02 abril 2015

Este Jueves Relato: Un mundo de sensaciones

Esta semana propone Cass que escribamos un relato sobre sensaciones, olores, onomatopeyas y colores...Bueno, pues ahí van los míos...

Era viernes y serían sobre las diez de la noche más o menos. Recuerdo que estábamos todos celebrando una fiesta del mojito en el piso de estudiante de Arturo. El piso era como todos los que se alquilan a estudiantes, estrecho y con muebles viejos de diversas procedencias. Y Arturo era ese amigo tuyo que decía que estudiaba enfermería. Yo estaba sentado en una silla en la cocina mientras veía el trajín que os llevábais con la hierbabuena, el ron, el azúcar moreno y el agua de seltz. El aroma de la hierbabuena lo impregnaba todo y se oía el tintineo de cucharillas y vasos de cristal. Entre risas y comentarios, los mojitos salían de la cocina como de una cadena de producción y se iban al salón donde el resto de la gente, bebía y bailaba.
Recuerdo que me miraste.
Te ha cambiado el gesto. ¿Te pasa algo? Estaba un poco pálido y ni el mojito que bebía, sirvió para hacer volver los colores a mi cara.
Nada, que acabo de ver mi propia muerte.
¿Cómo? No te reiste de la ocurrencia porque mi cara debía ser un poema o porque tú sabías que con otras pequeñas cosas había acertado y te dio un vuelco el alma.
Sí. Acabo de ver como al salir de aquí, cerca de la confluencia del Paseo Zorrilla con Juan de Austria, cuando íbamos a cruzar, un coche grande y marrón que va muy rápido me atropella y me lanza por los aires. Creo haber visto que caigo fulminado al instante.

Te asustaste pero me dijiste que seguro que eso no podía ser. Creo que estuviste toda la noche pendiente de mi. Y no pasó nada esa noche. Y no paso nada ni el sábado ni el domingo. Y nos volvimos a Madrid. Y no vuelve a salir el tema, hasta que planteamos las vacaciones. Podemos hacer cualquier cosa, ir a cualquier sitio menos visitar Valladolid. De momento está vedado, hasta  nueva orden o nueva premonición. 

20 marzo 2015

Este Jueves Relato: A través de la ventana

Esta semana Gaby nos invita a asomarnos a una ventana. Ahí va mi mirada...

Abril florecía frente a mi ventana…la verdad es que no sé por que me ha venido a la cabeza este verso de Soledades. Quizá porque son ya tres primaveras las que llevo encerrado aquí un poco contra mi voluntad. Seguro que es porque vivo en la calle Antonio Machado. Pegando la nariz al cristal y mirando hacia la derecha, se ve en la esquina el cartel azul con el nombre del poeta. Qué calle más fea le han dedicado los del ayuntamiento. Hasta ahora no me lo había planteado pero, es estrecha y, a poco que tengas una ventana grande como la de mi habitación puedes ver la vida que se desarrolla justo en la casa de enfrente. También es cierto que es la única que queda habitada. Dos o tres más de esta misma calle ya son viejas cuadras con arados oxidados y yerbas de todo tipo creciendo, helándose y quemándose al sol según la estación; vestigios de adobe derruidos de otras vidas que pasaron. Casi como yo aquí. La del tío Genaro en el número dos; la de la Isa la de Panfi, en el siete que aún resiste casi entera. Alguna de ellas ha sido tomada por los gatos. Estoy seguro que allí tienen comida, o alguien les pone. Los veo entrar y salir con la tranquilidad que da la soledad de lo que se ha desmoronado.

Hay uno que viene a visitarme a esa hora del mediodía en que no pasa nada en el mundo. Lo veo desde mi cubículo, en las tejas de enfrente paseando orgulloso y mirándome. Estoy seguro que me mira y se asoma a mi ventana, a mi pequeño universo de cristal y se tumba al calor y piensa que qué raro que debe ser ese animal que se limita a observarlo desde un cuadrado del segundo piso de la acera de enfrente. 

20 febrero 2015

Este Jueves, Relato: Argumentos Oníricos

Propone el Demiurgo de Hurlingham que escojamos de entre sus propuestas la que más nos apetezca para hacer un relato. Yo he escogido la número 13: Una herencia lleva al protagonista a una mansión, donde vivirá. Una herencia maldita porque estará rodeado de seres extraños que obedecerán. Pero serán peligrosos para cualquiera que se acerque. Como parte de una maldición ancestral, no podrá salir, salvo que…

Estaba cansado de todo el viaje en avión y luego un trabajoso traslado hasta el cottage. Así que le pareció la primera buena noticia del día que la verja de entrada se abriese como por arte de magia al paso del vehículo. Sus hermanos le estaban esperando desde por la mañana. Tras los papeleos, todo estaba dispuesto para la apertura del testamento. Llegó a la enorme biblioteca de la casa y apenas conoció a su hermana pequeña, ni a su hermana mayor, ni a la mediana. Habían cambiado mucho, su mirada era torva, urbanita, desconfiada. Sin embargo, lo primero que le dijo la pequeña es que había hablado con los demás y le obedecerían en todo porque siempre les pareció el miembro más lógico de la familia. Con todo, no era eso lo que decían sus miradas. En el aire flotaba ese ambiente secreto y conspiratorio de las grandes ocasiones, todos parecían conocer algo de lo que no podían o no querían hablar.
Esa misma tarde el notario de la localidad abrió y leyó todas las adjudicaciones. En el fondo, ninguno quedó contento, aunque tampoco parecían disgustados.
Fueron los muchos días juntos, los que volvieron opresivo el ambiente. No tenía temas en común con sus hermanos, eran unos perfectos desconocidos. Empezó a desear con todas sus fuerzas salir de allí, con las mismas ganas con que uno, en pleno ataque de pánico, se quiere bajar de un avión. Pero siempre había algo que tiraba de él para atrás, un cuchicheo, una puerta que sonaba a deshoras, silencios a su paso, miradas furtivas.

Con ello, el reloj del salón, empezó a marcar impasible los pasos del destino de aquellos tres extraños que habitaban el cottage. Igual que el abuelo hizo con la abuela cuando, por lo que parece, está descubrió algo, así haría él con sus hermanos. Pero únicamente para escapar de ese lugar. La herencia, la sangre y el mismo cottage, le apretaban la garganta como un mal nudo de corbata. Necesitaba salir, aunque para ello tuviera que dar cuenta con la maldita tradición de su familia…

Más relatos donde El Demiurgo

29 enero 2015

Este Jueves, Relato: Caso Nisman

Si en este momento está usted leyendo es porque, seguramente, yo andaré ya muerto. Así que usted, amable lector, ándese también con cuidado y no dé a conocer, de momento, ni el contenido de esta carta, ni el del cd que le acompaño con todas las pruebas de la investigación que he ido reuniendo a lo largo de los últimos meses. Todas apuntan hacía la señora X, o señora Rosada, si estuviéramos en un film de Tarantino. Ya sabe que esta señora y sus perros de presa del servicio de inteligencia no son muy dados a dejar que nadie cuente nada, así que de saberse todo, ya le andarán buscando. No crea, no confíe. En todo caso, cierta tranquilidad le puede dar saber que he remitido copias a algunos colegas suyos también y a alguna organización internacional para que sepan, investiguen y juzguen a todos los culpables. Si me voy, lo haré con la conciencia tranquila y pudiendo dormir por las noches, algo que no creo que puedan decir los que me habrán asesinado. También se acabarán el mirar todos los días debajo del coche y andar con mil ojos por la calle, darle un beso a mi hija sabiendo que puede ser el último que le haya de dar, las despedidas de mi esposa todas las mañanas entre lágrimas ante un futuro negro. Lo siento por ellas y por el país. Solo un ruego, cuide el material y que el miedo no le impida sacarlo. Elija usted el momento.
Sin más, me despido. Salud y Justicia.
Nisman. 


Más donde Gustavo




16 enero 2015

Este Jueves un Relato: Escritura Creativa

Eva había decidido dejar Berlín por unos días y desplazarse hasta Munich para visitar a su hermana Ilse. Llevaban mucho tiempo sin hablarse. Exactamente nueve años, desde el intento de suicidio. Eva no había perdonado nunca la soberbia de su hermana y esa mirada de superioridad que desde entonces tenía. Ilse no había perdonado a Eva ese afán desmedido por el poder, por subir en el escalafón social, como si los sudores de los padres no hubieran sido lo suficientemente importantes para sacarlas a las tres adelante. Ilse culpaba a Eva de muchos de los males de la humanidad y quizá, consideraba en secreto una ofensa que Eva hubiese siempre preferido la compañía de Margarethe, su hermana menor, en lugar de la suya. No obstante, aquella tarde estaba dispuesta a olvidarlo todo. La mesita estaba decorosamente vestida para el té. La guerra se adivina con solo echar una ojeada tras los visillos, pero han cesado los bombardeos y por un momento, como todos los años en abril, el sol elonga los días y se vislumbra la primavera. Hacía mucho tiempo que los días eran grises y esa tarde, por fin, el sol salía de detrás de los escombros.

Eva habló y habló sin parar, recordaron, rieron y lloraron, porque al despedirse, Ilse supo que jamás volvería a ver a su hermana, la primera mártir del siglo veinte. 

Más en casa de María José

02 enero 2015

Este Jueves, Relato: Ese Oscuro Objeto de Deseo

Casi todas las tardes era igual. Sobre las seis, el sol iluminaba profundamente la cocina. Notaba como el corazón le palpitaba más rápido a medida que recorría el pasillo. Al principio, disimulaba la compra diciendo que era para que el niño merendase. Cuando a la segunda tarde Javier dijo que no le gustaba, ya no tuvo que ocultarse más. Cogía la bolsa de tela que estaba colgada tras la puerta de la despensa. Cortaba en dos rebanadas el pan de miga blanca que compraban en la nueva panadería vintage del barrio. Iba hacia el armario de las galletas y allí estaba: el enorme bote rojo. El cuchillo de punta roma recorría primero el fondo y después las paredes para extraer, en una única punción certera, la mayor cantidad de nocilla posible. Untaba primero la parte de abajo del pan. Después con el sobrante la de arriba y volvía el cuchillo a hendir el untuoso elemento para completar aquella ambrosía. Chupaba el cuchillo y, casi limpio, lo dejaba para fregar. El primer bocado del pan sabía a niñez, a barrio sésamo y deberes después; a frustración porque no todas las tardes había para hacer esos bocatas; a tómate primero la leche; a cuando sea mayor me voy a comprar toda la nocilla del mundo. Una especie de predicción que se cumple porque, desde entonces, no falta en su armario de las galletas un bote rojo con el que, medio en secreto, muchas tardes puede dar ejemplo a su hijo sobre lo importante que es merendar bien para suplir las carencias de la infancia. 
Más donde Charo.

