el mundo y me das. Eso y más, aunque a veces me cabree y alguna noche no te coja el teléfono y me pregunte por un segundo, como sería sentirse como ella, como esa otra-primera.

6 comentarios:

Ruth dijo...

Me dan pena "las otras", no se lo merecen. Una mujer debería quererse lo suficiente para ser "la única", ya sea sola o acompañada.
Muy bonito tu relato, muy íntimo.

Eowin dijo...

Como dice Ruth hay que ser unica para una persona, que te aprecie por todo y tu seas para el y sea para ti.

Cualquiere amor distinto a esto no es amor, es egoismo .. y no suele tener final feliz.

Ps Un pluma muy tierna.

Tana dijo...

Precioso, Max!! Bien escrito, tierno... :)
No puedo añadir nada a lo ya dicho por Ruth y Eowin. Me alegro de no haber sido "la otra", pero supongo que a veces ser "la otra" no es algo que se elija, se hace con amor y con esperanza de convertirse en la primera. No siempre es así y gastan su tiempo esperando un final feliz que no les llega. Triste, muy triste.
Un besazo!!

Anónimo dijo...

A veces ser la otra tiene sus ventajas, míralo desde el punto de vista positivo: no tienes que lavarle los calzoncillos, ni limpiarle la gota ni aguantarle más de lo quisieras...

Es verdad que deberíamos querernos más, tanto como para nunca ser "la otra" sino "yo misma", no ser en función de él sino de nosotras mismas, de lo que nos apetece y de lo que deseamos.

Un besito (y feliz 2008¡)

Max Estrella dijo...

Totalmente de acuerdo con los comentarios...únicamente añadiría que si hay amor con la primera no tiene porque haber otra,es jugar con una y con otra...no me gustan mucho las medias tintas,pero reconozco que se dan,en el caso de los hombres es por cobardía,purita cobardía y por lo que veo en el caso de las mujeres es por no quererse lo suficiente,¿no?
besos a las cuatro

Pedro J. Sabalete Gil dijo...

Muy bien descrita la ambivalencia de saberse la otra y no aceptar el estado; el amor, como el poder, tiende a la consunción total, no es amigo de particiones. La diferencia es que el poder, mejor dividirlo y el amor mejor sentirlo y dejarse arrastrar. Bello amigo.

Nosotros acabamos de regresar de una dulce incomunicación rural.

Un abrazo.