Termina el carnaval, en martes, un día de la semana que no dice nada, ni es el primero, ni está en medio, pasa inadvertido entre la multitud de los días. Termina la gran mascarada del año. Vuelven a los viejos desvanes y guardarropas los disfraces que nos han convertido en otros durante un tiempo. Tras las máscaras ocultamos los defectos, tras los disfraces, por un tiempo ese bufo acontecer de nuestros días. Tras ese solaz pagano de unos días, el recogimiento ceniciento que mañana mismo empieza.
Como hiciera Valle Inclán reivindico, el esperpento, lo bufo, lo grotesco, lo tragicómico, de la vida, de nuestros días y época, el Martes de Carnaval.
4 comentarios:
Pues que no acabe, ni en martes ni en sábado, ni en domingo, el día elegido para que acaba siempre todo, que siga la fiesta!
Un abrazo,
Jeje, claro amigo, no esperaba otra cosa con el nombre que carga. Qué menos...
Abrazos.
me encanta cierta irreverencia y ser iconoclasta...en eso me gustaría ser original...
gran libro Martes de Carnaval....grande Valle Inclán...
Gracias por sus visitas
Yo reivindico que sea carnaval por lo menos dos veces al año. Es, curiosamente, cuando menos hipocresía encuentra una.
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