11 diciembre 2014

Este Jueves, Relato: Project U.F.O

Dos cosas sorprendieron a la policía portuguesa cuando detuvo a Abelio. Una, fue la enorme cantidad de información que tenía en su cabaña a las afueras de la localidad de Loibos. Abelio guardaba en una libreta anotaciones de todos y cada uno de los transportes que durante años había estado realizando. Todo con sus fechas, destinos y mercancía. Estraperlo siempre de noche, siempre con el vello encrespado y alerta a través de ese incierto y boscoso límite que era la frontera entre España y Portugal.

Y la segunda fue que, en una de esas anotaciones, Abelio contara como una noche se riló cuando en uno de esos viajes vió como un objeto desconocido y muy luminoso descendía del cielo y del mismo salían unos extraños seres verdes que, tras un rato deambulando y olisqueando por la zona, terminaron perdiéndose en la inmensidad del bosque. Él, aterido más por el miedo que por el frío, tras un matorral, pensó que se trataría de algún artefacto volador que estaría probando la guardia civil española para evitar el contrabando. Nunca lo supo porque únicamente fue capaz de hacer dos o tres viajes más. Desde aquel momento siempre tuvo la impresión de que el bosque tenía más ojos de los habituales y que la guardia civil siempre le estaba pisando los talones. Entonces consideró que sería mejor pasar las horas de oscuridad al abrigo de la lumbre en su cabaña, que la noche era para los lobos. 
Mucho más en la casa de Charo
Y muchas gracias a mi gran amigo Goathemala por inspirarme la idea 

06 noviembre 2014

Este Jueves Relato: El ABC de la Dimensión Desconocida

Mi madre siempre tuvo las cosas claras. Las de aquí, del mucho más acá; y las de allá, las de una dimensión desconocida de la que nunca hablaba pero que yo creía intuir por lo que a veces ocurría. Yo siempre he pensado que la puerta a esa dimensión desconocida se encontraba en el armario de abajo junto al frigo. El de las sartenes. Creo que mi madre pasaba por él cuando estaba harta, muy harta de su vida y de la nuestra y decía aquello de me voy a ir y me voy a perder del mapa. Y yo de muy pequeño que me la imaginaba cayéndose Canarias abajo. Pero realmente la perdíamos de vista una o dos horas y ni mi padre ni nosotros sabíamos dónde se metía en este tiempo-espacio. Porque salir, salir, lo que se dice salir por la puerta normal, la de siempre, no lo hacía. Yo creo que quizá abría esa puerta con la excusa de guardar algo y se escabullía entre las sartenes tras una gran luz que la cambiaba de dimensión. Y luego otra gran llamarada dentro del armario nos la devolvía. Lo cierto es que yo, por más que abría y cerraba la puerta de abajo a la izquierda del frigo, no lograba pasar a dimensión otra alguna, ni encontraba luz cegadora ni nada. Bueno, serán cosas de padres, como eso de desayunar café con lo bueno que está el Cola-Cao.

Mucho más en la casa de Yessy Kan

16 octubre 2014

Este Jueves...Relato: Matrimonios Impuestos

Yo me casé de negro. Literalmente. Era lo que había que hacer. No hacía ni seis meses que se había muerto mi madre. Así que a nadie sorprendió el velo y la cola negros cuando se abrió el portón de la pequeña iglesia de Nuestra Señora de los Remedios. Chirriaron los goznes, crujió la madera y sonó el primer campanazo de los doce que me habrían de acompañar hasta el altar. Me pareció que sonaban como cuando lo de mi madre. Una vaharada cargada de incienso se nos llegó y casi me nubla la vista. Noté como una nausea me subía desde lo más profundo del corazón a la garganta; apenas podía aguantarla. Era un sabor acre, muy parecido al olor que le quedaba a él en el pelo, cuando el fijador que usaba llevaba mucho tiempo sobre su cabeza, sobre todo al final del día cuando iba a visitarme. Pensar en su pelo, hacía subir otra arcada. Dimos otro paso. Sonó otro campanazo de mi particular duelo. Pensarlo encima de mí, hizo subir otra. Su viscosa cara de cerdo. Conforme nos acercábamos al altar se podían adivinar su sonrisa, su perfecto bigotillo, su cepillado traje marrón; y también se vislumbraban las lindes de sus nuevas fincas, las nuevas cabezas, la quintería en mitad de la nada, melonares, escopetas, días de cacería y soledad, noches de lágrimas y putas, el brandy, algún que otro golpe que me dará, todo con la sonriente complacencia del sumo hacedor del milagro, mi padre del que ahora voy del brazo. Me lleva casi en volandas para que no me desvanezca. Blanca va la novia, más no radiante. Un último paso y un último campanazo marcan los doce del fin de mi mundo. Y el “estamos aquí reunidos…” del cura, a mi me suena a requiescat in pace. 

Más en Soliluna

03 octubre 2014

Este Jueves Relato: Idiomas


Bajo la luz roja, únicamente soy capaz de distinguir el blanco de los ojos de mis compañeros. El resto es ruido y frío. El sonido del helicóptero es ensordecedor;  y aunque debería estar ya acostumbrado, esto es como los exámenes de la carrera, por más que uno sepa la materia no se termina de acostumbrar. Por la puerta abierta, retazos de desierto y de dunas. Arena que se ondula al son de nuestras aspas. Uno, dos, tres Tiger. Y no es la canción infantil. Sonrío ante mi propio chiste. Siento un ligero aturdimiento y el chicle que mastico no sirve de nada. No es el mal de altura. Un poco entumecido el brazo donde me pincharon; a la altura del hombro está un poco hinchado. Lo cierto es que, de todo lo que me iban explicando sobre terapias génicas, mapa del genoma humano y demás aclaraciones, solo me quedé con que, desde la puesta en marcha de los efectos de la dosis, comenzaría a olvidar el castellano y a pensar y poder hablar perfectamente en pashto y dari. La sustancia inoculada, intervenía a no se qué nivel cerebral, y no sé cuáles receptores genéticos, y permitía controlar perfectamente un idioma con nada más estudiarlo y escucharlo un par de días. Mi entrenamiento duró una semana. El tiempo de la misión sobre el terreno haría el resto. Podría recordarlo todo pero no expresarlo en castellano nunca más. Después, me las tendría que apañar si quería volver a aprender de nuevo cualquier otro idioma. Únicamente debía transmitir información, para todo lo demás, no era nacional, nadie me conocía ni me iría a rescatar en caso de problemas. Cuando el general médico me preguntó si tenía alguna duda o pregunta, dije que no. Ni las tenía ni creo que me las hubieran podido resolver.
Hemos parado en el aire y el tiempo parece suspendido. Se enciende un piloto verde. Se despliega una cuerda. Me toca pisar el desierto. En un perfecto pastún, me despido de mis compañeros: 
وداعا وداعا

Con tanto idioma no había puesto que hay más historias donde Juan Carlos al que agradezco desde aquí los idiomas de mi blog

26 septiembre 2014

Este Jueves Relato...Habla del silencio...

El silencio y la luz de la casa por la mañana cuando él la abandona semejan mucho a los que se intuyen en un lienzo de Hopper. Tanto tiempo admirando a ese pintor y ahora podía perfectamente ser una de las figuras cabizbajas que habitan en sus cuadros. Que habitan o que deshabitan porque desde anteanoche, su vida es un desierto de palabras que se pierden por los pasillos y recovecos de la casa. Y eso que ella ha intentado seguir con la normalidad, con la feliz rutina rutinaria. Pero la casa le parece muy grande y las horas, mucho más que sesenta minutos; aunque ahora es mejor cuando él no está. A veces le gustaría perder los papeles, desearía poder odiarle, mucho; no haber sentido vergüenza y haberse acercado.

Porque anteanoche no tuvo una reunión hasta tarde, no era hora punta para que se hubiera quedado atrapado en alguna de las muchas venas que desangran esta ciudad cada atardecer. Anteanoche la nada más abisal se le vino encima al contemplar unas sonrisas cómplices, aquellos devaneos, aquella entrada triunfal en la vinoteca. Todo perdió el color alrededor, quedó sorda. Tantas veces había dejado la televisión en silencio viendo escenas parecidas mientras ella hablaba por teléfono que, por un segundo eterno, pensó si aquella escena no podía haber sido escrita por cualquier guionista; después volvería a subir el volúmen de la televisión y la historia de amor continuaría. Pero no. Lo que continuó fue esa escena y el silencio solo lo aportaba la distancia a la que estaba.

El silencio solo lo aportan, ahora, la distancia a la que está, las lágrimas en salada soledad, el miedo a quedar callada, a no saber decir; y la terrible sensación de que el futuro es un edificio viejo al borde del derrumbe y cuyos escombros ella ya tiene en el alma.  
(Más en Matices en la vida )  

05 agosto 2014

Fratercula Arctica (Frailecillo, Atlantic Puffin, Lundis, Pulcinella di Mare...)

