Hoy no he encontrado sentido a casi nada de lo que hacía en el trabajo. Me ha dado la impresión de que voy necesitando parar un ratito en el recodo del camino a pensar hacia dónde quiero ir y si estoy en el lugar al que quería llegar. Laboralmente, por supuesto. Lo achaco al cansancio del lunes, pero hoy mientras oía el monótono tic-tac del teclado, sin oir nada más, he pensado en lo absurdo del sonido de la informática; tic tac de teclado por todos sitios. Me he preguntado qué pensaría un extraterrestre que viniera y nos viera encerrados en cubículos delante de una pantalla, aporreando sin parar un montón de teclas en un orden absolutamente imcomprensible. Trabajando,amigo... aunque también extrayendo sensaciones, pensamientos, emociones, soltando al respirar miles y miles de palabras al viento que en maravillosa migración viajen al sur cálido....y así convertir en un rato un lunes anodino en un incipiente martes lleno de posibilidades.
31 enero 2006
29 enero 2006
Profesión de feminismo
He pensado en todos los prejuicios que tenemos los hombres cuando de hablar de otros hombres, de decir si es guapo o no, de cualquier cualidad sobre los mismos. Se suelen tener problemas a la hora de reconocer la sensibilidad, la ternura, el romanticismo. Se oye hablar de "un calzonazos" cuando las decisiones se toman en pareja o decide ella porque tiene mejor perspectiva de las cosas. Se habla con cierta sorna o para fines publicitarios del lado femenino de los hombres; o cuando se habla de compartir tareas, o de que nos pueda gustar cocinar o comprar.
Me parece absurdo. Yo tengo mejores amigas que amigos. Me parece interesante y fundamental la visión que del mundo aportan las mujeres. Puesto que la visión masculina la tengo, la quiera o no, me dedico veo, observo, aprendo de la visión del mundo, de las cosas, sensaciones que tienen las mujeres que me rodean.
Quizás sea la evolución, la de dejar paso a las mujeres. Dejar paso a otro modelo distinto y quizás mejor, no dudo que mejor. Quizás debamos aprender de otros países en los que la mujer ocupa el lugar que le corresponde.
27 enero 2006
Cada Vez que llueve, escribo
Hoy me lo han recordado, cada vez que llueve, escribo. La lluvia, por inesperada, por insólita tiene esa cualidad de cambiar las cosas de color, de convertir las calles, los coches, las gentes en un extraño crisol de colores. Refrescan el alma las gotas que caen de no se sabe dónde. Creo que me apetece más recogerme en mis silencios y escuchar el eco de las palabras resonando por doquier; las cazo al vuelo, las escondo en mis manos y las suelto en mi diario o, por el contrario las dejo revolotear por mi habitación hasta que deciden posarse en el cuaderno, desplegando sus modernistas y coloridas alas.
Soy de los románticos de otoño, de los románticos de lluvia, agua clara y fresca.
24 enero 2006
Sábado de Carnaval
"¡Menudo fin de semana que te has pasao, cuando lo cuentes por ahí!.Que viniste a coger aceituna...". Me lo dijo la prima Charo, su prima Charo, en el baile de máscaras, bajo un gran sombrero dorado y guirnaldas. Estábamos en el centro social, estábamos de carnaval. Fue en los primeros del año. En el Toboso de Dulce Ana. Los carnavales ahí son para San Antón y San Sebastián. No hay Martes de Carnaval, ni es antes del Miércoles de Ceniza. Otra vez esa maravillosa desubicación temporal. " Es sentirse vivo".- le contesto yo a Charo. Nos ha acogido en su casa y parecía que nada era bastante. Colmado. Esa ha sido otra de las sensaciones del fin de semana. Un placer. Gracias.
La gente no es la misma que todos los días, se desmelena, es la rotura del corsé por excelencia. Me gusta la tradición del Carnaval, de D. Carnal contra Doña Cuaresma; quizás sea por ser un poco iconoclasta. Ya contaré más.
Es curioso pero en las ciudades se ha perdido, se ha difuminado esa fiesta, bueno como casi todo. No hay carnavales salvo, claro está en las famosas, Cádiz, Tenerife...a lo sumo te invitan a una copa en algún sitio por ir disfrazado, pero es algo que no tiene mucho sentido.
El domingo Entierro de la Sardina para después colgarme de nuevo el macuto al hombro. Por cierto conozco un sitio donde El Entierro de la Sardina es posterior a la Cuaresma.
Pronto llegan otros carnales, en fechas a las que estamos más acostumbrados.
