16 octubre 2011

Nene, no tires el pan

¡Nene, no tires el pan!,que mira que los niños del África no tienen nada que comer...o aquello de que es la cucharadita del niño Jesús; esa era la cantinela con la que mi madre (adorada ella) conseguía que en el plato no quedara ni una pizca de la comida correspondiente cuando uno era pequeño. De eso ha pasado ya mucho tiempo. Ahora sigo sin dejar nada, y los niños de África continúan pasando hambre. Antes eran las sequías, los desastres naturales, en general, o los dictadorzuelos de turno o la corrupción o qué se yo, en particular...lo cierto es que del futuro de los hambrientos, en nuestro pequeño apartamento de comodidades occidental, nada más que nos acordábamos en Navidad, ese precioso periodo calma-conciencias. Y la cosa no tiene visos de mejorar, porque ahora, encima se especula con los alimentos, se referencian fondos de inversión con el precio de los futuribles, del maíz; se reduce el porcentaje de cacao que pueden llevar nuestros gulosos chocolates, condendando a la ruina a millones de agricultores de los países productores; se juega a los dados con aquello que millones de personas ansían con poder llevarse a la boca, al menos, una vez al día....y así, ir superviviendo día a día hasta alcanzar los míseros 36 años de media de vida. Y se hace mucho, a nivel pequeño, pero no se hace nada por parte de quienes tienen que hacerlo. Y ahora con la crisis, otra vez a mirarnos el ombligo. Y no es justo, porque se producen alimentos para todo el mundo, porque la tecnología sería más que suficiente para dotar de medios y algo de futuro a los que pasan hambre. El resto, son excusas de mal pagador.
Yo por mi parte colaboro todos los años con el blog action day y trataré de enseñar a mi hijo que el mundo no es justo y que tenemos que luchar para que lo sea, al menos en lo más básico, en que no haya hambre en el mundo.

2 comentarios:

Pedro J. Sabalete Gil dijo...

Resulta curioso, Max, leí ayer la entrada y me quedé sin tiempo a comentarla. Esta mañana enfilando casi en tinieblas las últimas calles de Aranjuez fui sorprendido por la algarabía del cielo: una V de aves migratorias buscaban África y se animaban entre chillidos.

Y vine aquí entre pedaleos recordando tu entrada y convenciéndome que hasta las aves tienen un pedacito de su alma a la que llaman "África".

Un abrazo.

Crizagloss dijo...

Tienes tanta razón...es un tema que me sulfura. Que no puedo llegar a entender. Es tan frustrante saber que tenemos recursos para todos y que en este momento, alguien muere de hambre, y lo peor es que desde mi posición de simple estudiante ¿que puedo hacer? Colaborar con alguna ONG que ayudará en algo, pero el problema "gordo" seguirá ahí.Aunque es bonito ver que hay gente buena con ideales como el tuyo. Tu hijo tiene suerte de que se los enseñes.