De repente ella, levantó la cabeza y le preguntó:
- Y tu, cuando mañana mismo ya no estés saliendo conmigo, ¿a quién le contarás todas tus confidencias y secretos?.
- A nadie.- respondió él.Desde ese momento supo que su relación con ella había pasado para siempre, se cerraba la puerta para volver de ningún modo, ni como aquel inane amigo de tres o cuatro cafés al año.
Sus secretos irían con él a la tumba, todos los maravillosos y los menos maravillosos.
Apaga el cigarrillo y la vió alejarse calle abajo, ya era una desconocida y él apenas se había dado cuenta de ello.
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