08 octubre 2020

Este Jueves, Relato: Niebla

 Este jueves nos invita Cecy en su blog a hablar sobre, con, por, en, entre...la niebla. Por ahí va, mi aportación. 



Aquella mañana salieron todos de la casa y apenas se veía. Una espesa niebla lo cubría todo. Las farolas seguían encendidas pero su luz era poco más que una mancha naranja. Se suponía que los niños iban al colegio a esa hora, pero todo estaba en silencio y vacío en el pueblo.

Por la carretera no se veía ningún coche, ni al lado, ni delante, ni detrás. Será la niebla, sonrío mamá. Y es que no veía nada de nada. Los faros del coche alumbraban un pequeño trozo de carretera.

Como todas las mañanas, mamá dejó a Javier y a papá en el sendero que llevaba al colegio. Javier, cogió la mochila y miró extrañado.

   Papá, no está el colegio. — dijo. — ¿Qué haremos si no está el colegio?   

   ¡Cómo no va a estar el colegio! ¡Anda, camina que llegamos tarde!— refunfuñó papá. — Es la niebla.

Pero iban avanzando y el colegio seguía sin aparecer tras la niebla. Tampoco se veía el polideportivo ni la piscina cubierta en la que solían nadar los alumnos de ESO.

Llegaron donde tenía que estar la puerta del colegio, y efectivamente no estaba. Ni profesores, ni niños alborotando en la entrada, en los pasillos o apresurándose porque llegaban tarde. Nada. Y en ese punto ni siquiera la niebla.

   ¿Qué hacemos? — Y se miró en mi gesto de incredulidad.

   Pues nos vamos a casa. — Dije. Él sonrió.

Olíamos a mojado. Sonaban los ruedines de la mochila sobre el pavimento. En algunos sitios podíamos ir pegados a la pared, pero en otros no sabíamos. Cogimos la avenida del parque que desembocaba en la plaza, luego, giramos a la derecha, tras otra rotonda llegaríamos a casa. O eso creíamos. Debimos seguir más la avenida o girar en un lugar que no era el correcto porque ese camino no llevaba a casa. Allí no estaba nuestro edificio. Seguimos andando entre la niebla. —Me canso, me dijo. — ¿Dónde estamos? ¿Cuánto queda?

—Ya llegamos. —Pero no lo sabía. Miré el móvil. Uno por ciento de batería. Miré el tiempo. Mañana también tendríamos niebla.     

 

 

 


17 comentarios:

Myriam dijo...

Qué difícil conducir en la niebla con 0 visibilidad. En algunos países se aconseja no hacerlo. Te iba leyendo y me imaginaba que la madre los dejó en otro lugar (no sé como pudo orientarse en la niebla) por lo menos el chico está con el padre, no a solo. Un relato angustiante el tuyo. Bien narrado.

Abrazos

Cecy dijo...

No encontrar el colegio en cierto punto era un día de suerte, pero con esa niebla que relatas... ¡¡Dios mío!! ya no me pareció tan divertido para el niño, llegar a la casa otra travesía, espero que el pronostico se haya equivocado, y puedan regresar.

Gracias por sumarte Max!!

Un abrazo, dulces sueños :)

Ginebra Blonde dijo...

Produce desasosiego… Como si hubiesen entrado en un círculo sumido en la niebla y del que no pudieran salir...
Me ha recordado esa pesadilla que corres y corres y no te mueves del sitio…

Muy bueno, Max.
Un placer leerte…

Abrazos, y feliz noche.

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Ideal situación para ponerse nervioso dejándose llevar por ideas locas que aparecen con el miedo. Y si se teletransportaron hacia otra dimensión? Jeje muy original tu historia. Un abrazo Max

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Sospecho que la niebla está borrando el lugar, la escuela, los edificios, la casa de los personajes.
Bien contado.

M dijo...

Hola Max, madre mía qué congoja he tenido mientras leía, el padre convencido de que el colegio estaba y yo pensando con el niño, que no iba a estar y efectivamente... Es como si hubieran entrado sin querer en otro mundo... Me ha recordado un poco a la serie Dark :)
Un saludo y te sigo.

Recomenzar dijo...

Te he leído y me ha encantado tiene magia tu entrada
He leído otros textos
todos bellos
todos junto
s brindo por Uds

Maite Sánchez-volarela dijo...

Muy buen relato. Inquietante como una pesadilla.
Me gusta el ritmo ágil que tiene.
Enhorabuena.
Un saludo

Campirela_ dijo...

La niebla es como que borra lo que existe y nos deja en medio de la incertidumbre. Desde luego debe ser terrible que en un banco de neiba nos perdamos, es una angustia indeseable. Me gustó el planteamiento.
Un saludo

ɱağ dijo...

Da para todo un relato de misterio o de terror, Max. Es como si la niebla llevara una magia pero oscura, de la mala, como una maldición a través de la cual todo lo que toca, se disipa, menos ella misma que se encrudece.
Me ha maravillado y te juro que me ha provocado una sensación agónica eso de saber que no van a llegar a casa. Espero que no se separen.
Un beso.

MOLÍ DEL CANYER dijo...

Jolines es como irse adentrando en la nada, me he quedado con el corazón en un puño...muy bueno, besos.

Tracy dijo...

Qué horror!, me ha dado pánico ponerme en el cuerpo de esas criaturas, la ansiedad de ver que no hay nada de lo que esperabas encontrarte y en su lugar sólo existe la niebla.

Montserrat Sala dijo...

He encontrado tu versión de la niebla; un ralato muy bello y muy bien redactado pero me ha producido una ansiedad inenarrable. es un placer leerte,amigo mio!!!

María dijo...

Inquietante relato de misterio muy bien narrado, Max, me ha encantado.

Besos.

Albada Dos dijo...

Parece una pesadilla, pero es que uno se pierde de verdad más de una vez entre la niebla.

Bien narrado. Un abrazo

Gabiliante dijo...

La niebla lo tapa todo y los demás niños deambulan en la misma situación. Y el terror culmina, no con la ausencia de casa, sino con el 1% de batería.
Bien contada y buena tensión.
Abrazo, Max

Relatos, ideas, libros y reflexiones dijo...

Que angustia... Fantástico
Un saludo