Y no es una condena. Es el tiempo que lleva este blog abierto. Cinco años de letras en las que he intentado que haya de todo (lo mejor posible) y que este blog se convierta en un laboratorio de ideas en el que se fueran volcando, a modo de trazo rápido de pincel, relatos minúsculos, pensamientos y otras muchas cosas que andan perdidos en cuadernos por toda la casa, en post-it o en cuartillas y que, en unas ocasiones llegaron o formaron parte de algún cuento, microrrelato o que, no hubieran llegado a nada, de no haber aparecido en este blog. Cinco años para contar y leer y para conocer miles y miles de cosas de otros blogs (miren si no la columna de mis paseos), palabras que tenían-merecían que ser escritas; para conocer a buenos nuevos escritores que ya han publicado; y para conocer otras sensibilidades, otros temas, a ustedes. Porque sin ustedes, este rinconcito no sería lo mismo. Así pues, gracias. Y nos vamos leyendo.