Llevo mucho tiempo sin escribir. Por diversas razones, lo he ido dejando, pero no me parece justo abandonar el blog. Creo que de alguna manera me reclama, me interpela para que escriba y no lo haga desaparecer tras dieciséis años acompañándome. También los periodos de sequía se rompen con una primera gota, así que lo intento con esta pequeña participación en la convocatoria de MAG. Gracias por ella.
Llegas a casa. Huele a cocido y está la
televisión encendida. La voz del locutor retumba en toda la cocina. La mesa ya
está puesta, los cubiertos, unos vasos de plástico y los platos con sopa. Has
dejado las llaves sobre la mesa y quitado el volumen. Remueves y mareas un poco
los fideos. No los soplas.
— ¿Qué piensas? — me preguntas.
— En nada— y resoplo un poco sobre la
cuchara cargada.