Es todo un espectáculo vernos a mis compañeros y a mí dejarnos caer, despeñarnos, arrojarnos desde los acantilados para zambullirnos en el océano y alcanzar el duro objetivo de unos pececillos o unos crustáceos que llevarnos a la boca. Nuestras cortas alas no permiten otra cosa y, aunque el agua está fría, siempre solemos lograr algo, por pequeño que sea. Ahora el tiempo manda que tenemos que marchar a alta mar, que ya en invierno retomaremos las costas, los escarpados acantilados y se nos podrá ver otra vez, con el plumaje renovado, hoyando la roca para proteger nuestras crías frailecillo de las gaviotas, demás depredadores y de las curiosas y masivas miradas de los de SEO Birdlife, que no nos dejan vivir durante los meses costeros. Que el periodo de cría sea fructífero y a la vuelta, podamos vernos todos de nuevo en la colonia o sociedad nidificante como nos llaman algunos…

(Una licencia para dejar descansar la conexión...iré conectando algún día, aunque no se si podré publicar...de momento dejamos un rato el blog en stand by...esperando, que seguro que algo ocurre. Besos)

01 agosto 2014

Este Jueves (Viernes) Relato Él y sus Circunstancias


Recuerdo que el año 1963 fue declarado por el Ministerio de Información y Turismo como “Año Nacional de la Paciencia y la Humildad”. Si Naciones Unidas todos los años declaraba un año internacional de algo, aquí en España no íbamos a ser menos. Con el tiempo he llegado a saber que hasta se publicó un decreto en el Boletín Oficial del Estado con toda una batería de medidas (como ahora pomposamente se dice), subvenciones para actividades y recomendaciones para los ciudadanos: prohibiciones de gritar y enfadarse; cursos de trato correcto a los extranjeros; normas de buena conducta en la carretera y en los bares; y prohibiciones, que siempre las había, de tratar mal a un superior o autoridad, de rechistar ante las diatribas de los jefes o policías, etc…hasta de intentar hablar ante una reprimenda del maestro. Y es que el Régimen era como nuestra casa y Franco como el abuelo de todos, cariñoso y dadivoso cuando íbamos de visita y nos portábamos bien, pero inflexible aunque de un modo generoso, cuando hacíamos alguna trastada. Yo, por todo lo que después pasó, siempre he tenido la impresión de que la trastada que tuvimos que hacer hubo de ser muy gorda y que, muchos de nosotros aún hoy cargamos con la pena de aquello que hicimos.
Recuerdo que ese año, papá y mamá fue en el que menos discutieron y se pelearon. Supongo que porque hacía mucho tiempo que no tenían nada más que echarse en cara o porque, en realidad, nunca habían tenido mucho que decirse. Así que a ninguno nos extrañó no ver los desayunos preparados esa mañana de primavera y a papá corriendo como pollo sin cabeza para ver donde estaba el Cola Cao, el azúcar y las galletas. Mamá marchó con la tía Viru y mi padre se quedó con nosotros y con todo lo demás. Eso sí, cumpliendo las recomendaciones del decreto de humildad y paciencia, sin rechistar, manso como un buey arando, arando…

Mucho más en el blog anfitrión de esta semana The Daily Planet´s Bloggers


24 julio 2014

Este Jueves un Relato: La máquina del Tiempo: Tireless



Y al leer la orden, todo el universo se me vino encima. “Desde la notificación de la presente y por orden del juzgado de instrucción número cinco de la Audiencia Nacional, de conformidad con lo que establecen los artículos 546 y siguientes de la Ley de Enjuiciamiento Criminal se autoriza la entrada y registro en la sede de la empresa Tireless, S.A. y la incautación de cuantos elementos sean relevantes para la causa…”. Y así continuaba una resolución de unos seis folios que me dieron nada más llegar ese lunes a la oficina. Me permitieron quedarme durante el registro e incluso el juez que daba órdenes aquí y allá me hizo alguna pregunta irrelevante. Duró ocho horas más o menos. Y era el fin.
Al igual que las impresoras 3D de alimentos no acabaron con el hambre en África sino que crearon hordas de gordos europeos, nuestra máquina tampoco alcanzó el fin deseado. Y si bien, la concesión exclusiva del gobierno nos permitió al principio el control de los viajes en el tiempo, cuando la concesión caducó y surgieron por doquier máquinas Tireless para uso doméstico, los viajes al pasado (no incluímos la tecnología para viajar al futuro) se convirtieron en un problema de orden público. Gente que dejaba de ir a trabajar, apariciones fantasmagóricas por doquier; y económico porque la gente dejaba de viajar a las playas y montañas para irse uno o dos siglos atrás, o unos años: hoteles y zonas de veraneo vacías como tras un holocausto nuclear. Por suerte tampoco incluíamos la posibilidad de transformar el futuro desde el pasado, con lo que minimizábamos los riesgos. Aún así, los gobiernos y, entre ellos el nuestro, consideraron inasumible que la gente estuviera moviéndose de esa manera, escapando a todo control y decidieron que se acabó. El delito fiscal es solo un pretexto, el procedimiento una farsa.

Con todo y con eso, la tecnología ya está en la calle y al alcance de todos, y será imposible su control aunque yo esté en la cárcel, eso sí si no me largo unos siglos atrás de viaje.

Muchos más relatos en el blog de María José 

16 julio 2014

Convocatoria Juevera: Túneles

Me invita mi amiga y compañera del taller de cuento Charo a participar en las convocatorias que, desde hace un tiempo, llevan a cabo un grupo de blogueros todos los jueves. Intentaremos estar a la altura. Pues ahí va mi historia.

Por un lado rodeándonos, la enorme estación de Munich. Del otro, nuestros pequeños e ininteligibles billetes de la DB Bahn en la mano. Menos mal que habíamos podido encontrar una máquina expendedora que funcionara en español. Andén 6 destino Salzburgo, una excursión cortita para visitar la cuna natal de Mozart.
El traqueteo y el madrugón hicieron que te durmieras a las primeras de cambio. Yo iba mirando por la ventana el bucólico paisaje de los Alpes lleno de florecillas amarillas y verdes praderas hasta donde alcanzaba la vista. Y montañas, altas cumbres que debíamos atravesar o subir para llegar a Salzburgo. Tu respiración acompasada a los saltos de las traviesas y tu cabeza apoyada en mi hombro. Una nube imposible tapó el sol por unos segundos y ante el tono gris que adquirió todo, no pude evitar pensar que, quizá, por estos mismos raíles habían viajado de ida sin vuelta muchos judíos durante la segunda guerra mundial. La vida a veces es en blanco y negro.
No sé el tiempo que llevábamos de viaje cuando, al fondo en la falda de la montaña, apareció la enorme boca de un túnel que se tragó el tren. Al instante las luces del convoy se encendieron despertándote.
El tren seguía avanzando, pero yo ya no era capaz de distinguir si de modo rápido o lento. Al asomarme por la ventana para intentar vislumbrar algo, el cristal me devolvía la imagen sonriente tuya y del resto de pasajeros. El tiempo dentro parecía no tener fin. El túnel tampoco. A mi me parecía que la marcha aminoraba mientras fuera era continúa la oscuridad.   

A nadie parecía preocupar que pudiéramos llevar horas o quizá ya días recorriendo un túnel hacia no se sabe dónde. Yo ya no entendía. Seguía intentando adivinar algo fuera, pero un color muerte lo colmaba todo. Pensé que podíamos estar parados. Que alguien vendría a rescatarnos. O que estaríamos perdidos para siempre en este túnel. O que, o que…tú seguías jugando con un mechón de pelo. Te miré suplicante y sonreíste. Suspiré. Fuera creo que seguía el traqueteo y la inexorable oscuridad. 

25 junio 2014

La Vida en Referente

Tal y como expresaba el gran José Luís Sampedro, la vida ha de ser siempre el referente. Y el tiempo no es oro, el tiempo es vida. Esa debe ser la máxima a aplicar. Y hablando de tiempo y de vida, este blog ya ha cumplido nueve vidas. Nueve años desde que se publicó la primera postal de esta vida en letras que es un blog. Un invento que, al principio era rápido y que, con el tiempo y el avance de las nuevas tecnologías, se ha vuelto un remanso de tranquilidad en el que guardar unas pocas palabras y un rincón en el que poder tomar un descanso un poco más amplio y más lejano de los ya manidos ciento cuarenta caracteres. Letras, letras, letras...me encantan las letras y me encanta que se paseen por aquí. Otro año más gracias por acompañarme durante todo este tiempo, por sus amables comentarios y críticas. Por todo. Amigos, vida, tiempo, letras...eso es un blog...eso es este blog. Gracias y seguiremos...

14 mayo 2014

El parte del tiempo

Hoy, papá, parece uno de esos días primeros de otoño que tanto te gustaban. De esos en los que un cielo encapotado anuncia la cercana llegada del invierno, pero que apenas deja una gotas de lluvia con las que remojar la seca sal que ahora tenemos en la garganta. Hoy, papá, sopla un viento un poco frío que agita las copas de los árboles y nos obliga a sacar del armario la rebeca para el alma que estaba guardada pacientemente.
Hoy, el parte del tiempo va a hablar de brumas matinales, de chubascos débiles, de días soleados por el sur, porque hoy el parte del tiempo va dedicado a ti y porque, en el fondo, hoy el parte del tiempo hablará un poco de todos nosotros.
Hoy, papá, cantamos soledades porque todos te acompañamos y porque tú nos acompañas.

Hoy…con este cielo encapotado, con este viento frío…porque estamos en mayo y es primavera…a pesar de todo.

15 febrero 2014

Spencer Ltd.

Ha muerto J. Spencer, famoso creador americano de puzles, rompecabezas y todo tipo de acertijos. Y resulta que el mito o leyenda del puzle al que siempre le falta una última pieza, es cierta. Lo confiesa el creador del primer puzle moderno en una carta póstuma encontrada entre sus cosas, en la que señala como causa una especie de paradoja sobre la imperfección del mundo. Si este no es perfecto, J. Spencer, consideró que todos los puzles que salieran de su ingenio o caletre lo harían sin solución, en el caso de los acertijos; o sin una  pieza en el caso de los puzles. Las máquinas de sus fábricas estaban concebidas tozudamente por ingenieros para ello, para troquelar una pieza de madera  menos.

Y yo, en la otra punta del mundo, lo he podido comprobar, tras intentar hacer un par de ellos con mi hijo. En la parte de atrás de la caja, siempre aparece el sello de Spencer Ltd. A eso se le llama hacer pingües beneficios de toda una mínima imperfección del terrenal mundo. O jugar un poco a dios, o pasar el rato, qué se yo. Descanse en paz el señor Spencer en cualquier caso.