19 enero 2006
Cinco Extraños Hábitos
He sido invitado por Victoria a describir cinco (y menos mal que solo cinco) de mis extraños hábitos. Primero vamos con el reglamento del juego y después entramos en materia:
«Las personas que son invitadas a escribir un mensaje en su respectivo blog a propósito de sus extraños hábitos, deben también indicar claramente este reglamento. Al final, debéis escoger 5 nuevas personas y añadir el link de su blog o diario web. Es importante dejar un comentario en su blog, diciendo... "Has sido elegido" y decirles que lean el vuestro, para que acepten o no el reto».
1.- El primero de mis extraños hábitos podría ser el del café. Me gusta mucho y podría tomarlo a todas horas. Eso sí, he de tomarlo en su taza. Porque me gusta tener una taza para cada cosa, una para el café, otra para la leche, tazón para los cereales, infusiones, etc...me encantan las tazas, de hecho la última y la que me resulta más curiosa es una que adquirí en Copenhague (de diseño).
2.- Mis mañanas nada más despertar son de lo más mecánica. Planifico todos los movimientos para minimizar el tiempo del afeitado, la ducha y vestirme; así evito que "me ocupen" el cuarto de baño, y voy más rápido (no paso dos veces por el mismo sitio). Su explicación tiene, de cuando estudiante, pero eso pertencerá a otra postal.
3.- Voy por la calle silbando la última canción que he escuchado o se me pueda ocurrir. De modo que es bastante curioso, pues cuando estoy contento, silbo muy fuerte y, obviamente, la gente se queda extrañada. Miro a la gente a la cara pero no la veo; voy embebido en mis cosas, y esa musiquilla en la memoria y en el silbo.
4.- Leo todo lo que cae en mis manos, leo todo, carteles por las calles, folletos y libros, muchos libros. Particularmente leo y compro todos los libros de historia que se me cruzan por la calle. Es más tengo una colección del tipo Celtiberia Show con carteles raros, algunos muy raros.
5.- Finalmente, tengo el hábito o mala costumbre de querer llevarlo todo en la cabeza. Mal hábito de no utilizar las agendas que tengo y que año tras año van acumulándose por los rincones.
16 enero 2006
HAIR
Estarán de acuerdo conmigo en que las mejores películas, programas y series de la televisión (execpto el teletienda, claro) los suelen poner a partir de la hora bruja, incluso ya de madrugada (siempre me lo dice Ana). Series míticas, clásicas, películas antiguas, programas de cine y divulgación cultural apasionantes. Anoche tuve la ocasión de corroborarlo con una película, una opera rock. Se trata de Hair. La verdad es que esa fue una de las bandas sonoras de mi adolescencia de instituto. Ya se que no pega nada y que pudiera parecer trasnochada para la época que me tocó vivir pero así fue. Nos juntamos una pandilla de idealistas, nos gustaba la música de los Doors, Los Beatles, Beach Boys, ELO y demás de los años 60 y 70. Bebimos de todas las fuentes musicales de esa época y de todas las fuentes literarias y doctrinarias que podíamos. Y la verdad, es que nos gustó ese vinilo que tenía por portada un enorme pelucón. Nos reuníamos en un bar y llevábamos nuestro disco, lo ponían. Lo poníamos en reuniones de amigos y ahora se lo turnan dos amigos para tenerlo cada cierto tiempo. Iban desgranándose los temas, con ese sonido "sucio" y entrañable de la aguja del tocadiscos sobre el disco.
Anoche al ver la película de aquellos hippies, intentando cambiar el mundo, reir, llorar, tener problemas y superarlos a base de imaginación, me sonrío recordando nuestras reuniones para discutir, nuestras largas tardes de cafés, nuestro viaje de estudios a Londrés y aquellos años en los que se forjó si no toda, sí una parte importante de nuestra personalidad. Quizás en el fondo no hemos cambiado tanto, y seguimos intentando poner nuestro granito de arena.
Por si acaso, Paz.
14 enero 2006
Telegráficamente, un sábado
Antes de volverme ineficaz he decidido ordenar y archivar todos los papeles que tengo sobre la mesa.Facturas, comunicaciones del banco, ofertas, "chufos" y pequeñas lecturas que guardé porque en algún momento las consideré interesantes y que dejé para otro momento. Al llegar a medio día o por la noche los reviso y los dejo amontonados sobre la mesa. No tengo ánimo muchas veces para ponerme a ordenarlos, me parece un trabajo y gasto de energía innecesario, cansino, pero hoy he dicho que ya basta. A veces pienso que estoy acabando yo solo con todos los árboles del planeta. Además he de hacerlo para ponerme a escribir y leer con un mínimo de orden en ese particular caos que era mi escritorio.
