Comenzamos año, así que, desde aquí, lo primero es felicitarnos y felicitarles por ello. Espero que los hados les sean propicios en todos los sentidos.
Y para empezar el año nos invita Cass a jugar con el futuro y con los números, con todo el significado y todo lo que implica eso. Pues bien, ahí va mi primera aportación del año. Espero que sean muchas más, a ver lo que da de sí el caletre. ¡Salud!
Fue al ver cómo una mariposa se
colaba por una ventana de una de esas casas señoriales de la capital, cuando supe
que mi destino estaba fuera de este lugar. Con el semáforo en rojo, conté desde
el coche: era la tercera ventana de la izquierda, del número 3 de la Calle
Serrano.
De camino a casa, iba en
silencio. Pensaba en la mariposa. Seguramente entraría por un amplio salón. Se
posaría dulce sobre una lámpara de araña que la señora habría comprado en un
anticuario. Sus brazos serían su cobijo leve durante unos segundos. Si en uno
de esos vuelos la viera la chica de la limpieza, abriría de par en par los
ventanales para echarla de la casa. Pero si por un casual, la vieran los niños,
tendría que volar por el largo pasillo, quizá colarse en la cocina o en alguno
de los dormitorios o en la biblioteca, donde en sus altas estanterías no la
alcanzarían los chicos. El chico querría cazarla para investigarla. No así la
niña, que le diría a mamá que la cogiera para dejarla volar libre. La imaginaba,
con sus vuelos cortos buscando un lugar que fuera definitivo para quedarse.
Anochecía cuando llegamos a
casa. Estábamos cansados y nos tiramos en el sofá. No había nada en la
televisión y Ana iba saltando los canales de tres en tres. Vayámonos, le dije. Haz
una maleta y cojamos el primer vuelo que salga lejos, muy lejos. Tres de la
mañana: Montevideo. Nos vale, ¿no? Sí, me contestó Ana.
Compramos los billetes, cogimos
todo rápido, con la urgencia casi animal que dan los augurios por cumplir. Nos sonreímos
mientras volaban por la habitación las prendas que nos íbamos a llevar. Cerramos
rápido la puerta y notamos la corriente tibia de lo que dejábamos atrás.
Era medio día cuando llegamos a
Uruguay. Era primavera. Habíamos cogido desde Madrid un Airbnb en el Bulevar
Aparicio Saravia para los primeros días. Luego ya buscaríamos todo, diríamos
todo, en pequeños vuelos de tres segundos, como las mariposas.
9 comentarios:
Antes que nada: BIENVENIDO MAX!!!!! No sabes lo bien que lo pasaras, en lo que necesites, seré la mejor anfitriona!! Cancela el Airbnb y venite a mi casa, justo está mi hijo, el que vive en Chicago, persona más próxima a tu edad, y te hará visitar lugares con más onda, jaja.
Por lo demás, agradecerte tu entretenida particpación en el jueves y desearte lo mejor en números y letras para este 2019. Ojalá los caminos se sigan cruzando, sos de las personas que hacen mucho bien. Besos para tu precioso hijo y hermosa mujer.
Esa necesidad de cambio, esa necesidad de volar como la mariposa, ese no saber qué encontrarás, ese deseo expresado y aceptado por tu compañera, esa aventura...Me encanta tu relato y la libertad que, apesar de jugar con el tres, expresa. Uruguay un buen lugar en el que aterrizar y con amigos; la mejor apuesta.
El pasado se conoce pero no se puede cambiar; el futuro se puede cambiar pero se desconoce.
Aunque quizá esto no sea de todo cierto... como tu enigmático relato.
Saludos.
Feliz año Max y feliz singladura a lo largo enlazando palabras de la forma tan agradable como haces y nos regalas, desde Madrid , o desde Montevideo, de tres en tres o de uno en uno, volando o a ras de suelo. Un abrazo.
Feliz Año y feliz noche de reyes ..como mágico es tu relato con el vuelo de la mariposa y ese número tres que hizo cambiar los planes de tres segundos.
Un abrazo y feliz noche pues.
Aferrarse a la suerte en función del vuelo de una mariposa!...interesante manera de llevar la vida, más curiosa que inteligente, creo jeje... pero en fin, a algunos les resulta bien.
Un abrazo!
La vida puede ser eterna en 3 segundos, esa es la magia de quien sabe soñar.
Puede dar ese ingenioso fin de relato para una disertación filosófica.
Me ha gustado, buen relato.
Yo soy de las que deja la mariposa en su medio natural. No sabía que la duración de cada vuelo oscilara sobre 3 segundos, ¡algo aprendí hoy!
Feliz 2019.
Saludos
Me ha gustado mucho este relato. Una sigue el ritmo de la mariposa y se identifica con los protagonistas que respiran libremente, como la mariposilla. Son relatos que te relajan y te despiertan una sonrisa. Y no hay muchos así.
Te agradezco todo el trabajo de la convocatoria de este jueves.
Gracias por incluírme.
Un saludo :)
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