08 enero 2014

El eco de los patos

La ciudad no me inspira. Las historias urbanitas tienen siempre como componentes o protagonistas a personas que llegan agotadas de sus trabajos, con un botón de la camisa desabrochado y la corbata suelta; o el pelo suelo o el tacón del zapato destrozado o con las punteras grises del roce. Sempiternas luces anaranjadas de eterno extrarradio. 
En la ciudad todo es movimiento; de coches, de personas; gente corriendo por todos sitios: unos haciendo footing porque se aburren en sus casas y no hay nada más sano para no pensar que sentir dolor físico, aunque sea por las agujetas que salen tras el ejercicio. Rotondas siempre atascadas de coches, malhumoradas caras tras los cristales en los semáforos…
Sólo alguna vez se puede ver el atisbo de lo que pueda ser la felicidad cuando encuentras algún personaje entre los plásticos de invierno de alguna terraza, o de los que se encuentran ocultos en bibliotecas o museos…el resto es movimiento, ajetreo, siempre cosas por hacer sin orden ninguno ni sentido… da la impresión de que todo se mueve en círculos, las ciudades se han convertido en un inmenso acelerador de partículas…humanas. 
En la ciudad el tiempo pasa muy rápido y de manera imperceptible; se puede llegar a perder el sentido de la realidad y hasta dejamos de oír el pulso vital que late dentro de nosotros. La gente anda perdida con ojos extraviados en sus pensamientos, y apenas atienden y responden automáticamente a las luces rojas y verdes de los hombrecillos que indican, en los semáforos, cuándo se puede cruzar y cuándo no…
En la ciudad todo se compra y se vende, las mercancías, los servicios, los domingos; están plagados los parabrisas de los coches de publicidad de puticlubs y servicios de señoritas con salidas a hotel y domicilios y todo tipo de facilidades, pago con tarjeta y discreción. En la ciudad todo es grande, hasta las desazones y las soledades, los desengaños…bueno, no todo, en la ciudad las personas son pequeñitas, lo son sus cosas y sus sentimientos, suicidios del tamaño de cajas de cerillas, asesinatos o robos en miniatura…todo un teatrillo de marionetas o un escaparate de tienda de juguetes.
En la ciudad no existe el presente, las cafeterías son vintage; los restaurantes modernísimos, el resto de cosas o muy nuevas, o muy viejas.

En la ciudad la vida se asemeja a un libro pensado por muchos autores, sin orden ni concierto y cuyo único mérito, casi exclusivo es, el haber sido escrito, aunque nadie sepa leer.
En la ciudad, las personas son como el eco de los patos: no se sabe si existe o simplemente es la reverberación de su propio graznido.

30 diciembre 2013

In Memoriam

Siempre suelo ir embebido en mis propios pensamientos e historias, así que cuando te ví en aquel andén de la línea uno o la azul o la marrón, puse la cara de bobo que me viste. Supongo que te alegrarías al ver que estoy un poco calvo y que mi cara ha engordado. Otra pequeña venganza del tipo de ver a uno de tus “ex” al cabo del tiempo y comprobar que está mucho peor que tú.
Yo por mi parte casi te he olvidado por completo. Apenas me acuerdo de los magníficos polvos que echábamos en los lugares más insospechados, por algún portal del barrio viejo en el que nos colábamos; o en algún aseo furtivo cuando salíamos; o aquella vez en que casi nos pillan follando en un ascensor cuando nuestro vecino iba a las cuatro de la mañana a bajar al perro; que digo yo que vaya horas para bajar al perro que tiene la gente.
También se me ha olvidado casi por completo ese lunar que tenías en tu generoso culo y que besaba con fruición abrazado a ti, mientras te prometía amor eterno tras una batalla sexual.
También se me ha olvidado tu perfume goloso de Poême, atrayente como pocos, dulzón y erizador de todos y cada uno de los pelillos de mi cuerpo…
Y ahora cuando llego a casa y veo mi sopa fría y a mis tres hijos, compruebo lo bien que lo hice consiguiendo que me dejaras por un cabronazo que te trataba mal, que te hacía sufrir y llorar, porque lo mío ahora, sí que es felicidad…de otro tipo, pero héteme aquí la mar de contento. Lo nuestro no podía ser. Como hombre busco siempre algo más que follar y follar, y con tu insustancialidad vital era imposible...creo.

A ti por el contrario, te veo bien, pareces cansada pero contenta, veo que te ha sorprendido verme. Supongo que me tenías perdida la pista y no pensabas que pudieras encontrarme aquí. O quizás te habías olvidado casi de mí, como yo de ti…

24 diciembre 2013

Feliz Navidad

¡Ya lo estoy viendo! ¡Ya lo estoy viendo! La mirada incrimitaroria de la abuela porque es la única alegría que se da entre el cóctel de pastillas que ya toma para sus múltiples achaques. La mirada conmiserativa de mamá pensando “si lo he pario yo, qué queréis que os cuente”. Papá no estará, habrá resoplado como un toro antes de embestir y, por no darme un topetazo, se habrá marchado pasillo arriba. El resto de la familia estará entre el estupor y la risa…sobre todo mi hermana pequeña que siempre me ha tenido una envidia…y he aquí que son las seis de la tarde y estoy en el Mercadona de al lado de casa, repelando las existencias que han dejado el resto de los “consumiendos”, para ver si logro sacar algo para cenar esta nochebuena: un poco de jamon de york, unos dátiles, un bote de melocotón en almíbar, vino, eso, vino no puede faltar…y es que solo a mí se me ocurre, traerme en el coche, vivo y sin caja desde el matadero al pavo. Ya, lo sé, pero no encontré cajas en ningún sitio. Además, le puse el cinturón de seguridad por si me paraba la guardia civil. No hizo falta, las primeras rotondas antes de salir a la carretera fueron bien, pero al salir a la general y coger el vehículo velocidad, el bicho abrió los ojos como platos, comenzó a agitar el moco ese rojo que le cuelga de la nariz y a arrearme unos picotazos…mirénme, parezco un ecce hommo…tuve que parar el coche en el arcén para acomodar al bicho en el maletero y fue ahí, cuando al soltar el cinturón, se fajó y salió corriendo campo a través, que no sabía yo que un pavo pudiera correr tanto…tenía frío y cara de bobo viendo al pavo alejarse entre encinares hacia una vida mejor…al final sólo se me ocurrió gritarle…¡Feliz 2014 y no te preocupes por mí que yo ya veré lo que ceno! 

14 noviembre 2013

El minuto del diablo

De todos es sabido que el tiempo que tenemos es prestado. Lo que mucha gente desconoce, algo normal por otro lado, es quién es el prestamista. No obstante si, estamos atentos a los signos, en seguida nos podremos percatar del mismo y de aquello que hace para que nos percatemos de la deuda que tenemos contraída. Puede ser una sombra, una fría o susurrante corriente, puede ser un minuto o algo mucho peor, pero creedme que uno se da cuenta. 
Yo he tenido un primer requerimiento en forma. En la mañana fría del miércoles, como a medio día. El sol radiante jugaba a engañar porque apenas si calentaba unos grados allá en lo alto. Y justo allá en lo alto fue como poco a poco, creció una algarabía gruyendo. Y ya se sabe lo que significa una bandada de grullas en plena emigración. A mi, por el contrario, siempre me había parecido un espectáculo muy bello, hasta aquel minuto de miércoles. Porque justo después de pasar aquella parvada, saltó el diferencial de la luz; quedó sin luz el frigorífico, la campana extractora y demás aparatos eléctricos de la cocina. Eran las 12 y 21 de la mañana tal y como pude ver en el reloj del microondas antes de que se fuera la electricidad. Nunca antes había saltado la luz en casa. Oí entonces un clic seco: el diferencial debió saltar. Dirigí mis pasos hacia la caja de la luz que contiene todos los interruptores y, efectivamente el diferencial estaba bajado, si bien, me percaté de que la caja estaba ligeramente abierta y me pareció oír otro pequeño crujido fuera. Siempre hay algún crujido fuera. Rápidamente abrí la puerta y un viento gélido como la muerte me golpeó la cara. Entré al instante a la cocina y, comprobé que todos los electrodomésticos emprendían de nuevo su marcha. Miré por la ventana y tuve la extraña sensación de que todo estaba parado. Habrían transcurrido un par de minutos. No obstante el reloj del microondas marcaba las 12 y 21 minutos tras volver a encenderse, como el reloj de pared de la cocina. Por un momento dudé, aturdido, si habría transcurrido tiempo alguno o no. !Al diablo! Habrán sido imaginaciones mías. ¿Imaginaciones? Sí, efectivamente, al diablo. 

01 noviembre 2013

No sé si por Halloween

No sé si fue por Halloween cuando comenzó. Lo cierto es que aquella noche la gata, nuestra gata, se había mostrado más inquieta de lo normal; lo mismo ronroneaba que dejaba de hacerlo; se subía encima nuestro mientras veíamos la televisión y se bajaba al instante impulsada por una extraña fuerza, por un invisible soplo que nada más ella era capaz de percibir. 
Fuera, como siempre para la noche de ánimas, el viento ululaba, y movía las hojas. Arriba las estrellas heladas brillaban ya con fuerza de noche de invierno. La gata, nuestra gata, seguía con su incómodo peregrinar por todo el salón. No tenía hambre; no tenía sed y comenzaba a maullar o gemir, aún no lo tengo muy claro. Siempre se ha dicho que los animales son más sensibles para algunas cosas y esa noche parecía que notaba algo. "Será el gato ese que viene a quitarle la comida".  
La persiana estaba a medio bajar. Me asomé y vislumbré sobre la valla que limitaba el patio del resto de los chalets unos terribles ojos amarillos mirándome fijamente. "Ahí está" Pensé. Salí dispuesto a darle un buen sopapo al gato fisgón. Pero para cuando pude alcanzar su altura, no había nada, ni el más mínimo rastro del felino; pero tampoco se percibía nada que hiciera denotar su presencia. 
Hubo otro ruido de hojas y de nuevo pude ver aquellos terribles ojos amarillos mirándome con la fijeza de un demonio. No eran los ojos de un gato, ni siquiera se veía la negrura del cuerpo del minino. Se iban acercando. Ojos amarillos de odio. Parecía que pudieran volar. Se acercaban y desaparecían de nuevo. Comenzaba a tener los pelos encrespados del miedo. Quería dejar de asomarme por la rendija que quedaba entre la persiana y el alfeizar, pero me era del todo imposible. Traté de entretenerme con la televisión y el sofá, pero ya se sabe que el ruido de la televisión es ahora intranscendente. Trataba de evitar dirigir la mirada hacia la ventana, mas cuando lo hice, allí estaban esos dos ojos amarillos demoniacos mirándome fijamente ahora desde el alfeizar de la ventana. Estaban ahí al lado. Di un respingo del sofá y bajé la persiana de un golpe seco. Tenía seca la boca y los ojos más que abiertos. No pudo ser un sueño.
A. no los había visto y no me creyó pero desde aquella noche todas las persianas de casa se bajan a tope por las noches para no dejar pasar nada de luz o ruidos. No obstante, de vez en cuando se oye fuera, en el patio, el ruido de hojas moverse, un hondo gemido o carraspeo del más allá y, yo tengo por seguro que están esos dos terribles ojos amarillos mirándonos desde cualquier atalaya de nuestro propio patio, cerca, muy cerca, cerca, muy cerca...