Aparte.StopHoy el cansancio ha convertido una meseta en una montaña, mi sitio era hoy Ocaña, pero me quedé aquí a pasar el fin de semana. Estoy tentado muchas veces de hacer lo que no se espera de mí.
Stop.La luna está llena y por estos lares envuelta en brumosa claridad. Le da un halo misterioso, de mujer morena. Y entre los árboles secos de invierno parece que la ciudad se difumina. Me pregunta una niña si la luna se verá igual de misteriosa en Madrid, o en otro lugar. Igual de llena sí, por lo demás cada uno le pone el misterio que desea.
Stop.Las musas han asomado tímidamente la naricilla por detrás de la puerta entornada, creo que conocen de mis trasnochadas y saben cuando la casa está tranquila para dejarse ver. Las dejaré pasar.
12 enero 2006
A day in a life
En los últimos tiempos he pensado que ese reloj despertador Casio heredero de los años 80 y que todavia funciona, anda demasiado deprisa.Los minutos corren en él como segundos. O quizás sea la sensación de querer aprovechar algún otro segundo en la cama. Hoy me he dedicado dos de sus minutos (que no de los míos, que duran más) a estirarme en la cama. He mirado justo por encima de la mesa sobre la que se pelean los papeles, escritos y facturas hacia la ventana y no he visto luz. Efectivamente era de noche y tengo la sensación de estar despierto como dos horas antes. Empieza el automatismo de mis primeros pasos. Albornoz, camino al baño, ducha, vaso de leche con miel y vestimenta. Me asomo a la avenida y oteo si va a llover o no (el tiempo daba que sí). Por último me voy a lavar los dientes y peinarme. Me he echado un gel anticelulítico en el pelo, confundiéndolo con la gomina. Igual bote, color y lugar, pues ustedes dirán. Por el frescor del gel frío reductor he notado lo que era. No se si fijará o reducirá la cabeza. Jíbara masa gelatinosa.
En la calle, tras los edificios se vislumbra y rasga el cielo el sol. Alguna nube despistada se sonríe de mi. He vuelto a coger el paraguas en el día que no era. La gente me mira raro al pasar. Yo me digo a mi mismo que si no llueve por lo menos es un detalle de estilo, un paraguas negro de gentleman. Lo luzco con aire casi marcial.
Hace frío, pero no me molesta, silbo incluso (creo que siempre silbo por la calle). Los niños acuden al colegio en esquilachado embozo; bufanditas, gorros para sus dispersas cabezas. La mía, relavada y queda con la auténtica gomina va haciendo números, pensando en lo que ha de hacer que no es trabajo. Porque el trabajo es siempre lo mismo, hay que pensar en lo demás.
A estas horas trato de sacar con sacacorchos una idea para un par de folios. Esta noche, otra de insomnio, me batiré a florete con ella para reducirla al plano de papel.
10 enero 2006
Por nada en concreto
Huele a tierra mojada mi cerebro. La lluvia que caía esta tarde en la ciudad creo que ha calado hondo. No me he llevado paraguas al trabajo y tuve que esperar a que escampara. Ha oxigenado el aire de la ciudad y mis propios vientos. La palabra del fin de semana ha sido "fauvismo". Tuve una interesante charla sobre ello el sábado. Llamé a una amiga, historiadora del arte para que, a falta de internet, me diera un rápido resumen. Después, al principio de la semana recordé y busqué lo que era.
Me he marcado un nuevo objetivo para el nuevo año, intentarlo con alguna otra carrera, historia o ciencias políticas. Quizás lo intente.
En fin, escribo para nada en concreto, porque empieza a ser como mi oxigeno, el aire que respiro y las personas a las que quiero, imprescindibles.
04 enero 2006
Un experimento
Puesto que esto es un diario y no cerrado, me gustaría que toda persona que me visitara, deje unas letras con lo que esta pasando o le ha llamado la atención hoy o ahora, del lugar dónde se encuentra, casi en tiempo real. Ahí va el mío.
Esta mañana hace frío por estos lares, la gente se apresura como siempre en estos primeros días del año sin humo. Los repartidores de periódicos gratuitos aguantan la pose como buenamente pueden. Esos periódicos son como salvoconductos entre los distintos tramos de reparto que hay; "si no llevas el que yo reparto no pasas" parecen decir. Por cierto que los grandes almacenes que se adelantan a todo (El Corte Inglés), ese que puso antes la Navidad, también la quita antes. Desmontaba los adornos, quitaba el precioso belén que tenía expuesto y no echa al cartero real de empresa temporal de trabajo porque quedan un par de días para Reyes. ¡Uy! No he escrito la carta. Bueno, lo dejaré a su imaginación... y que sea lo que dios quiera (y nunca mejor dicho).
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