13 febrero 2025

Los mitones de Leo

Hoy los mitones verde lima que nos regaló Leonor estaban en la silla del pasillo. Este invierno apenas ha hecho frío unos cuantos días sueltos y no se los ha tenido que llevar Ana a la oficina para calentarse las manos mientras trabaja. Porque son de Ana. Leonor apareció por Aranjuez con mitones para regalar a todos los jueveros consortes. Lo pasamos bien entonces. 

Igual que cuando estuvimos por Cádiz, su Cádiz y pasamos una tarde de diciembre con ella y su marido. En la plaza donde quedamos había una pista de hielo a pesar de la temperatura casi primaveral, caía el sol rápido. Salimos del bullicio prenavideño para recorrer las calles del centro. Los naranjos estaban cuajados de azahar. Fuimos al Falla y a la Caleta donde rompe el océano en mil pedazos blancos. Después tomamos un café. Está feo, dijo. Era cierto, no sabía a nada. 

No paró de hablar de su obra de teatro, de su nieto, de su hija...de sus proyectos, de literatura, de escribir...de lo que va la vida. Para entonces ya estaba enferma y había comenzado de nuevo el tratamiento. Nos despedimos junto a la estación de tren, con la promesa de volver a vernos. Y nos dio unas mascarillas, aún de moda entonces para muchas cosas. De San Fernando, negras y con un cruz, una media luna y una estrella de David. 

Ese mes de febrero, escuchando las chirigotas de Carnaval, nos acordamos de ella y de la foto en el Falla. Y le escribimos un whatsapp que nunca contestó y que, seguramente, (pienso ahora) quedó guardado para siempre en el cajón de los móviles viejos. 

Quizá alguien lo leyera a destiempo y con un pellizco en el estómago, se cabreara o quizá pudo llegar a pensar en el cariño y la huella que Leonor dejó en nosotros a pesar de lo poco que la conocimos y que hace que una chirigota de carnaval y unos mitones verdes, hagan que todos los febreros nos acordemos de ella. 

Este año, tampoco ha sido la excepción. 

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