28 agosto 2013

Ignoto

Ignoto era atildado como ninguno en el barrio y pocos en la ciudad. Todas las mañanas pasaba camino del taller bien temprano, enfundado en su elegante gabardina gris rayón y poliester tamaño enanito de jardín; porque Ignoto era bajito, mucho; y calvo, mucho; apenas una corona de pelusilla circundaba una enorme tonsura redonda que ya quisieran para sí muchas personas mayores que él. Porque Ignoto era joven, bastante, aunque no lo pareciese. 
Al llegar al taller con un grácil gesto dejaba la gabardina en el perchero. Este gesto dejaba al descubierto el color de su camisa para ese día, distinta del anterior y del siguiente; y los tonos pastel de su pajarita, una distinta para cada semana. Pasaba por delante de la mesita de recepción dejando tras de sí un ligero perfume de bergamota que, ninguna de las chicas que estábamos en el taller, supimos nunca identificar correctamente a qué marca de agua de colonia pertenecía. Cogía el batín y la aguja y dedal o el lápiz, dependiendo de los días, y a trabajar. Porque Ignoto era primer oficial de costura en el más afamado taller de una capital de provincias. 
Ignoto llevaba al taller tonos de camisa imposibles, ideas de trajes impensables, pajaritas sublimes en tonos pastel o con estampados severos y, siempre, pantalones y chaquetas con caída perfecta. Porque Ignoto era elegante, mucho, aunque también a su manera. Estas son las tendencias de París, de Milán, decía. ¿Y en Madrid?, ¿qué se lleva en Madrid? preguntábamos. Niñas, Madrid, como España, todavía no pinta nada. Traía al taller revistas de nombres extraños y rimbombantes que no habíamos visto en nuestras vidas y que conseguía como en los tiempos del estraperlo. En ellas aparecían señoras vestidas con trajes y vestidos modernos, con telas como traídas del futuro, colores y tonos inimaginables. Todo esto y muchas cosas más que no os puedo contar, es el futuro y, cuanto antes nos acostumbremos, mejor para nosotros, nos contaba. Nosotros le rogábamos, ¡cuéntanos más Ignoto, por favor! Él se hacía el remolón con tono de comadre cariñosa. ¡Cuéntanos más secretos de lo que va a venir y va a estar de moda, Ignoto, por favor! Tratábamos de sonsacarle. Una peseta un secreto, ¡anda!...¡No lo haría nunca por dinero! Nos decía cogiéndonos las manos entre sus pequeños y regordetes dedos. Pero cogía las pesetas, y hacía confesiones sobre telas y diseños. Cogía las pesetas, nos pedía que cerrásemos puertas y ventanas y hacía como que se iba a bajar los pantalones; aunque al principio sólo mostraba una pequeña parte blanca del lateral del muslo. Había grandes risas en el taller en esas tardes.
Fue así, por una peseta como vimos las preciosas braguitas de perlé que usaba Ignoto; otras más grandes de raso; y otras preciosas de encaje, de un virtuosismo arabesco nunca antes visto e imposible de imitar. Y fue por una peseta como vimos el primer tanga de nuestras vidas, delimitando los femeninos albos glúteos  de Ignoto con un minúsculo hilo por detrás entre los mismos y con apenas un triangulo en la parte de delante, delimitador de todas las imaginaciones posibles.
El futuro era insinuador, sibilante, un pequeño fetiche de ricos y variados telillos; una jugosa manzana del bien y del mal a la que hincar el diente entre telas. 

01 agosto 2013

Celulosa

El fuerte olor a celulosa que impregna el papel con el que me he sonado la nariz, me ha trasladado por un momento a mi Pontevedra natal. Ese era el olor que emanaba del humo de la fábrica papelera que había instalada en su ría; me ha traído a la memoria las grandes chimeneas y esa bruma pegajosa que lo impregnaba todo por las mañanas en las que no sabías si lo que se veía al fondo era la romántica niebla marina o la descorazonadora espesura de la industrialización.  Fue por aquel entonces que dejé de salir a correr por la ría para dar mis paseos por el centro antiguo de la ciudad. Y es ahora que este olor me vuelve a recordar lo lejos que estábamos de todo, el ambiente propio y endogámico en el que se desarrollaban nuestras vidas en Galicia y la necesidad que teníamos a veces de sentirnos comunicados con el resto del mundo...más o menos como aquí...
Ese fuerte olor a celulosa es el mismo que tienen aquí los folios en los que te escribo esas cartas de las que nunca obtengo respuesta (tampoco la espero si he de decir verdad); por un momento imagino que debe ser lo único aséptico aquí en este chamizo que llaman hospital y en el que nos tiramos trabajando veintiséis de las veinticuatro horas que tiene el día. 
Aquí también todo está muy lejos del mapa pero la necesidad de huir es distinta porque lo que tenemos muy cerca es la vida y la muerte: ambas dos están siempre a un segundo de tu mano; de tus dedos encrespados; de una sutura bien hecha con una gasa mil y una vez usada o; de la correcta administración de una dosis de vacuna o la colocación más o menos casual de una mosquitera por las noches...
Cae el sol de nuevo y terminamos otra jornada extenuante de trabajo...allá abajo unos niños juegan al fútbol con un balón que nos regaló Messi en una anterior visita. Levantan una enorme polvareda roja, distinta a la  niebla de mi Pontevedra natal que era blanquecina apenas. Y por un momento, me reconforta pensar que todo en el mundo es igual y que lo único que cambia es el color que tiene la bruma de la amanecida o la puesta del sol.  

11 julio 2013

Fe de letras

Finalmente no se consumó el literaturicidio y nuestro querido amigo Goathemala ha vuelto, con calma, y está retomando, la sana costumbre de su sabio vouyerismo de letras. Para nuestra suerte, continúa asomándose a este mundo en el que todos somos un poco, otros. Gracias y que dure.
Pd. Por no eliminar la anterior postal, añado una nota rectificativa o fe de letras, más que de erratas y listo.

14 junio 2013

Un Buen Final...Nota Necrostálgica

Con ese título publicaba hace ya cinco días su, de momento, última postal, el amigo Goathemala en La Tierra de los Árboles. Y para ese blog, va esta nota necrostálgica. Porque la desaparición, aunque sea temporal, de algo que ha llenado tantos espacios vacíos en toda clase de mañanas, frías, negras, blancas, soleadas, es algo que, cuanto menos a este que esto escribe, le llena de una terrible nostálgia. Los primeros minutos de muchas mañanas, estaban dedicados a ver alguna imagen que el amigo Pedro, pudiera habernos regalado con esa mirada, tierna, pura y dulce con que camina por esta vida. Sus fotos siempre miran más allá del objeto principal, reflejan actitudes, ensoñaciones y rincones, vistos con el arte con que solo los espíritus nobles pueden ver. 
Con la misma ilusión, esperábamos sus relatos, su barroquismo literario, su palabra atinada que, al modo en que encajan todas las piezas de una primada catedral, diseccionaba realidades y sueños, cuentos, fábulas...porque en Goathemala se mezclaban Puck y D. Quijote; Góngora y Mújica Laínez, entre otros muchos y muchos...miles, reflejo de una enorme sapiencia en hombre humilde...
Y así, nos hemos quedado amigo, ENORMEMENTE AGRADECIDOS; pero mis mañanas se han tropezado con otras realidades y han quedado hueras de sus primeras imaginaciones, que eran las que encontraba en su blog...Me quedo con nostalgia pero sonriente...No tarde mucho en escribir y enseñar fotos...en la próxima reunión que tengamos...que de usted siempre hay que esperar lo mejor.
Un abrazo a usted y a su blog...hasta pronto...espero. 

13 junio 2013

Feria del Libro

Visitar la Feria del Libro de Madrid es siempre un placer...vamos para un cervantófilo como yo, visitar cualquier feria del libro...pero, mirar, rebuscar, encontrar pequeñas joyas y ver que, en todas esas páginas está o puede estar contenido todo el saber del universo y las vidas, escenarios, experiencias de miles y miles de personajes y protagonistas o secundarios que dejan girones de su vida en la tuya al abrir la página de un libro, es algo difícilmente explicable con palabras...para eso están los escritores, para hacernos vivir en negro sobre blanco, en cada página...esta vez me contuve...un poco...

Yo leo, tu lees, ellos imaginan, crean...nosotros vivimos...

02 junio 2013

Charles de Gaulle

La sala es, en general de un gris indefinido. Tiene grandes ventanales semicirculares cubiertos por unas cortinas de un amarillo macilento que en algún otro momento tuvieron que estar de mejor moda y que dan su vista a la zona de carga y los hangares. Grandes tablones rectangulares con caballetes hacen las veces de mesas. Suficiente. La verdad es que no sabía yo que en el aeropuerto internacional Charles de Gaulle, tuvieran semejante infraestructura, pero tampoco me resultó extraño habida cuenta lo chauvinistas que son los franceses, o lo detallistas que son para estas cosas, según se mire. Lo cierto es que aquí estoy, levantando mi copa, brindando con cava del duty free, junto a catorce o quince personas más, de las que solo conozco a tres o cuatro, novio incluído por la felicidad duradera de la pareja. 
Y es que Mario conoció a Chikako en una de las pocas veces que salió de su Valencia natal para ir a Madrid a un ciclo de conferencias sobre la conjetura de Hodge. Allí la conoció y, allí alteró todo su universo vital. Eso es lo que alcanzó a contarme a mi su mejor amigo, que el resto de detalles, estoy seguro que se los guarda y alguna vez los conoceremos. Él que tenía en Valencia, su pareja de hecho o unión civil estable, con sus dos hijas, sus clases en la facultad y una ausencia total de preocupaciones, repentinamente en el AVE de vuelta a casa tras el simposio, vio que nada de lo que antes era tan real, encajaba; desde ese congreso y Chikako, sus fórmulas vitales no tenían soluciones ciertas, sino que llevaban a otras incógnitas y se elevaban sus dudas exponencialmente. Todo dejó de tener sentido en su vuelta desde lo que pasara en Madrid con esa linda japonesa de piel de porcelana, modos y gustos suaves y una dulzura de emperatriz de la era Heian. Arregló los temas en la universidad con una beca para estudios en el extranjero; me pidió que le arreglase los papeles de modo que no le faltase nada a Lola y sus niñas y...hasta ahora, en esta sala, con un menú del tipo que dan en los aviones, con una tarta que he traído yo de España no sin dificultades y un grupo de amigos de la pareja a los que no les importa viajar para ir de boda, en el tiempo muerto entre dos vuelos intercontinentales porque Chikako, y ahora Mario, viajan mucho de ciclo de conferencias en ciclo de conferencias, intentando resolver incógnitas matemáticas, para otros; que, de momento su ecuación tiene una solución muy clara. 

