Ya van 55. Año tras año mostrando idénticas estadísticas que no bajan a pesar de leyes ejemplarizantes en este sentido, a pesar de la enorme labor con escasos medios que llevan a cabo los Centros de la Mujer. Creo que en gran parte es una cuestión de educación, de mucho tiempo. No se educa en inteligencia emocional y social algo que debería ser asignatura obligatoria en los primeros años; no hay empatía con los casos de asesinadas o maltratadas...no se educa en la resolución de conflictos emocionales de manera racional. Y me da la impresión de que nos estamos acostumbrando a las cifras, a que no baje el número de asesinadas y maltratadas; ha pasado a ser una noticia más, con el mismo tratamiento informativo que la crisis económica o el volcán de El Hierro. Para informar así, mejor que no lo hagan porque se consigue una nula eficacia ejemplarizante y sí un indeseable efecto "publicitario". Y de la costumbre se pasa al relajamiento y a una cierta aceptación social, un guetto del que se habla pero que parece quedarnos muy lejano como para que nos roce y nos deba afectar. Y para colmo donde antes había ministerio de igualdad, los recortes y la crisis se han llevado muchos de los medios que había para intentar paliar esta lacra, y hay promesas de más recortes. Esperemos que no nos den la razón las estadísticas...que como siempre solo son números...
25 noviembre 2011
08 noviembre 2011
El Pan Bueno
El abuelo se murió sin querer, con una de esas muertes de domingo; todo el mundo volviendo de la playa, de puente o de fin de semana y él que decidió irse. No podemos decir que fue algo inesperado porque a sus noventa y seis años y con todos los achaques que tenía, ya hacía tiempo que venía dando algún que otro susto, pero no en los últimos tiempos. Había vuelto a retomar sus viejas rutinas: por las noches se dedicaba a pasear casi sonámbulo; por las mañanas espantaba a las palomas que anidaban cerca de su balcón; había vuelto a leer con asiduidad y a creerse casi todo lo que leía y a no interesarle nada de lo que echaran por la tele. En realidad, no le importaba casi nada de lo que pasara fuera de su casa, de su mundo. De vez en cuando se ponía el futbol en los grandes eventos (mundiales, copas de europa, etc...) y era por lo bonito que hacían las combinaciones de colores: pocas cosas había más vistosas que un Brasil-Francia, por ejemplo, en alta definición de esa. También había vuelto a fumar. Bueno, en realidad eso no era una de sus rutinas, pues había comenzado a fumar en pipa, sin motivo alguno, a los ochenta y nueve.
Desde aquella tarde comencé a verlo de cuando en cuando. Al principio me parecía que estaba detrás mío en el espejo mientras me afeitaba medio a oscuras por las mañanas. Serio pero tranquilo. Alguna vez como una sombra que pasaba junto a mi por la calle, o "volando" por casa. Claro está, esto no se lo he contado a nadie, porque nadie me creería, pero es cierto, muy cierto, que como espíritu libre que fue, revolotea ahora en derredor mío, aunque no se bien por qué. Tampoco es que me importe mucho, aunque tengo a buen seguro que no será para nada malo, pues como decía la abuela, "era más bueno que el pan bueno", valga la redundancia, abuela.
Desde aquella tarde comencé a verlo de cuando en cuando. Al principio me parecía que estaba detrás mío en el espejo mientras me afeitaba medio a oscuras por las mañanas. Serio pero tranquilo. Alguna vez como una sombra que pasaba junto a mi por la calle, o "volando" por casa. Claro está, esto no se lo he contado a nadie, porque nadie me creería, pero es cierto, muy cierto, que como espíritu libre que fue, revolotea ahora en derredor mío, aunque no se bien por qué. Tampoco es que me importe mucho, aunque tengo a buen seguro que no será para nada malo, pues como decía la abuela, "era más bueno que el pan bueno", valga la redundancia, abuela.
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