Mi madre siempre tuvo las
cosas claras. Las de aquí, del mucho más acá; y las de allá, las de una
dimensión desconocida de la que nunca hablaba pero que yo creía intuir por lo que a veces ocurría. Yo siempre he pensado que la puerta a
esa dimensión desconocida se encontraba en el armario de abajo junto al frigo. El
de las sartenes. Creo que mi madre pasaba por él cuando estaba harta, muy harta de su vida y de la nuestra y decía aquello de me voy
a ir y me voy a perder del mapa. Y yo de muy pequeño que me la imaginaba cayéndose Canarias abajo.
Pero realmente la perdíamos de vista una o dos horas y ni mi padre ni nosotros
sabíamos dónde se metía en este tiempo-espacio. Porque salir, salir, lo que se
dice salir por la puerta normal, la de siempre, no lo hacía. Yo creo que quizá
abría esa puerta con la excusa de guardar algo y se escabullía entre las
sartenes tras una gran luz que la cambiaba de dimensión. Y luego otra gran
llamarada dentro del armario nos la devolvía. Lo cierto es que yo, por más que
abría y cerraba la puerta de abajo a la izquierda del frigo, no lograba pasar a
dimensión otra alguna, ni encontraba luz cegadora ni nada. Bueno, serán cosas
de padres, como eso de desayunar café con lo bueno que está el Cola-Cao.
Mucho más en la casa de Yessy Kan
Mucho más en la casa de Yessy Kan
14 comentarios:
Tal vez conocía una clave secreta.
Que bien planteado el relato.
Creo que todas las madres/padres tenemos o queremos esa puerta a esa dimensión. Queremos por unos momentos estar tranquilo, ya que a veces lo necesitamos.
Pero bueno por si acaso veré donde tu dices, a ver si encuentro mi puerta.
Un abrazo
Me encantó tu relato e imaginar que se pueda tener a mano una puerta de esas!
=)
A veces los padres tienen recursos insospechados... Por más que uno intente averiguar e indagar sus trucos siento que nunca revelaremos sus misterios.
Buen relato!
Un beso!
Qué bueno! Me encanta el enfoque que le has dado, visto con los ojos del niño que no entiende lo que pasa pero lo asume con naturalidad.
No sé si ya has leído a Quim Monzó pero me has recordado su estilo!
Besos
Tu relato tiene tiene el don de la magia, muy bien combinado con lo cotidiano, el mundo de la cocina, las sartenes, las madres que llegamos aun punto límite... Y sí, seguro que algún umbral mágico pasamos, pero en lo personal, no lo pienso divulgar, no sea cosa que nos vayan a buscar. Me encantó Max! Una preciosa y bien contada historia!
Besos!
Gaby*
Un relato mágico, con una desaparición misteriosa que solamente su protagonista logra. Cosas de las mamás cuando estamos cansadas, tal vez esa puerta lleve a una isla desierta donde poder descansar y volver con las energías renovadas.
Un beso.
Una dimensión desconcida que solamente tu madre podia disfrutar. Me encantó la narració en especial: “se escabullía entre las sartenes tras una gran luz que la cambiaba de dimensión” muy original imaginación.
Besos y gracias por acompañarme.
Que ternura de relato...sobre todo porque se que existe esa puerta en mas de una cocina por donde escaparse cuando el dia a dia nos es adverso.
Un beso
Me ha encantado tu relato y me he visto reflejada diciendo esas palabras de: Me voy a ir y entonces me vais a echar de menos jajaja. Disfruté como una enana leyéndote. Un Beso
Esa dimensión que proporciona el necesario aislamiento ante situaciones de hartazgo, de ansiedad, de desazón, creo que todos en algún momento hemos recurrido a ella. Me ha parecido genial tu relato.
Un abrazo.
Son cosas de mayores, ya te lo digo, y sobre todo de madres, jejeje, una se pierde con suerte ese par de horitas, y luego vuelve nueva del todo. Me gustó mucho tu relato.
Besos.
Creo que tu madre les debe haber una gran jugada y bien que los ha dejado con la intriga y sin respuesta. Muy lindo relato de realidad y ficción amigo Max. Un gusto por leerte.
Muchas gracias a todos por sus visitas...en la medida de lo posible intentaré ir pasándome por sus casas...
Besos y abrazos
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