23 abril 2013

Día Mundial del Libro

"¡Hola! Me llamo Cocó y soy un Dragón Rojo con cresta amarilla. También tengo puntos amarillos por todo el cuerpo...soy de los pocos que quedan de mi especie...y vivo en una cueva muy cerca del río...". Así comienza el último cuento que voy a leer...porque sí. Porque me gusta descubrir nuevos mundos, nuevas historias. Porque los libros son vida; porque las letras son como los segundos de nuestro tiempo, lean, escriban, promuevan la lectura y la escritura...es un buen modo de vivir. 
Por cierto, dos cositas para terminar esta postal. Una felicitación a la Biblioteca Municipal Miguel de Cervantes de Mota del Cuervo ganadora del Premio Maria Moliner de fomento de la lectura. 
Y otra una apuesta que hago y que también voy a leer: Claire Castillon, joven escritora francesa de la que estamos buscando lo que tenga publicado en español. A ver cómo se da.
Feliz día del libro a todos...felices rosas y muchas letras... 

18 abril 2013

Papelera de Reciclaje

Todos los años lo mismo. Del mismo modo que se habla de la magnífica floración en el Jerte, o las Fallas de Valencia, o de los pesados de la Feria de Sevilla, cuando llega la primavera, hay algún momento en el que M. sale en todos los medios. Y es siempre por lo mismo. Para el resto del mundo parece un hecho fortuito, pero es que la memoria de la gente está cada vez más enflaquecida, apenas leen, ni comprenden lo que trato de explicar. Y, además no tienen, como yo, que enfrentarse a la tarea de informar, año tras año, sobre el mismo acontecimiento. 
A ver cómo enfoco este año la crónica porque estamos a 16 de abril y el alcalde ha decidido que ya es primavera, que entra hoy...
"En M. hay dos tipos de hombres: los que llevan chándal para todo; y los que llevan pantalones de pinzas y, en las más de las ocasiones, chaqueta. Los primeros, ya sabemos a lo que se dedican en nuestra sociedad. De los segundos, nada más que podemos intuir algo de sus actividades, aunque mucha gente en M. sospecha que puedan ser tan ilícitas como lo son las de los primeros. Lo cierto es que, cuando en M. el señor alcalde decide que ha entrado la primavera, se abre un periodo de incertidumbre para los hombres que llevan pantalones de pinzas o chaqueta. Y es que todos los años, con los primeros calores, se produce el asesinato de uno de ellos, casi siempre por parte de alguno de los desheredados que visten de chándal. Pareciera que existe un periodo en el que dichos actos están permitidos, desde la proclamación de la primavera por el primer edil hasta que entra el verano casi un mes después. Una especie de venganza o equilibrio social, no sé cómo llamarlo. 
Este año no ha sido diferente y, en la zona de M. conocida como de Las Huertas, ha aparecido entre limoneros y florecillas de San Juan, el cadáver de un hombre de mediana edad, asesinado por arrebato u obcecación presuntamente por uno de sus convecinos de M. 
La policía investiga ya el lugar del crimen, si bien no toman mucho interés, porque con estos primeros calores, cierto desquite o expresión de furia parece permitirse en M. Ya se sabe, alguna rencilla, algún asuntillo que quedó pendiente...en M. esta es la época para arreglarlo..." 
No sé, no me termina de gustar, me limitaré a contar los datos como todos los años, un señor de mediana edad ha aparecido muerto, bla, bla...porque del resto nadie va a entender una palabra...A ver, papelera de reciclaje...ya está...borrado. 
Estaré atento a partir de ahora a los calores. 

28 marzo 2013

Día Mundial del Teatro

Ayer se celebraba el día mundial del teatro. Entre la vorágine de información sobre la crisis, los corruptos, los jueces y demás grey absolutamente irrepresentativa, este día ha pasado desapercibido; cuando el teatro es una de las cosas más reales que hay en la vida, son momentos únicos los que brinda; son momentos reales y, a pesar de todo, momentos imaginados. Sirve de escapatoria a esta realidad tan miserable, en casi todos los sentidos, que parece que vivimos. Ir al teatro, disfrutar de los teatros continúa siendo un momento excelso, sublime...sobre las tablas de los mismos, se respira, profundamente, se imagina, se recita, se declama, se vive...
Por eso no se nos puede olvidar apoyarlo, como a tantas otras grandes cosas y causas que tenemos, y gritar por la absoluta injusta medida que supone la subida del IVA que únicamente un personaje vil, abyecto ,vampírico, estrecho y corto de miras puede atreverse a perpetrar.
No convirtamos ese acto cultural sublime en algo a extinguir y honremos a los grandes actores y dramaturgos que en España han sido. No dejemos que gente mediocre nos quite nuestra realidad...porque la vida es puro teatro, porque la vida es un sueño y los sueños...sueños son...

22 febrero 2013

M.

M. era un pueblo robado. Era como uno de esos niños de Sor Maria, sin destino, sin historia. Estaba literalmente enclavado en el fondo de un valle en el que, en algún momento tuvo que haber un río, pero que ahora constituía un cauce seco plagado de adelfas. En M., miraras donde miraras, nada más que veías, su tierra amarilla, los laterales de unas montañas yermas y violetas y una vieja carretera, gris y serpenteante que aparecía por una punta del pueblo, su lado este, y dibujaba un sinuoso trazo de huida por el lado oeste. A la entrada en el lado este, justo al lado del desvencijado cartel que anunciaba la entrada en M. había una pared y una pintada en la que se podía leer " la sociedad está preocupada por la banalización de la violencia"; y otra con un enorme pene junto al que se leía "bienvenidos al fin del mundo". Junto a esa pared que en tiempos pudo ser una casa, se situaba todas las tardes de sol de invierno Victoria en su silla de ruedas. Y desde su atalaya móvil daba la bienvenida agitando el brazo a los pocos coches que pudieran llegarse al pueblo: algún coche despistado, algún camión de reparto o; sin duda, el que más le gustaba, el de Correos que se veía desde lejos descender por el valle, contrastando su amarillo huevo con el violáceo brillo de las montañas. Dejaba alguna carta si acaso y huía de M. Porque en M. nadie se queda ni llega, salvo Victoria que, debido a un desgraciado accidente, tuvo que dejar la capital donde estaba sirviendo para volver a sus orígenes.
 Ya no llegaba tampoco el tren y, el viejo apeadero es ahora un esqueleto de la postmodernidad. Nada que ver con los buenos tiempos, tras la guerra que nos dejó vacíos a todos, en los que algún tren que iba a la ciudad capital paraba para cargar algún pasajero o recargar agua y Victoria, niña, se asomaba a las ventanillas de la primera clase para ofrecer agua de anís en su botijo nuevo, a recoger para comer las cáscaras de naranja que se arrojaban desde el tren al andén del apeadero de  M. y pelearse por ellas con una cabra que tenía por allí el jefe de estación para, con su leche, alimentar al menor de sus hijos.
En M. no se queda  ni la lluvia, pasa de largo por el pueblo llevada en volandas por un viento agrio que hiela los espíritus que roza. Por eso, los días de viento y lluvia, no hay nadie en las calles de M.; y por eso Victoria esos días, se queda en su casa y ve llover y agitarse las hojas de los árboles tras la ventana de su salita de estar. Y M., en la tormenta, parece el escenario de cartón-piedra de cualquier Viridriana, robado del tiempo y de la historia.

31 diciembre 2012

¡¡Espíritu Navideño, coño!!

