El mundo daba vueltas en derredor nuestro. Me cogías del talle. Al fondo únicamente, las rastrojeras en el infinito horizonte amarillo, naranja, rojo después. Las notas del acordeón volaban y se perdían; las voces de la gente, los gritos de los niños...y mientras tú y yo dábamos vueltas al son de un regusto de vino, pan y embutido. El vestido de gasa y volantes que mi madre confeccionó para la ocasión, jugueteaba a enredarse en el anillo de tu mano ahora. El polvo del camino de la gente que iba y venía, los plácemes a los padres, largos mostachos, algún que otro borracho; así es la mágia infinitesimal, de un segundo de risas, de un perfume furtivo y pasajero, un color dulcemente grabado, un recuerdo agostado de una tarde, esa en la que envalentonado y rijoso me dijiste por primera y última vez "Te quiero".
29 abril 2009
23 abril 2009
Día del Libro
Miles de páginas, con miles de personajes, miles de letras, sensaciones, sentimientos...disfrutar de otras vidas, de uno mismo, de ratos de silencio, compartir, aprender...el olor a tinta recien impresa de las páginas de un libro nuevo, el viejo olor de uno de lance, los anaqueles llenos, dispersos, caídos, rebosantes de libros...un libro es un amigo, buen y silencioso compañero de viaje y aprendizaje en horas y ratos vacuos por llenar...hoy conmemoramos el día del libro, que ustedes lo lean bien.
Por cierto, que propongo desde aquí hacer una especie de Crossbook. Me explico. Bien a través de comentarios en esta entrada o en sus propios blogs, me gustaría que señalasen un libro que ha marcado un hito en sus vidas; y otro que hayan leído últimamente y que recomendarían vivamente. A ver qué sale.
De momento hay van los míos:
- Cien Años de Soledad (por ejemplo), de Gabriel García Marquez; sobran las razones.
- De lo Bello y de lo Triste, de Yasunari Kawabata. Absolutamente genial.
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21 abril 2009
Estados de Ánimo
Una de las canciones que más me gustan y que me parece "pega" con la primavera, con mi primavera...
01 abril 2009
Poder
Todo ese polvo del desierto que he comido. Todas las quemaduras del sol. Algún que otro mordisco de las alimañas, todo ha merecido la pena por este segundo en el que un sordo zumbido metálico obra el milagro...¡¡ziuuuupppp!!! Un clic como el del ratón del ordenador es suficiente. La bala sale del fino y limpio cañón y con precisión milimétrica va a mechar en plomo el cuerpo del objetivo...¡¡chooooofffsss!! Los pelillos del antebrazo se han encrespado. Ha caído como un muñeco de trapo, como un pelele desvalido. No le conozco, no me ha hecho nada, no es de mi ciudad, no es un encargo...quizá le tocaba, el azar que es la madre de todas las ciencias, de lo divino y de lo humano, que diría mi padre. Recojo mis bártulos de la azotea y a otra cosa, a otra ciudad. La sensación de poder es indescriptible, habrá que repetirlo, en distinto sitio, distinto objetivo...¿quién dice que el crimen perfecto no existe? Lo que nos pierde es la adicción que ese poder produce, o el síndrome de abstinencia...no se, pero estoy dispuesto a comprobar qué es exactamente...
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