14 enero 2006

Telegráficamente, un sábado

Antes de volverme ineficaz he decidido ordenar y archivar todos los papeles que tengo sobre la mesa.Facturas, comunicaciones del banco, ofertas, "chufos" y pequeñas lecturas que guardé porque en algún momento las consideré interesantes y que dejé para otro momento. Al llegar a medio día o por la noche los reviso y los dejo amontonados sobre la mesa. No tengo ánimo muchas veces para ponerme a ordenarlos, me parece un trabajo y gasto de energía innecesario, cansino, pero hoy he dicho que ya basta. A veces pienso que estoy acabando yo solo con todos los árboles del planeta. Además he de hacerlo para ponerme a escribir y leer con un mínimo de orden en ese particular caos que era mi escritorio.
Aparte.Stop
Hoy el cansancio ha convertido una meseta en una montaña, mi sitio era hoy Ocaña, pero me quedé aquí a pasar el fin de semana. Estoy tentado muchas veces de hacer lo que no se espera de mí.
Stop.
La luna está llena y por estos lares envuelta en brumosa claridad. Le da un halo misterioso, de mujer morena. Y entre los árboles secos de invierno parece que la ciudad se difumina. Me pregunta una niña si la luna se verá igual de misteriosa en Madrid, o en otro lugar. Igual de llena sí, por lo demás cada uno le pone el misterio que desea.
Stop.
Las musas han asomado tímidamente la naricilla por detrás de la puerta entornada, creo que conocen de mis trasnochadas y saben cuando la casa está tranquila para dejarse ver. Las dejaré pasar.

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