La gente se arremolinaba en la puerta de la oficina tras el cordón policial. Cuchicheos, algún grito de susto y más y más gente que llegaba a ver qué estaba pasando; qué accidente había tenido lugar o qué nuevo pirado había descargado su furia tiroteando a diestro y siniestro. Cuatro ambulancias, dieciséis coches de policía, dos de bomberos y un helicóptero que sobrevolaba las azoteas de los edificios. Esos mismos altos edificios que, a fuerza de no dejar pasar el sol, habían convertido la ciudad en un sitio más gris. Los SWAT llegaron a la escena del crimen y se pertrecharon cogiendo su impedimenta. Tras ello y un estudio de la situación por parte de los mandos competentes, con aire cucarachil, se fueron dispersando entre la multitud y subiendo a diversas atalayas, ventanas, puertas, cubriendo todos los ángulos que, en la matemática y la balística de la situación pudieren existir. 
La gente comenta: un pirado que ha entrado en la sucursal bancaria. Se oye: y va disfrazado de Papá Noel. ¡Claro, para no despertar sospechas! Aunque en esta ciudad ya casi todo el mundo las despierta, porque el carácter de los ciudadanos de M. hace mucho tiempo que se volvió agrio y desconfiado. ¡Ho, ho, ho! Grita a lo lejos otro Papá Noel desde los grandes almacenes de enfrente. Unos cuantos metros de asfalto y parece que hemos dado la vuelta al mundo; nada parece ocurrir al otro lado de la acera. Tras el cordón policial, la vida fluye como siempre y es que la gente ya está un poco harta de noticias...de todo tipo. Los periodistas, en esta época son los nuevos apestados sociales sobre los que se pueden cargar las culpas.
Lo cierto es que las imágenes pixeladas de las pantallas de los televisores muestran el morbo, muestran las caras de expectación de la gente porque pase algo que poder colgar en su muro de facebook. Los ciudadanos de M. más que animales políticos se han convertido en seres que lo único que necesitan es alguien que les escuche lo que sea.
Las imágenes pixeladas de las pantallas de los televisores muestran como, dentro de la oficina, Papá Noel, anda repartiendo regalos entre los empleados, clientes y el agente de seguridad que se encuentran sentados en el suelo. No sabemos, porque no se escucha, aunque se intuye en los gestos y los vaivenes, pero hasta parece que les obliga a cantar algún villancico. Ha levantado a una señora, parece que la obliga a sonreír.
A punta de lo que parece ser una pistola ha obligado a dos empleados a darse un fortísimo abrazo. Se abraza la gente dentro de la sucursal, cantan y sonríen. Vuela el papel de colorines de los regalos que se han intercambiado. El director de la sucursal hasta ha sacado un pequeña botella de whisky que guardaba en algún cajón...son segundos de felicidad eterna para todos los que se encuentran dentro...
Porque los que están fuera no saben qué pensar. Los SWAT andan varios minutos pidiendo autorización para dejar seco al tío ese que se empeña en repartir un poquito de felicidad y a escuchar. El comisario al mando de la operación no sabe qué orden dar, si entrar o que paren de cantar o...
Al cabo de unos minutos, dentro de la sucursal todos andan sentados en un enorme corro. Ríen tranquilos, a alguno se le han subido los colores a la cara. Pero, por los gestos, se denota que la felicidad ha un rato que ha marchado para otro lugar...todos se despiden y abrazan...
En las pantallas pixeladas de los televisores se ve cómo Papá Noel se entrega, sale a la calle, deja su saco rojo de felicidad a un lado e, inmediatamente, dos gigantescos agentes se abalanzan contra él para detenerlo.  No llevaba arma reglamentaria más allá de una de chocolate que luego se comió. En el saco llevaba regalos como corresponde a estas fechas. Ninguno de los presentes en la sucursal, presentó cargos y el fiscal, cuando llegó el momento de acusar dudó entre el tipo penal de detención ilegal con la atenuante de FELICIDAD MENTAL TRANSITORIA, algo muy grave a decir de todos; o el de coacciones con la atenuante de REPARTO DE REGALOS Y SONRISAS.
Yo por mi parte lo condené a 20 meses de trabajos en beneficio de la comunidad, que habría de cumplir en un centro de su elección. Que me expediente el ministro si quiere...
(Desde este blog, Feliz año a todos, prósperrimo 2013)

06 diciembre 2012

La que espera

Se ha apretado el muslo con la mano derecha y se ha descubierto piel de naranja... Bueno, el frío tiene que ser magnífico para esto; pero la próxima vez me traigo o las mallas o los pantalones elásticos imitación de vaquero, que ya no está el tiempo para estas exhibiciones. O también puedo traer una mantita y dejarla en la silla. ¡Hola! Permítanme  presentarme. Yo soy la que espera, aunque en realidad me llamo Juana y soy de Y, un pueblo de aquí al lado. Tengo el pelo moreno aunque como verán me lo tiño de rojo. Tengo los ojos azules y grandes, algo que a mi madre le gustaba muchísimo. Mi trabajo es esperar, para eso tengo esa sillita de cocina venida en el tiempo desde los años setenta. Aunque casi siempre estoy de pie, que hay que mostrar bien el producto que una vende, andando de aquí para allá, en este cuartito de terreno. Antes todo era mucho más fácil. Estábamos en el local, sí, ese de los conejitos en las chimeneas, y dábamos cenas de todo tipo que luego, el que quería compañía se venía con alguna de nosotras a las habitaciones y allí, sumisas, o hacíamos o nos dejábamos hacer, según el caso. Luego una ducha, un buen enjuague y a otra cosa mariposa. Estábamos, por lo menos algo resguardaditas, que si alguno se ponía tonto, venía Gabriel, el segurata cubano que nos cuidaba, como un arcángel a salvarnos. Era gracioso porque teníamos para avisarlo un botón de alerta parecido al que hay en los bancos.
Pero bueno, ya sabe...que con la crisis, ¡dichosa crisis! la gente está más desanimada, ya no venían los empresarios de la zona a cerrar sus acuerdos y a abrir otros campos de negocio entre cubatas y cubanas; hicieron un E.R.E. en Wurth y muchos de sus trabajadores que, durante la semana, entraban y salían a echar un polvo rápido cuando iban de M. a O. repartiendo, dejaron de venir; el dinero de la indemnización y el paro lo necesitaban para mantener a sus familias. Yo a todos les decía, desde mi cómoda postura boca arriba, que todo pasaría, que la crisis esta no puede durar muchos años. Y ahora mírame, he tenido que diversificar y salir a buscar el trabajo, porque el trabajo no llegaba a donde estábamos. 
¡Cuántas veces, habré repetido yo que la vida es un círculo! Ahora lo veo claro. El mío es eterno y se limita a esta rotonda a las afueras del polígono en la que, dando vueltas, soy la que espera. 

15 octubre 2012

The Power of We

Un año más tomamos acción y conciencia con el Blog Action Day. Si pasáis por aquí de cuando en cuando sabréis que se trata de una iniciativa por la que blogueros de todo el mundo nos unimos para levantar la voz por una buena causa o poner el foco de luz sobre algún tema. Este año, como el título dice, nos referimos al poder de We, del nosotros. Es curioso que se plantee el tema este año, justo en medio del caos de crisis que estamos padeciendo; caos por muchos motivos, por el exceso de información que nos hace saber de todo en ciento cuarenta caracteres pero, a la vez, no saber de nada; caos porque unos cuantos que NO FORMAN PARTE de ese nosotros han estado haciendo y deshaciendo a sus anchas y quieren continuar haciéndolo sin ningún control y por un mero afán crematístico; caos porque las ideas se han arrinconado y se han quedado en un extremo al que es difícil llegar con un mínimo de normalidad de pensamiento; caos por la absoluta mediocridad de unos líderes y políticos encastillados en posiciones absurdas, un cúmulo de prejuicios y absolutamente miopes o ciegos (directamente) para liderar un proyecto a largo plazo ni nada que, ni remotamente, se le pueda parecer; caos, porque se ha olvidado a las personas. Ahora se trata de calmar a los mercados, impedir que la prima de riesgo se dispare, que la Bolsa suba o baje...la Bolsa o La Vida...no hay individuos, ni colectividades en esos cálculos...las personas, nosotros, hemos pasado a un segundo o tercer plano. No sabemos para qué gobiernan, no sabemos para qué recortan, no sabemos donde estamos en esta época y lo peor, no sabemos a dónde nos llevan las personas que pusimos para que, como líderes que son, intentasen manejar la situación. No se puede esperar nada de unas personas de las que se piensa que uno mismo podría hacerlo mejor...por eso, 
NOSOTROS que no hemos vivido por encima de nuestras posibilidades sino que hemos puesto a memos y a gente absolutamente mediocre para gobernarnos, se lo decimos a la cara...adopten medidas o márchense.
NOSOTROS no somos contingentes (como se diría en Amanece que no es poco) sino necesarios; NOSOTROS somos los secundarios de lujo que hacemos girar todas las ruedas.
Es para NOSOTROS las personas, para las que se ha de gobernar, no para los mercados...
NOSOTROS tenemos el poder, y podremos y sabremos cómo utilizarlo...porque las personas somos el futuro...y NOSOTROS estaremos para verlo...seguro...

29 agosto 2012

Agosto es lo que tiene

Agosto es lo que tiene, cogían vacaciones nuestros padres (las madres nunca las han tenido) y se hacía perenne su presencia en el patio sentados, leyendo el periódico o limpiando uno a uno los radios de las ruedas de las bicicletas para, después engrasar estas; era "el ya estoy de vacaciones" personal que el paterfamilias se imponía como ritual anual. Después una compra grande para el mes para abastecer las necesidades de su "desnutrida" familia y listo; por delante, toooodo un mes de desayunos al aire libre, paseos por el puerto nuevo y el viejo, peregrinas visitas a la plaza de abastos a por pescado y las siestas de verano, largas y plomizas como un día de invierno. 
Y es que en agosto, venían también los amigos de Madrid, con sus vidas doradas que, siempre parecían mejor que las nuestras, que si Madrid tal, que si Madrid cual...que si en Madrid voy a un sitio de tal, en Madrid parecía todo grande; lo es y aparte hay mucha gente por todos sitios... Más tarde con el tiempo uno se da cuenta de la realidad, aunque ya intuía yo entonces que, los que llevaban escudos y camiseta del Atlético de Madrid, tenían una vida menos dorada o más de barrio que los que la llevaban del Madrid; estos sí que eran pijos, pijos; los otros se acercaban más al ideal provinciano que teníamos en el pueblo, parecían más reales. Lo cierto es que llegaban casi de madrugada y, ¡pop! en la mañana del día 2 de agosto, allí te los encontrabas, en tu puerta saludando para contarte todo un año en el que no se había tenido el más mínimo contacto, tan efímeros son los veranos. Empezaba entonces nuestro pequeño ritual de puesta al día, muestrario de los últimos comics de Garfield que no habían llegado a provincias, lo último de Sabina que nosotros no teníamos en original y los interminables juegos de roll que estuvieron de moda en la temporada invernal y a los que la luz del verano sentaba mal (yo siempre creí que a los monstruos del averno y demás seres oscuros los deshacía y derretía el verano peninsular), sin frío y lluvia fuera no eran lo mismo. También el cine de verano en sesión doble, con sus inagotables golosinas y los duros asientos que a todos nos dejaban el culo cuadrado; y los paseos, y los atardeceres ya menos eternos en agosto, y...y después terminaba agosto y se iban los "chamarileros" de las novedades capitalinas y los de provincias, nos quedábamos algo huérfanos de solaz y de amigos; estos volvían a sus vidas normales en Madrid, a sus trabajos los padres, a sus colegios los amigos, todos a sus barrios y a sus casas...En el pueblo, el viento helado de la mañana, marcaba el inicio de la temporada de soledades, para grandes y pequeños, de rutinas...ahora creo que lo único que cambia es el nombre del viento que da inicio a los invernales, el resto, es casi idéntico...sobrevivir... 

10 agosto 2012

The Season of the Witch


En la época de las brujas en el pueblo no se podía concebir porque, se decía, dependiendo del tiempo, el nacimiento no se llevaba a cabo o el bebé nacía malparido. No era nada científico, pero durante este periodo, todas las embarazadas que había en el pueblo, pasaban por la parroquia, cuando tenía lugar el septenario por las fiestas de la Patrona, para rezarle y que no se les yermase la madre. Aunque, oficialmente, la misa del martes de las fiestas, a las seis de la tarde, fuese para la ofrenda de los niños y las familias. Alguna vez también intuí yo que pasaba por mi casa alguna mujer. Y digo intuí, porque en plena canícula en el verano, a esas horas del mediodía yo tenía que estar durmiendo la siesta, pero como pasaban por la corrala a la habitación del fondo, muchas veces no podía evitar oír los susurros y los pasos quedos. Y muchas veces, me deslizaba del camastro, atravesaba el patio y me asomaba al ventanuco, desde donde podía observar sin ser visto. La mujer que estaba embarazada o creía estarlo, se desnudaba por completo y se tumbaba boca arriba en un viejo colchón de lana que, cuando no estaba para estos usos hacía las veces de cama de “invitados”. En la habitación había una zafra de la que se cogía un poco de aceite y se untaba la barriga de la mujer; después con el dedo y el aceite y sobre la barriga se hacían determinados símbolos y se recitaban unas oraciones que nunca alcancé a escuchar; tras ello se colocaba encima del aceite una ramita de olivo y una espiga de trigo formando una cruz de San Andrés; se volvía a rezar algo; por último se retiraban las ramas y se limpiaba la barriga con agua, que se recogía en un cacharro junto con el aceite que llevara. “Este cacharro con el agua y el aceite lo conservas, en él metes la rama de olivo y la espiga y lo tienes hasta que se sequen; pero fuera de casa, no debe por nada del mundo entrar en tu casa…una vez secas lo quemas todo donde sea…” Yo me volvía a la cama para no ser descubierto y, ya desde la ventana de mi habitación, veía salir a la chica con su bolso de esparto para llevar el tratamiento y la tranquilidad en las entrañas…en esa hora de la tarde en la que no pasa nada, se paran los relojes y, a lo sumo, algún gato camina cansinamente por algún tejado en busca de una sombra que le preste acogimiento. 

06 agosto 2012

Perisgrundvägen

Perisgrundvägen es una pequeña localidad al norte de Helsinki, al oeste de Finlandia en la que Brad Olessün tiene su pequeña cabaña. Brad, dedica sus días a talar los troncos de las coníferas que hay en el bosque cercano, en virtud de una concesión que tiene del gobierno finlandés. Pero a sus 62 años Brad, ha considerado que ya no tiene la misma fuerza para manejar el hacha y la sierra y puso un anuncio en internet para aquellos interesados en continuar con su importante labor en el bosque y en su cabaña. Pero Brad, no quiere dejar en manos de cualquiera sus queridas herramientas, así que está llevando a cabo una especie de “casting” para seleccionar a la persona idónea que sepa desempeñar el trabajo y se adapte bien a la vida de leñador. ¿Qué tengo yo que ver en todo esto? Pues que respondí al anuncio y me voy este mes de agosto a superar la prueba y desestresarme cortando enormes troncos. Se me ha prometido un buen sueldo, atardeceres eteeeerrrrnos y una bebida compuesta con laurel, miel y whisky que elabora el propio Brad y que se toma caliente. Con todo, lo que más me ha interesado ha sido poder hacerme con su colección de pipas y tabacos especiados…
Creo que en la mochila me llevaré mis calzoncillos pulgueros, los vaqueros viejos y, como no, mi camisa roja de cuadros y franela. También algún libro para cuando el viejo Brad y yo terminemos la jornada poder leer algo antes de dormir. No entiendo el finés y, es más, me han dicho que el acento de la zona es tremendamente complicado, pero bueno, creo que ambos pondremos buena voluntad y que, esa pequeña inconveniencia no deba ser un problema...

06 julio 2012

VII---Felicidades

Querido blog, 
Permíteme que hoy me muestre más como autor y que no seas tú el que llena mis momentos sino que sea yo el que llene tus huecos con palabras. Hace unos días cumplías 7 años. Ni más ni menos. Empezamos esta andadura un 25 de junio de 2005...y ahí seguimos, con muchas, muchas letras...y relatos e historias. Y he de decirte que, incluso nada más que teniendo 7 años, nos quedamos anticuados. En esta generación de los bombardeos en ciento cuarenta caracteres, que pueda haber espacios en los que dialogar con palabras (y no con emoticonos), leer cuentos o soñar historias, parece algo de otro tiempo. El tiempo virtual en la red y este tipo de cosas pasa mucho más rápido que el real, y los que escribimos, y decidimos decir palabras e historias somos una especie de lutiers y andamos siempre reparando calmas, sosegando realidades y contándolas con la parsimonia y cuidado con el que se toca lo recién reparado o rehabilitado...
Querido blog, tú no te preocupes que, tenga tuiter, ebook, etc...nunca dejo nada abandonado y mucho menos rincones tan bonitos (con cierto arrebol lo digo y me sonrío)...porque además, en sitios como este se encuentran otros lutiers maravillosos, geniales contadores de historias, amigos para toda la vida...y toda esa gran arquitectura de palabras y sentimientos no se puede dejar para que coja polvo....
Gracias a ti y a todos por hacer posible este espacio...y felicidades...

25 mayo 2012

Ana


Hace todo y todo lo hace bien...¡Brindo por poder compartir tus segundos, tus primaveras!

05 mayo 2012

Homo Erectus

No veo apenas nada más que figuras verdes moviéndose de un lado para otro. Para las pruebas me han quitado las gafas y no distingo nada bien. Únicamente a la anestesista que es morena y muy guapa, soy capaz de identificarla y es porque se ha acercado a explicarme que van a pincharme un sedante para que no tenga dolor alguno durante el proceso. La sigo un poco con la mirada en su constante ir y venir entre todas las camas que hay en esta sala. Me siento observada, me dice. No se preocupe que soy miope. Hay un frío blanco en la sala y a mi solo me han tapado con una sabanita que no me llega ni a los hombros. No me extraña que los virus no aguanten esta asepsia, con lo a gusto que se está fuera en el calor del naciente verano. 
Tras un rato de idas y venidas de muchas figuras difuminadas, se acerca el doctor a mi cama. ¿No irá usted a operarme?. No, todavía no; primero hay que hacerle unas pruebas para comprobar el estado de las cosas; lo que ocurre es que el protocolo indica que, las extracciones de tejido y demás comprobaciones, han de hacerse en quirófano. 
Me explica el proceso. Tienen que extraer un poco de tejido de la médula para comprobar, me dicen, si ha habido alguna mutación genética, cromosómica o proteínica "contra evolutio". El resto son tecnicismos que, por más y mejor voluntad que ponga el doctor en explicarme, creo que jamás entendería. 
Amigo, me dice finalmente, vamos a comprobar porque usted camina erguido, cuando todos sus congéneres humanos no lo hacen ya. Creemos que es el único caso en el mundo; todo el género humano caminando otra vez "agachado" tras millones de años y...¡pop!, de repente, en pleno siglo XXI un señor que camina erguido. No dirá que no es un caso a investigar...seguro que se sentía raro cuando iba por la calle. 
No, sí, si yo...

11 abril 2012

Tésis (que he encontrado por ahí)

Jean Philippe Marouac es considerado por los críticos y expertos en arte como el fundador del realismo tal y como lo conocemos en la actualidad. Sus cuadros gozan del privilegio de la mirada, la perspectiva, e interpretación que su autor hace de la realidad que le rodea. Además la época que le tocó vivir era propicia en acontecimientos y se prestaba dulcemente a ser retratada. El París de finales del XIX y principios del XX constituía para nuestro autor, un enorme lienzo en el que plasmar o del que coger toda su fuerza creativa; su potente pincelada, casi violenta en los albores de su carrera, igual refleja a la alta burguesía, con sus señoras y sus criadas (por cierto, muchas de ellas españolas), que a la más mísera prostituta del Montaparnasse. Con sus cuadros Marouac se convirtió en un testigo de excepción de una época, comienzo de la melancólica y maravillosa decadencia que es París en la actualidad; si bien, no fue conocido, ni estudiado, ni apreciado al "no aportar nada significativo a los movimientos de vanguardia al uso de la época" (Modernisme á Paris, un art decádent, E. Blesson, Editores Reunidos, 1968, página 315). Era lógico, entre la diversidad de las vanguardias, la totalidad de movimientos pictóricos, podríamos decir, de fachada, porque duraron poco o nada para la influencia que se les ha querido dar después, Marouac era lo más parecido a un fotógrafo, pintaba realidades.
Es, sin embargo, a partir de los años 80, cuando, ante el inexplicable auge que tienen las instalaciones y la pérdida de rumbo que toma la pintura como tal, cuando se descubre o redescubre a este genio de la normalidad. Y todo, a raíz de un misterioso personaje que se halla en todos sus cuadros. Es un transeúnte que, unas veces aparece de espaldas, otras mira un escaparate distraído, toma un café o un vino en un cenador, sentado frente a un periódico, otras mirando al pintor mientras este "toma" su fotografía...Y decimos que misterioso porque, al momento de redactar esta tesis, ninguno de los autores estudiados, y que serán referenciados oportunamente en la bibliografía de este ensayo, han dado cumplida y certera explicación de ese personaje. Los más creen que se trata del propio autor que juega a introducirse en sus cuadros al modo que lo hiciera Velázquez en Las Meninas. No se comparte esta opinión, por cuanto en nada se parece físicamente al autor y porque, razón fundamental, el propio Marouac, no sabemos si jugando al despiste, lo negó en la única entrevista a TF1 de él conocida. Lo cierto es que ese transeúnte de traje gris, constituye en casi todos los cuadros el punto de fuga por el que " se escapa o diluye" el cuadro. Una vez hallado ese personaje, lo demás se borra, se difumina y pasa a un segundo plano. Esté o no mirando al espectador, cobra una fuerza inusitada constituyéndose en el elemento central del cuadro que, a la par, dota al mismo de una equilibrada estructura y da sentido al resto del lienzo. [...] (Hombre de Gris, Redescubriendo a Marouac, Univ. Autónoma de Chile, año 1998)